Capítulo 30. No pienses en eso.

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Capítulo XXX. No pienses en eso.

Tras contestarle Katsa la verdad, deseó no haberlo hecho.

Logan se había quedado anonadado, no podía creer que en el futuro, él fuera a morir. No porque creyera que no debía morir, sino porque él no era tan importante como para llegar al punto de que tuvieran que matarlo, ¿o quizás sí lo era?

No quiso ser descortés ni molestar a Katsa con su acción y reacción, cosa que sabía que pasaría, pero necesitaba salir de allí, no quería que lo viera así y menos sabiendo que se sentiría más culpable de lo que ya se estaría sintiendo, y fue lo que hizo.

Logan, con la mirada fija en el suelo, se dirigió a la puerta y salió por ella, todo bajo la atenta mirada de Katsa, que no se reprimió y dejó salir las lágrimas que ya pedían salir. Habían aguantado suficiente.

Al salir, Logan caminó lejos de aquella habitación, tres o cuatro más debajo de aquella, para que Katsa no lo escuchara o saliera a buscarlo, y, sin poder soportarlo más, dejó salir lágrimas de impotencia que tanto reclamaban salir. Impotencia por haber salido de aquella manera, impotencia por haberla dejado así, impotencia por no saber qué hacer, impotencia por ser un inútil respecto a Katsa y no poder hacer nada por ella, bueno sí, ser utilizado por Alessia para amenazar a Katsa.

Ante este último pensamiento, con el que ya había entendido el por qué de su futura muerte, no pudo resistirlo y dio un puñetazo en la pared, únicamente sentía rabia por sí mismo.

Tras el puñetazo, saliendo aún lágrimas de sus ojos, apoyó su cabeza en la fría pared y los puños consigo.

- Creo que no deberías hacer algo así en un lugar público. – dijo una voz femenina a su espalda.

Al escuchar aquella voz, y antes de girarse, se limpió las lágrimas para que no viera, quien fuera, que estaba llorando.

- ¿Quién eres? – preguntó Logan tras girarse.

Era una mujer alta, de unos preciosos ojos marrones verdosos, pero con un brillo extraño que Logan no supo apreciar en aquel momento. Su pelo era castaño oscuro, largo y ondulado. Sus labios eran como los de Selene, gruesos. “Es muy parecida a Selene en algunos rasgos”: pensó Logan.

- Digamos que soy – hizo una pausa dramática – una amiga. – dijo finalmente sonriendo.

- Bien, ¿y qué quiere? – preguntó Logan seriamente, algo le decía que no debía fiarse de ella.

- Eres más duro de lo que pensaba, me vendría bien alguien como tú. – dijo acercándose a él lentamente.

- Si no le importa – dijo poniendo sus manos frente al pecho para que la mujer no siguiera caminando – no se acerque más, donde está ahora mismo, está bien.

- De acuerdo. – contestó parándose y levantando las manos en señal de que ya pararía –. Tienes carácter, y eso me gusta.

- Me halaga con sus palabras, pero no tengo un buen día como para soportarla, discúlpeme. – dijo antes de comenzar a caminar hacia la puerta de la habitación, pero la voz de la mujer lo detuvo.

- Tú puedes impedirlo.

- ¿Cómo dice? – preguntó girando sobre sí mismo para tenerla de frente, no quería darle la espalda y menos teniendo dudas sobre quién era.

- El futuro – dijo segura – tú puedes impedir que ocurra.

- Tendrá que ser más clara. – dijo levantando una ceja y cruzándose de brazos.

Claro que sabía a qué se refería, y cómo no iba a saberlo, estaba ahí fuera por ello, sin embargo, aquella mujer era una desconocida, una extraña, no podía ni quería darle más información de la necesaria o afirmarle algo de lo que ella le dijera.

La chica del Dragón [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora