Too green to live Relaxed

10.- Raíz neófita

Las pupilas responden correctamente a la luz, retomando el ritmo de respiración y centrando su mirada nuevamente para recuperar la conciencia, la muchacha ha despertado de su síncope. Pero su cabeza no para de dar vueltas, desea una paz auditiva...

—SKRT-T-T-T-T-T.—Suena bulliciosamente un taladreo luego le un fuerte chispazo.

—¡Ágata!, lo menos que queremos es bullicio.—Regaña una enfermera Calcita a una mecánica del pueblo que arreglaba los focos de la sala, pero acaba estallar un par.

—¡Ay! Lo siento, se me habían empañado los lentes. Voy a devolverte estas pieza luego, ¿Me prestas este monitor que te sobra? Gracias.—Comenta Ágata tomando su maleta de herramientas y las piezas del foco roto para ponerse en la esquina de la sala a seguir su trabajo.

Mientras, la única bombilla buena que quedó aumenta la temperatura sobre el cuerpo recostado de la chica sobre la camilla, haciendo que libere un poco de sudor. Disponiéndose a quitar su largo chaleco a la clara vista de su enfermera Calcita.

—Moretones por porrazos, una raspadura en tú cabeza y muchos rasguños...hmm... Poc-cas veces he atendido delic-cadas pieles estos últimos años. Tomaré una muestra de sangre para saber si has estado bien alimentada o si esos rasguños filtraron algo dentro. Te traeré un pudín de lodo sí deseas para controlar tú hambre. Bueno creo que era así el protocolo, ya que casi nunca hago esto. Ahora siempre he tratado con las piedras desde que tú raza volvió a su hogar. Tus padres venían seguido aquí, solo que con algunos huesos rotos- .—Cuenta una Calcita a Cybille mientras que va de a poco desabrochando la larga chaqueta de la paciente mientras hablan y pide a su asistente que prepare un poco de pudín. Calcita se pone nerviosa al agregar frases sobre los padres, ya que cree que sería de incomodidad, pero a la vez quiere crear un ambiente de curiosidad por saber más sobre ellos.

—Estoy asustada, ¿Y si en realidad mis padres me abandonaron? Digo, habrán tenido sus razones supongo, pero ¿Dónde estarán? Todos hablan como rascando esperanzas y no de algo que de verdad estén seguros.—Exalta Cybille confusa y con un poco de soberbia al mencionar que todos suponen cosas de las que nada es seguro, mientras habla lento y mareada.

—Ay, no te exaltes tanto por favor, voy a vendarte un poco tu c-cabeza... tienes un pequeño derrame. Mojaré otro par de paños para sec-car tus rasguños también—Explica Calcita a la muchacha para que su fisura y daños no se agraven. 

—Fue la emoción con las que te esperaban tus padres, ninguno de nosotros tiene duda de que fuiste abandonada. Además, nadie ni nada tiene una verdad concreta Cybille, siempre debemos actuar con cautela, y esperar a que algo ocurra con expectativas, así verás un mundo mejor.—Apela Salitre siguiendo la conversación de Cybille por haber vivido por sí mismo ambas cosas.

Esperando a que se apacigüe un poco la charla. Calcita baja el cuello del chaleco para toparse con uno de sus grandes temores...

—Eso...es una gran...herida... ¿Estuviste en algún centro de... suplicio alguna vez? ¿Vendrás de la...hmm... esclavitud Turbina? o...¿V-vienes de la f-fragua Vickauto? No podría creer que te hicieran algo así, una chic-ca tan bella... ¿Por ser la legitima de Pistilo?, quizá... Y encima toda malherida a las afueras de la ciudad. ¿Fuiste amenazada?—Comenta Calcita con pudor al mencionar sobre "Vickauto" por encima de sus dolores. Mientras le quita el chaleco por completo mientras le coloca una floreada bata blanca en su reemplazo.

—¿Qué? No... Esta herida me la hice con una serpiente y en la cabeza, no sé, no me tocó un sendero ligero llegando acá. Arde un poco, pero...¿No lo habían visto antes? Es alucinante como hay formas de vida que llegan a sacrificarse por salvar su hogar, simplemente es algo que demuestra tanta fidelidad, y me encanta. Quisiera seguir aprendiendo sobre todo.—Acota Cybille muy emocionada, mientras recibe su postre energético de pudín. Cambiando de manera repentina ambas ideas en su cabeza, sumado de un fuerte dolor de cabeza. Costándole un poco razonar. Donde los demás piensan que de cierta manera está delirando.