Capítulo 52: Fin.

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Un sudor frío le recorrió el cuerpo mientras presionaba el arma contra la tersa piel de Avery.

—¡No lo hagas, Jane! —le reclamó Noah con impaciencia.

Ignorándolo, afirmó el arma contra su frente. Estaba a horcajadas sobre Avery, rodeadas por los cuerpos sin vida de los hombres que la protegían. Noah y ella seguían respirando con dificultad por el enfrentamiento, se encontraron ella cuando intentaba huir. Jane y Noah hacían un grandioso equipo, se defendían con demencia y cubrían sus espaldas de manera sincronizada. Luchar en equipo era como bailar y para sobrevivir necesitaban ritmo y coordinación, ellos tenían ambas.

—¿Segura que quieres hacer esto? —la cuestionó Avery con voz temblorosa— Si me matas, si matas a Tony.. estás muerta. No hay un final feliz para ti.

La ignoró. Internamente Jane rogaba porque su padre siguiera con vida.

Resiste, papá . Ya voy. Por favor.

Dudaba que su corazón pudiese resistir un nuevo golpe y por eso empezaba a desconocer sus propios pensamientos. Estaba demasiado dolida, rota, repleta de ira en su interior.

—Si ya estoy muerta... —murmuró furiosa— Dame una razón para no matarte.

Una sonrisa tétrica se formó en los labios ensangrentados de Avery.

—Tony controla a la policía y ellos ya vienen. Aunque lo mates no hay manera de que sobrevivas. Tiene muchos aliados. Aliados poderosos que irán por ti. Tony siempre consigue lo que quiere de alguna manera —reconoció con tristeza.

—Entonces hoy moriremos todos —admitió Jane con locura afirmando el dedo en gatillo.

—¡Espera! ¡Espera! —suplicó Avery quebrándose—. ¡No lo hagas! Por favor, Te ayudaré. Lo haré, lo juro.

—¿Crees que soy tan estúpida como para confiar en ti?

Estaba a nada de dispararle en la cara. 

—¡Estoy embarazada! —confesó Avery con honestidad— ¡Maldita sea! —Lloriqueó—. ¡Necesito una segunda oportunidad! Tú tienes que desparecer. Irte a otro continente, empezar una vida nueva. Y yo sé cómo. Sé dónde Tony tiene su dinero. Dinero suficiente para vivir cien vidas. 

—¡No la escuches! —le advirtió Noah—, Debemos ir por Jack. Levántala, con ella podremos negociar.

—¡Tu padre mató a los padres de Tony! Deja que al menos su hijo viva. —continuó Avery desesperada— Los ayudare, lo haré. Por favor. No me volverán a ver... Lo creas o no estuve  al lado de Tony mas por miedo que por amor. ¡Quiero tenerte este bebé! ¡Por favor!

—¡Te está manipulando, Jane! ¡Joder! ¡Muevete!

—¡Cállate, Noah! —necesitaba decidir—. Yo decidiré que hacer.

Miró a los ojos a Avery y se tomó unos segundos para pensar. La vida era injusta, ella estaba segura de eso. Vio miedo, un miedo real en los ojos de su enemiga, tenía su vida en sus manos. No sabía si merecía una segunda oportunidad, ni siquiera sabía si era cierto lo de su embarazo, de lo único que estaba segura Jane era que ya habían muerto demasiadas personas en esta guerra. Ella solo quería que muriese uno más. Avery tenía razón, debían desaparecer, empezar una vida lejos donde el pasado no los persiguiera. Los sobrinos de Julián merecían un nuevo comienzo. Él tiempo se acababa y Avery sabía exactamente donde estaba su padre. No había mucho que perder. Retiró el arma de su piel.

—¿¡Estás segura!? —dudó Noah.

Jane asintió.

—Esto es lo que haremos.

Mi Chica RudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora