Capítulo 32

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Capítulo 32

❈── ∗ ⋅Zeth⋅ ∗ ──❈

        No creo haber dormido en toda la noche. Las palabras que Deep me dijo ayer dan vueltas en mi cabeza sin parar. Hubo mucho en lo que pensé anoche, y, definitivamente, he tomado una decisión, ya llegará el momento de hacérsela saber.

         Por ahora, necesito enfocarme en una cosa a la vez.

          Hay algo más que tuvo mi mente ocupada.

          Hace unos cuantos años atrás, al poco tiempo de haber comenzado a trabajar con Brice, rescaté en un trabajo a una chica. Ella se convirtió en mi mano derecha, mi compañera y, de cierto modo, mi amiga.

           Sé que fue una de las personas que más lastimé al irme, sobre todo, porque nunca me despedí, ni le di explicaciones.

            Ahora, está por llegar y debo hablar con ella, tengo que disculparme y esperar a que ella me perdone. Esto es parte de esa redención que intento alcanzar para seguir con este manojo de caos al que llamo vida.

            Me encuentro afuera de la casa, recostado del tronco de un árbol, Nina me dijo que ya estaban de camino, así que preferí esperar aquí, quiero abordar esto sin demoras.

           Escucho a lo lejos el portón abrirse, la graba cruje con el paso del auto por la vía. Se estacionan frente a la casa y el motor se apaga. La puerta de atrás se abre y una chica se baja, es delgada, de cabello largo, liso, color caramelo, es Vanesa, la hermana de Harmony; junto con ella sale una niña de unos 6 o 7 años, tiene el cabello castaño oscuro, liso y tez clara, es la hija de Mishaal, si no me equivoco su nombre es Naiara.

           Ambas esperan a que Nina se baje; esta sale del asiento del piloto y camina delante de ellas guiándolas, mira de reojo en mi dirección y asiente hacia mí, le regreso el gesto y las veo entrar a la casa.

           Entonces, regreso mi atención al auto, la puerta del copiloto se abre, ella no se baja de inmediato, pasan unos segundos y entonces lo hace. Cleo se endereza despacio, trae un suéter gris y short de jean corto, su cabello rizado está suelto.

           Arroja la puerta y da un par de pasos hacia la casa, allí es cuando sus ojos se cruzan conmigo. Suspira y avanza despacio hacia mí.

            —¿Cómo siguen tus huesos? —le pregunto desde mi lugar.

           Pone la mano sobre sus costillas. —Nina dice que estoy bien, pero a un duele respirar —dice.

           Asiento. —Al menos tu rostro ya es reconocible.

          Sonríe un poco. —Así es... —mira por un momento al suelo, inhala y exhala.

         —Cleo...

          —Sabes... —me interrumpe—, venía preparada para golpearte el rostro —sube sus ojos grandes y oscuros de regreso a mí—, pero, ahora que te veo me doy cuenta de que toda esta ira que siento por ti termina siendo porque te he extrañado —admite—, así que ya no sé como reaccionar, además, creo que ya te han golpeado por todos, según escuché —sonríe—, creo que has sufrido suficiente estos meses.

           Alzo ambas cejas y niego, ella sigue siendo tan fresca, divertida y amable como siempre, y eso es lo mejor que tiene, que no importa el infierno que viva, no pierde quien es.

          —Lo lamento, Cleo, no sé si sea suficiente, pero lo lamento —le digo con la mayor sinceridad que puedo.

           Ella me mira por una eternidad y frunce sus labios. —No es suficiente, pero, es un buen inicio, además una vez más te debo mi vida, así que gracias por lo que hiciste con Magda, fue un gran riesgo.

#4 DeepnessWhere stories live. Discover now