Capítulo 40 : Charla de despedida

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WILLOW


Llevo rato sentada en el alféizar de la ventana con los ojos puestos sobre el columpio que la brisa balancea suavemente. La voz de mi consciencia insiste en preguntarme si de verdad pienso marcharme sin visitar su tumba. Debería llevarle flores, quizá quedarme de pie frente a la lápida por unos minutos en señal de respeto. La cuestión es que no creo estar lista. De hecho, el sólo pensamiento hace que mis manos suden, mi piel hormiguee y mi corazón amenace con saltarme fuera del pecho.

No es que desprecie la idea de pronunciar el adiós que hasta ahora he callado, es que no sé qué pasaría conmigo entonces. Siento que estoy a punto de explotar, como un globo que ha alcanzado su límite y al cual siguen llenando de aire. Algo me dice que cualquier decisión que tome terminará por hacerme pedazos. Tal como lo veo, el mejor camino es irme antes de que enloquezca. Necesito tiempo y espacio. El verano en Hampton me ha traído más revuelos emocionales que todos mis dramas adolescentes juntos.

Y eso que tuve muchos.

A veces me pregunto si el rencor que siento hacia mis padres es injustificado. Ellos nunca actuaron de forma desalmada o irresponsable. Al contrario, fueron lo que cualquier persona habría deseado tener en el comienzo de su vida. Desde que llegué al mundo, me dieron más de lo que pedí, probablemente más de lo que merecía. Apoyaron mis sueños, me enseñaron a ser fuerte y soportaron cada rasgo tonto e insoportable de mi personalidad. Lo tuve todo: el amor, la libertad, el apoyo, la confianza... y luego lo arruiné quedando embarazada del chico al que todos veían como un delincuente sin remedio.

Nunca esperé que lo tomaran a la ligera o perdonaran mi equivocación sin más. Estaban en el derecho de reclamarme y echarme en cara mi propia estupidez. Comprendía la decepción y el enojo causado por el constante silencio al que me aferraba. También entendía su temor ante lo que podría ocurrirme durante el embarazo. Mi caso era especial debido a la condición que, como casi todas las mujeres de mi familia, había heredado. El nombre específico es hipoplasia uterina, aunque se entiende mejor si sólo lo llamas útero infantil. Significa que ese pequeño órgano nunca llega a desarrollarse en su totalidad, por lo que tener bebés es un asunto complicado. A mis padres les preocupaba los riesgos que correría conforme más se acercara el momento del parto.

Mi tambaleante estado emocional tampoco ayudó a disminuir la tensión que pesaba sobre nosotros. Los tres nos hicimos daño a nuestra manera. Ellos con discusiones; yo con silencio. Sobrevivíamos como podíamos en una casa que había adoptado la forma de un campo de batalla. Mis propios temores y culpas me impidieron confiar en ambos, así que los vi perder la paciencia en más de una oportunidad; hartos de mí, de lo que me había convertido. Soporté el caos lo mejor que pude, refugiándome en mi habitación con las manos envueltas alrededor de mi dije y la mente sumida en recuerdos que eran mejores que mi realidad.

Entonces me di cuenta de lo mucho que necesitaba hablar con Dave. Necesitaba hacerle llegar la carta con la noticia del embarazo. Puede que no fuera la mejor forma de decírselo, pero era una medida desesperada. No podía con la presión y la incertidumbre de no saber qué hacer. Sólo quería que alguien me dijera que estaba bien tener un bebé. Quería que alguien se alegrara y no viera mi embarazo como una desgracia o un peligro potencial para mi vida. Incluso con las malas circunstancias que nos rodeaban, yo no sentía que un niño fuera algo de lo que quisiera deshacerme.

Pero, la única persona que podía servir de mediador entre Daven y yo fue la misma que decidió darme la espalda. Lanzó por la borda las últimas esperanzas que había depositado en esa carta, y lo que quedaba de mí corazón se rompió. Estaba perdida; no sabía a quién confiarle mis secretos o cómo liberarme de ellos. Y cuando finalmente quise explicarle a mi madre el porqué de todo, el día después de ver a Devan, el escenario empeoró. Terminé en un hospital con los nervios desechos a causa de una amenaza de aborto.

El Día Que Las Estrellas Caigan ✔ (Destinados I)Where stories live. Discover now