- Todo acorde al plan -

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Personalmente, todo estaba genial en mi vida.

Después de varios meses de reconciliación mis padres ya se estaban comportando como de costumbre, es decir, lanzándose miradas no aptas para menores de 18 cuando creían que no me daba cuenta, discutiendo por cosas poco importantes, como si debíamos añadirle un jacuzzi a la piscina, y manteniendo un ánimo ligero en casa. Mi hermano ya no estaba tan depresivo como a inicios de año, había tenido unos cuantos inconvenientes como cualquier persona normal, pero ya se le notaba bastante mejor. Así que en el mundo familiar todo estaba bien.

Mis amigos eran los mejores y definitivamente me apoyaban en lo que los necesitara; como cuando Alan y Henry se desvelaron conmigo la semana pasada para ayudarme con un ridículamente largo informe de filosofía que no me estaba saliendo bien. Val no era de mucha ayuda práctica, pero definitivamente era bueno dando una que otra frase motivacional cuando la necesitaba. Aunque su vida no estaba muy bien que digamos, así que yo también estaba dándole todo lo que podía para hacerle los días más fáciles.

Mi novio/no novio era fantástico. Ahora que ya había superado esa etapa de "nerviosismo y pudor de adolescente" que tuve, pasar el tiempo con Leo era infinitamente más interesante... Nos veíamos varias veces a la semana, se los había presentado a mis padres y a veces me dejaban quedarme con él luego de mirarme con cara de "Te apoyaríamos, pero... no te embaraces" Además de que él se había quedado con el cachorrito de su ex loca, así que cuando lo visitaba podía encontrarme con una hermosa bola de pelos llamada "Risita" Nombre estúpido, pero el cachorro tenía una carita algo estúpida.

En cuanto a la universidad, ya me había decido por una titulación en Negocios y Economía en la UCB, la misma universidad a la que asistía mi hermano. Me había tomado un tiempo elegir, pero mis padres me habían enviado a un "tour universitario" por lo que pude ir a diferentes universidades para elegir la que más me convenciera. Lo genial era que mis calificaciones estaban en una racha de oro, por lo que estaba totalmente confiada en que estaría matriculándome en la UCB.

Así que, en resumen, todo estaba fabuloso y solo me quedaba preocuparme por cerrar el año en todo su esplendor.

-Ok, tu darás el estúpido discurso.- le dije a Henry.-Pero quiero ayudar.- agregué.

Como era nuestra costumbre, él, Alan y yo estábamos echados en la suave y cómoda alfombra de su habitación mientras terminábamos el último proyecto de ciencias del año. Nos estábamos tomando un pequeño descanso, por lo que en realidad ninguno estaba haciendo nada muy interesante además de mirar su móvil o algo así.

-¿Ah, sí?- me preguntó el pelirrojo.

Obviamente el muy maldito me había ganado la oportunidad de dar el estúpido discurso de graduación, porque al parecer sus calificaciones eran mejores que las mías por dos décimas. Bueno, puede que también influyera el hecho de que literalmente todos los maestros lo amaran; y que fuera literalmente el chico más popular de la academia... cosa que a mi me iba sin cuidado, porque eso de la popularidad no era algo que tenía mucho en mente. Pero si había alguien que era popular en este mundo ese era Henry, tenía que reconocérselo.

-¡Sí!- exclamé.-¡Yo quería darlo!- me quejé.

-¿Por qué?- preguntó Alan.

-No lo sé... ¿para la posteridad?- me pregunté.

-Sí, claro.- bufó Henry.-Sólo querías ganarme en algo.- dijo sonriendo, complacido consigo mismo.

-Alguien tiene que bajarte del corcel blanco.- solté.

-Oh, Maya, mi corcel blanco está sobre otro corcel blanco.- sonrió.

Me deslicé torpemente por la alfombra y le di una patada no muy delicada en el estomago, él atrapó mi pie y tiró de mi con fuerza. Hubo algo así como un revoltijo de extremidades mientras trataba de sacármelo de encima y él me hacía cosquillas en los pies, lo que sin duda era un juego no muy adecuado para jóvenes de nuestra edad; pero qué mierda, lo conocía desde que tenía cinco años.

Mi Último AñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora