Capítulo 33

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Brooke.

Podían pasar días y semanas, quizá meses; pero nunca iba a olvidar lo que viví cuando me secuestraron. Quizá sólo fueron un par de días, pero se sintió una eternidad que llevare en mi mente para siempre.

Cada vez que cierro mis ojos los recuerdos vuelven,  me siento sucia cuando pienso en ese hombre tocándome, me desnudo para ducharme y pienso que alguien está observándome. Todo es frustrante y tengo pesadillas cada noche, lloro sin poder controlarlo y me aterra estar sola. Mi vida se transformó en una pesadilla desde ese momento y ni siquiera el querer olvidarlo me ayuda para poder hacerlo aunque sea un poco.

Los días pasaron rápido y Luke decidió volver a la universidad, debía hacerlo, estaba en exámenes finales y yo también, pero definitivamente yo no estaba preparada para ello. No me preocupaba perder el semestre, solo me preocupaba encontrar mi paz mental, aunque se veía demasiado difícil. Con Luke de vuelta a su residencia y mi padre trabajando, estar sola en casa me aterraba y me hacía encerrarme en mi habitación bajo llave y no cerrar un ojo. Esos eran mis días usualmente, siempre con miedo, siempre aterrada de que ese hombre pudiera volver por mi... pero también con un sabor amargo al recordar a Justin.

Definitivamente sé que estoy enamorada de Justin, pero siento tanto miedo de estar con él que me volví una completa cobarde. Recuerdo cuando lo culpé de todo y mi corazón de rompe al pensar en su rostro triste, pero en el fondo sigo pensando que si él hubiera olvidado su venganza desde el principio; nada de esto habría sucedido. De todos modos, ni antes ni ahora él dejaría su venganza, eso lo sabía.

Llegó el fin de semana por fin, eso le alegraba porque Luke prometió pasar cada fin de semana en casa para hacerme compañía, lo esperé con ansias, sobre todo porque la última semana mi padre estaba con turno nocturno. Pero no me esperaba lo que vi cuando miré por la ventana de mi habitación; el auto de Justin. Mi corazón latió fuerte y corrí al baño a mirarme al espejo, ondulé mis pestañas y me peiné un poco, pero me mantuve encerrada en mi habitación nerviosa. Escuché la puerta principal abrirse, Luke gritó de inmediato.

-¡Llegué! ¿Hay alguien?

No respondí, los nervios me estaban paralizando y volví a sentir ese revoltijo en el estómago al que llamamos mariposas.

-¿Brooke? -volvió a gritar y escuché sus pasos en la escalera, enseguida dos golpes en mi puerta-. ¿Hermana estás ahí?

-Sí, aquí estoy -dije mientras habría la puerta-. Hola Luke.

-¿Puedes bajar? Tienes una visita.

-Si, lo sé. Bajo enseguida.

Luke me miró esperándome y resignada salí con él de la habitación. Mi corazón latía más fuerte cuando comencé a bajar las escaleras y lo ví sentado en el sofá. Su mirada llegó a mí y ni siquiera pude sonreír, lo lamenté al ver su pequeña sonrisa esfumarse. Me acerqué a besar su mejilla, lo cual se sintió cínico y frío, además de extraño.

-¿Cómo estás? -me preguntó cuando me senté frente a él.

-Bien, estoy bien -le dije ante la mirada de mi hermano-. ¿Y tú?

-Bien -respondió a secas. Bajó la mirada y noté su nerviosismo, me armé de valor entonces.

-¿Podemos hablar un momento a solas? -me atreví a decir, él levantó la mirada enseguida-. Ya que estás aquí, tengo varias cosas que me gustaría decirte.

-Claro, claro -asintió enseguida.

-Bien, los dejó -dijo Luke.

-No, tranquilo, prepara cena, subiremos a mi habitación a hablar.

Falling ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora