Capítulo 32: Recuerdos.

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TONY

— ¿Estas bien? —Cuestiona Avery al rodearme con sus brazos—. Te noto algo tenso.

—Ya estoy mucho mejor —ahueco su culo con mis manos mientras huelo su cuello.

—Eres mi carnicero favorito ¿Sabías? Y eso que odio la sangre.

Recuerdo su cara ayer mientras torturaba a la linda parejita que habíamos conseguido. Ella estaba sorprendida y muy excitada al verme cortar, quemar y mutilar a nuestros invitados. Me molestó un poco que no quisiera participar en la carnicería, pero si en la primera parte del encuentro.

Habíamos follado con los dos un par de horas. Normalmente prefiero las muertes rápidas justo en el momento del clímax. Ayer eso no era suficiente para mí. Los malditos agentes estaban haciendo imposible quedarme en mis casas, estaban ansiosos buscando a mis aliados para que dieran pruebas y declararan en mi contra. Ian tenía la capacidad de delatarme, sabía todo de mí. Confiaba en él y sabía que prefería morir que hacerlo. Lo que realmente me preocupaba era su liberación, cosa que estaba pasando exactamente ahora.

Muerdo el labio inferior de Avery hasta hacerla sangrar. Gime de dolor y cuando siente el sabor en su boca me mira, furiosa—. Solo es sangre. Ya deberías estar acostumbrada a ella.

—Estoy acostumbrada a verla salir de otras personas, incluso me gusta un poco, no me gusta sentirla sobre mi piel—dice molesta.

Mi móvil suena.

—Ya tenemos a Ian, jefe. No fue fácil, pero lo conseguimos. —escucho del otro lado.

Sonrió un poco y cuando Avery ve mis hoyuelos de las mejillas pronunciarse, empieza a tocarlos con sus dedos índices.

—Ok —contesto— Bien hecho.

—Qué lindo mi niño —susurra Avery burlándose.

Mi sonrisa se esfuma y la mirada que le doy hace que tiemble un poco.

—Vimos a la policía y a Matt —continua—. Se bajaron a unos cuantos de los nuestros.

Como no. Matt era una bestia, eso se lo reconocía.

—Que alguien los siga. Con discreción, animales. Ellos son astutos. Me estas informando cada maldita cosa que hagan.

— ¿Quiere que los capturemos?

—Aun no. Además para eso necesito unos cuantos hombres más.

Corto la llamada y Avery me mira expectante con sus ojos negros brillando de anticipación.

— ¿Cómo fue que me dijiste? —aprieto un poco su cuello.

—Que eres un niño muy bonito —gime en mi oído.

Ella sabe lo que eso me enfurece. Esta vez mi aplico presión en mi mano, aprieto su cuello con fuerza, sus ojos se abren y gime un poco, le gusta, le excita, a Avery siempre le ha gustado rudo.

—Yo te voy a enseñar como folla un niño bonito.

Un par de horas pasan hasta que me llaman nuevamente para informarme sobre Jane.

—Está saliendo del lugar en el que estaba. Creo que es la casa de sus padres.

— ¿Salió sola? —pregunto.

—No. Con una chica. Con una muñequita de cabellos rubios, jefe.

— ¿Quién?

— No lo sé. Quizás su hermana. ¿Quiere que mate a las personas que quedaron en la casa?

Mi Chica RudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora