- Sorpresas -

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Con Leo tratamos de ignorar las llamadas y la insistencia de quien fuera que tocaba el timbre, pues al principio imaginamos que no era nada demasiado importante y que probablemente él podría contactarse con la persona un poco más tarde. Pero llegó un momento en el que claramente los dos comenzamos a tener dudas, porque su móvil vibraba y seguían tocando el timbre; finalmente nos separamos a regañadientes hasta que terminamos sentados en la cama, preguntándonos qué sucedía.

-Quizás es algo importante.- comenté.

Tomé una almohada y me acurruqué en ella, observando con curiosidad las reacciones de Leo. Él se levantó de la cama de un salto y se calzó un pantalón deportivo que encontró dentro de su armario, mientras lo hacía tomó su teléfono, el cual acababa de vibrar una vez más, y miró la pantalla con los ojos ligeramente entrecerrados; de pronto dejó escapar un profundo lamento y se llevó ambas manos al rostro.

-No puede ser.- dijo entre dientes.

-¿Y...?- curioseé.

-Creo que no te he hablado de mi ex loca.- dijo, lanzándome su teléfono.

Lo atrapé con más agilidad de la que pensé y lo miré no muy segura, pero él me animó a mirar los mensajes con un suave asentimiento. Vi los 62 mensajes y  tras una rápida lectura pude hacerme una idea de a qué se refería cuando decía que era una "ex loca"

-"Ábreme la puta puerta, desgraciado y feo papel arrugado"- leí, alzando las cejas con interés.-Es un insulto muy creativo.- dije.

-Sí...- suspiró cansado.

Se sentó al borde de la cama y se deslizó una mano por el cuello, como si de pronto sintiera los músculos adoloridos. Me acerqué a gatas y rodeé sus hombros con mis brazos, dejando un suave beso en su mejilla y buscando su mirada con una pequeña sonrisa.

-Está bien, supongo que todos tienen algún ex loco.- traté de animarlo.-Bueno, yo no... pero he tenido experiencias raras con varios chicos.- recordé.

-Tania es muy insistente.- dijo, el timbre seguía sonando.-Terminamos hace casi seis meses, pensé que ya se había olvidado de mi... después de todo hace como tres o cuatro meses que no se aparece por aquí.- me contó.

-¿Y... es perseverante?- quise saber.

-¿Por qué?-

-Sólo quiero saber si podemos esperar que se vaya o si se quedará armando un escándalo hasta verte la cara.-

-Probablemente lo segundo...- dijo, su rostro de pronto estaba pálido.

-Oye, no te preocupes.- le dije muy tranquila, me estaba tomando toda la situación como una adulta seria.-Déjame ayudarte, no tienes que preocuparte de nada.- asentí.

-¿Quieres ayudarme?- preguntó, sorprendido.-¿Cómo?-

-Inventaré algo, no deberías abrirle la puerta.- indiqué luego de mirarlo de pies a cabeza, pues había algo que delataba nuestras actividades recientes.

-Oh.- se miró a sí mismo, mordiéndose los labios.-Sí, quizás no sea muy... adecuado.-

Dejé un corto beso en sus labios y me levanté de la cama mientras trataba de inventar una buena historia con la cual calmar a la ex loca que estaba a punto de enfrentar. Con la mente trabajando a mil entré al baño y me metí bajo la ducha, dejando que el agua cayera sobre mi por unos segundos, luego me vestí y cuando entré en la habitación Leo me miró con una ceja alzada en pregunta.

-Tengo todo planeado.- le aseguré.

-Aún no creo que sea buena idea...- me dijo, poniéndose de pie.

Mi Último AñoWhere stories live. Discover now