56.

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◎Diana's Pov.

Conecté mis audífonos a mi celular, dandole play a la canción. Una canción de Madonna, para ser más específica, Bitch, I'm Madonna. Empecé a tararear esta, mientras bajaba las escaleras.

Caminé hasta la cocina. Abrí el refrigerador, y de esta saqué un RedBull, y un empaque de galletas.

Destapé ambos, y empecé a comer de las galletas. Salí de la cocina, y caminé hacia la puerta. Salí de casa, cerrando la puerta con llave.

Miré a todos lados. Que raro que no había casi gente, por el vecindario. No le tomé importancia, y caminé hasta mi auto. Me adentré a este para luego prender el motor.

Salí de allí, tendría que buscar unas cosas, antes de ir al trabajo. Mi celular sonó, así que desconecté mis audífonos, y puse música en el radio.

Un mensaje, bien.

Empalidecí un poco, número desconocido. Tragé saliva, y abrí este.

Número desconocido: te ves tan malditamente bien en tu uniforme.

Número desconocido: -imágen adjunta-

Era una foto mía, saliendo de casa con el empaque de galletas en mano, y mi lata de RedBull.

Miré por el retrovisor, ningún auto venía detrás de mi. O, al menos, eso era lo que yo creería.

Tiré mi celular en el asiento del coopiloto.

-¿Que mierdas está pasando ultimamente? -murmuré, aunque estuviera sola, en mi auto.

Mordí mi labio nerviosa. Volví a mirar el retrovisor, ningún auto estaba detrás.

Aceleré, aunque no hubiera nadie. En unos instantes ya estaba aparcando en el estacionamiento. Me tomé el contenido de la lata en un sorbo, y me bajé del auto.

Al menos el contenido de aquella lata me mantenía despierta y alerta.

Caminé comiendo las galletas, hasta estar ya dentro del gran centro comercial. Trabajaría, e iría luego a casa de Azul para buscar un informe de Física que pedí que guardara por mi.

Entré a la tienda, y saludé a todas, como acostumbraba hacerlo. Me acerqué a la caja, osea, a mi puesto.

Había un gran ramo de flores, en un jarrón de vidrio. Miré a Hill con una sonrisa.

-Vaya Hill, ¿quién es tu admirador? -alcé mis cejas, divertida.

-Te equivocas. -le miré extrañada. -son para ti.

Me extraño aquello.

-¿No tenía remitente? -pregunté. Ella negó.

-Solo esa nota. -apuntó una pequeña nota sobre las flores. Eran claveles.

Mi corazón empezó a latir a mil por hora. Eran del anónimo.

“Espero que te gusten las flores.     -x. ”

Se veía claramente que no eran de Nate, sino que eran de aquel anónimo. ¿Cómo lo sé? Así no es la letra de mi chico, y Nate me habría dado una indirecta, sobre la existencia de estas flores.

Tomé aquel jarrón, y con toda mi furia, lo tiré en el cesto de basura.

Todas pegaron un chillido, en cuanto se escuchó el estruendoso sónido del cristal romperse dentro del cesto.

-¿¡Acaso estás demente!? -exclamó Hill, algo estupefacta. - ¡Yo estuviera perdidamente enamorada de aquel gesto!

Oh Hill... dulce e inocente Hill.

-Hill, si tan solo supieras... -murmuré, y le miré a los ojos. -estarías muerta del miedo.

Ella frunció el ceño.

Ella no sabía nada de aquello.

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-¡Hola cariño! -exclamó mi padre, al yo dejar mis llaves en la sala. -¿que tal el trabajo?

Le miré, regalandole una sonrisa cansada.

-Todo bien, papá. -asentí, mientras él me escaneaba.

Sé que se ha dado cuenta que le he mentido. Estaba bien en el trabajo, bueno... más o menos, por aquello que había pasado temprano. Pero, mi vida era un total desastre últimamente, desde la llegada de aquel mensaje.

-¿Estás segura? -preguntó, y asentí.

-Segura. -sujeté bien la correa de mi mochila. -iré a dormir un poco, estoy algo cansada.

Luego de haber ido al trabajo, busqué el informe de Física, y estaba de vuelta en casa.

-Anda cariño. -acomodó sus lentes, mientras seguí leyendo el libro que tenía en sus manos.

Tomé mi celular de mi bolsillo trasero, y le escribí a Nate, dandole a saber que ya estaba en casa sana y salva.

Subí las escaleras perezosamente, y entré a mi cuarto. Estaba todo oscuro, eso era bueno en estos momentos.

Dejé mi mochila en el suelo, y me quité toda la ropa, quedando solo en ropa interior, dejandola en una silla que tenía allí. Me acosté en mi cama, cerrando los ojos para disponerme a dormir una merecida siesta.

◈ ◈ ◈ ◈ ◈ ◈

Miré aquella silueta, completamente negra. Pero estaba segura, era un chico.

Y esa figura se me hacia tan malditamente familiar. Se acercó a mi, con una sonrisa burlona.

Traté de hablar, pero tan solo, algo me lo impedía.

Sentí algo filoso y frío pasar por mis piernas desnudas, y respingé.

Luego, pasó aquello por todo mi cuerpo, en medio de mi abdomen, y luego pasando mis senos hasta mi garganta. Lo pasó por mis labios, y luego me apuntó con aquel objeto.

Era una daga negra.

-Iré por ti, Diana.

◈ ◈ ◈ ◈ ◈ ◈

Me levanté de golpe, estaba toda sudada, aunque hiciera un frío horrible en mi habitación.

¿Acaso ese era el anónimo?

¿Era una señal?

Mi celular estaba prendido, era la única luz en toda la oscuridad de mi habitación.  Tomé esta, y abrí los mensajes.

Número desconocido: dios, demosle gracias a tus padres por esos genes. No quería despertarte, tienes un sueño muy pesado bebé

Número desconocido: -imágen adjunta-

Oh mierda.

No, no, no.

Él estuvo aquí, estuvo en mi casa, en mi habitación. Estuvo a mi lado.

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JELOU

¿Quién creen que sea el anónimo? jé.

EL CAPÍTULO ES POR SALOMÉ Y PORQUE LLEGAMOS A LOS 100K AHHHHHHHHHHHH NO PUEDOBKKNDKAJDOAJ

LAS AMOOOOOOOO Y GRACIAS POR TODOOOOOOOO❤❤❤❤❤❤❤❤❤

CHAO.

LA DIVAZA SE VA,  PPPPAAAAZZZZ

Omaha Bad Boy.   -Nate Maloley-Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ