Omaha Bad Boy. -Nate Maloley-

51.

◎Diana's Pov.

Tiré mi abrigo y mi cartera con toda la ira posible. Suspiré tapando mis ojos.

-Diana...

-Nos escoltaron, Nate. ¡Nos malditamente escoltaron del Coachella! -grité. Él revoleó los ojos.

-¿Y? volveremos mañana igual. -me volteé, hecha una furia.

-¿¡Y!? ¿¡Eso es lo que dirás!? -grité. - ¿¡Y!? -hice comillas con mis dedos.

-Si, diré "y". -copió mi acción acompañado de una linda revoleada de ojos.

Chillé, exasperada. Me quité los zapatos y los tiré en el closet con toda mi fuerza.

-Calma, tigresa. -me volteé a mirarlo, entrecerrando los ojos y apuntandolo con mi dedo índice.

-No me digas que me calme. -gruñí entre dientes.

-Amo cuando te pones así. -sonrió de lado.

-Eso no funciona conmigo, Nathan. -él se fué acercando a mi con una sonrisa. -seguiré molesta igual.

-Oh vamos preciosa, sabes que ese imbécil me saca de mis casillas. -tomó mi cintura fuertemente.

-Si, ya me he dado cuenta. -revoleé los ojos.

-Si. -soltó una risa. -vamos, dame un beso.

Negué, cerrando mis labios.

-Vamos. -suplicó. Negué de nuevo. -bueno, no me das otra alternativa.

Le miré extrañada. Me cargó tirandome en la cama, y montandose encima de mi. Unió nuestros labios mientras metía las manos dentro de mi camisa, acariciando mi estómago.

Ay Jesús, esto no terminaría como yo pensaba.

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-No debí hacerlo. -le miré mal. Él sonrió, abrazandome por detrás.

-Así deberían ser todas nuestras reconciliaciones. -reí por lo bajo, poniendo mis manos sobre las suyas.

Creo que ya saben que ha pasado.

Empecé a hacer dibujos inexistentes con mis dedos sobre las manos de Nate. Él hundió su rostro entre mis cabellos. Sonreí levemente, todavía haciendo aquellos dibujos.

-Perdona que nos hayan escoltado del Coachella. -murmuró. Chisté.

-Tranquilo, sé que no era tu intención. -solté una leve risa. -y tampoco estaba planeado aquello de encontrarnos con Jake.

Rió contra mi oído, y me dió un pequeño beso cerca de mi oreja.

-Pero igual, fue mi culpa que nos hayan sacado. -me volteé, y tomé su rostro con delicadeza.

-Ya, ha pasado todo. -besé sus labios lentamente. -disfrutemos el momento. -reímos al separarnos.

-Vale, vale. -sonrió. Amaba aquellos hoyuelos, dios. -¿quieres ir a pasear un rato? -negué.

-Mas tarde, sería buena idea. -me abracé a su torso, y él pasó su brazo por detrás de mi.

Paso sus dedos delicadamente por mi espalda, haciendome estremecer y arquearla un poco.

Cada vez que me tocaba, o cualquier cosa que hiciera, me hacía estremecer.

Amaba a este hombre, más de lo que debería. Y era extraño sentir algo así de fuerte por alguien.

-Te amo, ¿lo sabes, no es así? -levanté la cabeza, para mirarlo fijamente con una sonrisa en mis labios.

-También te amo, y si... lo sé. -él prosiguió a besar mi frente.