59.

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◎Diana's Pov.

Solté una pequeña risa junto a Hill, solo que ella había soltado una carcajada. Sonreí leve, y ella tomó una papa frita del envase de cartón.

-Amo estas malditas papas. -gimió, dándole un mordisco a otra papa.

Asentí, en acuerdo con la morena.

-Estoy de acuerdo en eso, aunque las hamburguesas... -negué haciendo una mueca de disgusto.

Ella emitió un "ew" seguido de una mueca muy extraña haciendome reír un poco.

-¡Te he hecho reír más, es un récord! -exclamó emocionada. Le miré extrañada.

-¿Por qué es un récord? -pregunté, tomando otra papa del envase, llevandola a mi boca.

-Porque últimamente has estado muy... uhm... decaída. -hace una mueca con sus labios.

Asentí, jugando con mis dedos.

-He... estado un poco mal últimamente... -murmuré.

-¿Por qué?... -preguntó. -oh claro, si se puede saber. -se corrigió rápidamente.

-He tenido unos cuantos problemas. -mordí mi labio inferior nerviosa.

-¿Es por Nate?

Si, le había contado sobre Nate y lo que genial que era.

-Oh no no, no es por él. -negué rápidamente. - él es totalmente genial y mi soporte. -sonreí sinceramente.

-¿Y entonces?...

-Es algo muy delicado, y no estoy... uhm...

-Tranquila, si no quieres, no lo digas, está bien. -sonrió leve.

-Quisiera decirtelo pero tan solo... -empecé a mordisquear mi labio con nerviosismo. - no puedo decirtelo.

-Puedes decirme lo que sea, pero si no estás lista, tranquila. -sonrió abrazandome con un solo brazo amigablemente. - pero... ¿te sientes bien?

Negué.

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-¡Adiós Hill, gracias por traerme! -exclamé desde la puerta, saludandola.

-¡No es nada, buenas noches Diana! -exclamó desde dentro de su auto.

-¡Igual! -cerró la ventana, y luego de hacer sonar la bocina dos veces, partió de mi hogar.

Abrí la puerta, y me adentré a este. Cerré la puerta detrás de mi y suspiré prendiendo las luces.

-¿Hola? -espeté, un poco fuerte, o lo necesario para que pudieran escucharme.

No hubo respuesta. Fruncí el ceño ante aquello.

-¿Hola? -volví a exclamar, aunque un poco más fuerte.

La misma respuesta. Ninguna.

Gruñí, y caminé hacia la sala. En la mesa central de la sala, había un pequeño papel.

Lo tomé entre mis dedos, y lo desdoblé. "Cariño, tu padre por fin se ha dignado a sacarme a comer en todo el embarazo, tu padre compro un poco de comida para ti y la dejo en el microondas, ¡volveremos en unas horas! te amamos."

Josh, el imbécil de Josh, seguramente estaba metido en casa de Mark o con sus amigos. Así que me dió igual lo que hiciera.

Dejé el papel sobre la mesa de nuevo, y dejé mis cosas sobre el sofá.

Caminé hacia la cocina, directamente al microondas, para luego abrirlo. Oh si, ¡me dejaron pizza! bah, es mi favorita. Prendí el microondas dejando que la pizza se calentara, y comencé a revisar la nevera, a ver si conseguía algo de beber. Uh, RedBull o Cocacola... Cocacola mejor. Tomé la gran botella, y cerré la puerta de la nevera.

El microondas hizo un sónido, dandome a saber que la comida estaba caliente ya. Saqué la pizza, y volví a sentarme en el sofá.

Tomé un trozo, y comencé a revisar mi celular. Le avisé a Nate que ya había llegado, publiqué unas cuantas fotos en Instagram, revisé twitter, lo normal. Seguí comiendo tranquilamente, hasta luego de unos minutos.

Pareciera como si estuviera tragandome la pizza, ¡era una caja completa, y en menos de 10 minutos ya quedaba solo un trozo!

Bueno, mi estómago es un hoyo negro sin fondo creo. Eso creo...

Pegué un brinco, en cuanto sonó el timbre. Miré la puerta algo desconcertada, y luego el reloj en mi muñeca, frunciendo el ceño. ¿Quién tocaba a las 8:34 pm?

El timbre volvió a sonar, y me levanté, caminando a la puerta.

-¡Ya voy! -exclamé.

Abrí la puerta, y no había nadie en frente de esta. Quedé aún más desconcertada. Saqué un poco la cabeza mirando a cada lado. Pero no había nadie.

Volví a entrar, y cerré la puerta.

Me dí la vuelta y comencé a subir las escaleras. En cuanto estaba en la mitad de esta, volvió a sonar el timbre haciendome quedar estática de golpe. Subí estas rápido tratando de no hacer ruido, y corrí al cuarto de Josh.

Registré este, y saqué un bate de su closet, uno que solía utilizar en el instituto.

Luego, corrí a mi cuarto, pero seguían tocando el timbre.

Las ventajas de tener un novio como Nate; guardas armas. Abrí el cajón de la mesa de noche a un lado de mi cama, y saqué un arma que tenía bien escondida, estaba pegada a la parte de arriba.

Le quité el seguro, y bajé las escaleras. Volvió a sonar el timbre y me posicioné en frente de ella. Dejé el bat a un lado de la puerta, y tomé bien el arma.

Suspiré, y abrí la puerta de golpe, apuntando a quien sea quien fuera.

-¡Maldición Azul, me has dado un jodido susto! -grité, poniendole de nuevo el seguro al arma.

-¡¿Yo?! ¡No todos los malditos días tu mejor amiga te abre la puerta y te apunta con un arma! -gritó de vuelta.

-¡Joder, has tocado desde hace un buen rato! -exclamé, con la respiración entrecortada. - pasa.

Ella entró y cerré la puerta de nuevo.

-¿Desde hace rato? -preguntó, mirando su reloj.

-¡Si, desde las 8:34 pm! -exclamé, recordando la hora.

Ella frunció el ceño.

-Diana, yo no estoy ahí desde esa hora. -fruncí el ceño, algo confundida.

-¿Desde hace cuanto estabas allí? -pregunté, cruzandome de brazos.

-Yo no llevo más de 5 minutos allí, y son las 8:53 pm. -murmuró.

-Osea, dices que... -apunté la puerta, todavía cruzada de brazos.

-Alguien más estaba tocando antes de mi.

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bueno... uhm...

estem... uhmmm...ah.... okno

¿Había alguien más tocando? ¿Quién habrá estado, si es posible?

¡Eso es todo, creo jé!

LA DIVAZA SE VA, PPPAAAZZZZ.

Omaha Bad Boy.   -Nate Maloley-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora