5.-Valentía inundada

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Descender a ciegas todo el monte Yuhui de seguro fue una verdadera tortura. Los reyes siguiendo el paso, sienten dejar el húmedo suelo de la colina y pasan a sentir una superficie más fría y rígida, eran los suelos metálicos del establecimiento Turbina.

-Reino Turbina-


Se divide el gran pelotón que traía a los reyes, quedando sólo con cuatro soldados élite a la vigilancia de los prisioneros, un Macizo, un Tuerto, un Fuentes, y un tal Canales. Entretanto el otro resto de la patrulla se devolvió al reino Pistilo para controlar y traer a las masas de Pistilences con el propósito de que todos se dirijan hacia su aniquilación en las tierras azules.

Con mucho sigilo, los cuatro reclutas junto a sus presos pasan desapercibidos por la entrada de la ciudad y se meten en arterias escondidas del reino para así no llamar tanto la atención con sus destacables rehenes. Para luego subir por una gran torre que conecta con la mensajería de Edán, donde atiende las inquietudes de los habitantes; pero que en este caso recibirá algo más interesante que una simple queja.

Mientras avanzan a paso largo por las escaleras, los soldados están desconcertados por el actuar de que los reyes, les sorprende que estos no demuestren expresiones al respecto. Al llegar a la parte alta, el Macizo ya harto del silencio incómodo, levanta su musculosa mano y le da un golpe en la nuca del casco de ambos reyes, provocando que particularmente el casco de Celio comience a gotear por la base con mucha frecuencia, desencadenando un colme de paciencia por parte del Macizo y este último con mucha ira toma el cuello de Celio y lo coloca contra la pared.

 —¡Vas a dejar de gotear! Este truco ya lo he visto antes. ¡O lo que goteará después será tu maldita sangre que correrá por mi puño!—Dice el Macizo muy temperamental.

Celio gotea con más frecuencia, y a esto le suma un gemido de ahogo.

—No, no te desquites con él. Sin haberme llamado antes.—Manifiesta Canales haciendo una broma. Que al Macizo no le hace mucha gracia, y le responde dándole una dura cachetada.

—Nos encargaron una tarea que hacer y es llevar intactos a este par de insectos al Rey.—Reprocha Fuentes con mucha irritación.

—Sus trabajos son escoltarme por si los necesitara, Já,  aunque mucho ayuda el que poco estorba. Entre ustedes soy el encargado de la misión, y por supuesto el de mayor rango. No intenten llevarme la contraria, ustedes están para seguir mis ordenes, no darlas. Tengo todo el derecho de hacérselos entender a golpes.—Exalta el Grandulón muy presumido pero lamentablemente nadie le presta atención.

Igualmente el Grandulón procede a desatar el casco de Celio con repugnancia, ya que si llegaba a incumplir una misión encargada por Edán, este perdería el honor y la confianza que le tiene a su potencial soldado. El casco comienza a aflojarse desde el cuello del rey Pistilo, por lo que de un movimiento fugaz, se agacha para luego tomar impulso y saltar, dando al Macizo un vigoroso cabezazo en su rostro.

El cabello húmedo de Celio secretó una enzima que al chocar con el gigante lo dejó con ceguera, ardor; y un muy mal humor.

 El Corpulento lanza un aullido desatando toda su ira, disponiéndose a responderle con una cornada al rey Pistilo, a lo que Celio responde rápido saltando sobre la espalda del Grandulón y con la misma fuerza del salto, lo logra arrojar hacia el otro par de soldados, provocando que este trío atravesara la pared de la gran torre, cayendo con gran estruendo.

—¡¿Que está sucediendo?!—Interpela Celya en gárgaras mientras se pone en posición de combate.

—¡Es el destino dándonos una segunda oportunidad!—Implora Celio mientras se reúne con su esposa.

Too green to live RelaxedWhere stories live. Discover now