Omaha Bad Boy. -Nate Maloley-

10.

n/a; tuve que borrar este cap, y volverlo a subir ya que no se subió completo, perdonenme chicas.

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Puto lunes, puta vida. Gruñí mientras golpeaba mi frente contra la almohada varias veces. Me levanté y caminé hasta el baño. Ya era lunes, tenía clases. Ayer, domingo; me la pase con Josh, Mark y Nate jugando xbox en la sala. Azul había salido con Sammy y no quería molestarla.

Hice mis necesidades y tomé una rápida ducha.

Salí envuelta en una toalla y me sequé bien. Me puse la ropa interior y tomé mi celular.

Daddy Sk(n)ate: Pasaré por ti en 20 xx.

Bloqueé el celular y lo dejé sobre mi cama. Tomé un sueter blanco tejido, unos jeans negros y unas zapatillas negras. Me vestí y tomé mi mochila. Me maquillé un poco, y me hice un chongo. Salí de mi habitación y bajé las escaleras.

-¿Ya te vas? -escuchamos la bocina de un auto. -creo que eso es un si.

-Exacto, adiós Josh. -salí de casa y caminé hasta la camioneta de Nate.

Apreté la correa de mi mochila fuerte. Suspiré y entré a esta.

-Buenos días, preciosa. -sonreí.

-Buenos días, Skate. -él me sonrió de vuelta.

-¿Como haz amanecido? -preguntó con la mirada al frente.

-Uhm, ahí... -hice una mueca con mis labios. - ¿y tú como haz amanecido? -pregunté.

-Bien, y... ¿por que amaneciste "ahí"? -preguntó haciendo comillas con una de sus manos.

-Es lunes, es obvio. -rodeé los ojos.

-¿Nos haz hablado con Azul? -negué.

-No desde ayer, no quería interrumpirla con Sammy. -reí. -esos dos se traen algo, lo sé.

-Si, tienen algo. -Nate rió.

-¿Como lo sabes? -arqueé una ceja.

-Sammy es mi mejor amigo, me dice todo. -se encogió de honbros.

-Ah...

-Llegamos. -Nate aparcó y apagó el motor.

Bajamos de la camioneta y caminamos hacia la entrada.

-Oye, Nate. -lo llamé.

-Dime, preciosa. -él se volteó.

-¿Hoy en la tarde me acompañarías a comprar un auto? -mordí mi labio nerviosa. Sus cejas se dispararon hacia arriba.

-¿Vas a comprar un auto? -enarcó una ceja. Asentí.

-Tengo los ahorros de mi vida, me alcanza para comprar una de esas. -apunté su camioneta.

-¿Negra? -sonrió. ¡Malditos y sensuales hoyuelos!

-Uhm... puede ser, pero creo que una blanca. -sonreí.

-Vale, a la salida vamos preciosa. -asentí.

-Me voy, tengo clases. -besé su mejilla y corrí por el pasillo.

-¡Te quiero preciosa! -escuché su grito de lejos. Sonreí para mí misma.

Dijo que me quería.

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-La mataré, juro que la mataré. -susurré mirando mi celular.

Azul no había asistido, al igual que Sammy. Me mandó un mensaje a mitad de mi segunda clase.