Capítulo 39

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—Hija de puta —gruño Jane mientras la recibía el buzón de voz de Noah.

La muy perra le había apagado el teléfono. Intento no pensar el motivo por el cual ellos estaban juntos. No porque no le importara, porque era evidente que Zara quería joderla de un modo u otro, pero ahora mismo tenía otros asuntos de mayor importancia que resolver.

De ella se encargaría. Primero debía mantener al resto de su familia a salvo.

Tiraron de su brazo y tuvo que encarar a Julian. No quería verle. No después de la foto que vio en su móvil. Era un idiota. Un farsante.

— ¿Estas bien? —le pregunto Julian tomando y detallando su rostro y luego con naturalidad la abrazo.

Un abrazo que ella no pudo responder.

No era hipócrita. Si decía o hacia algo era porque realmente lo sentía. Jane no hacia las cosas por obligación, por agradar a los demás, y por eso no le caia bien a todo el mundo, ella ya había aceptado sus imperfecciones, se había aceptado tal cual y como era, y no le importaban las criticas vacías.

Julian la liberó y ella pudo ver en sus ojos que estaba apenado. — Lo siento.

Se enfocó en sus azules ojos. Podía aparentar ser ruda pero le dolía todo lo que estaba ocurriendo en su vida. Y Julian le dolía.

—Si. Y no estabas. Dijiste que me protegerías —lo encaro— Dijiste que estarías conmigo, que no permitirías que algo le pasara a mi familia. ¿Y Dónde estabas Julian?

No le respondió y entonces lo hizo retroceder con un empujón. Estallaba con facilidad y al parecer esta no sería la excepción.

—¿!Dónde estabas!? —Gritó— ¿Soñando con tu ex... o pidiéndole fotos del coño a Zara?

Vio como Julian apretó la mandíbula. Había sido un golpe bajo. Justo donde sabia le dolería y ella quería que le doliera. Lo observo respirar tratando de controlarse.

—No hables de ella —pidió más amable de que lo debería.

—¿De quién? Tienes que ser especifico —se burló Jane. Cuándo había aprendido a ser tan cruel con las palabras no lo sabía. Las palabras no eran su fuerte pero reconocía que podían herir más que una daga. Quería herirlo.

Trago grueso. También le dolería. Le dolía hacerle daño a Julian. Era patética.

—Eres mejor que eso —afirmo Julian cortando la distancia entre ambos.

Ahora ella no pudo responder. ¿Qué sabia el lo que ella era o no? No sabia nada.

—No sabes ni mierda.

—Sé que estas preocupada y molesta...

—Quiero... Quiero que largues de aquí —lo corto.

Se plantó con decisión.

—Sabes que no me iré. Dije que estaría contigo, que te protegería y eso hare. Y perdón... perdón por no estar aquí. No me di cuenta cuando te despertaste ni cuando te fuiste... No sé qué demonios me pasó, nunca me duermo de ese modo. Supongo que los días sin dormir y... todas las veces que hicimos el amor tienen algo que ver.

Jane volteo los ojos. ¿Ahora iba a hablar de eso?

Julian de nuevo tomo su rostro en las manos. Con suavidad, como si ella fuese lo más delicado que había tenido en sus manos.

—Jane... Tú me importas. Lo que viste en mi teléfono no significa nada y te juro que es la primera vez que Zara me envía una foto así. No sé qué demonios pasó. Tu dime... —pidió— Dime que tengo que hacer para que estemos como hace un par de horas y lo hare. Solo... dilo. Por favor.

Mi Chica RudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora