- Deja vu -

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Di vuelta la página del libro que leía con lentitud. Se trataba de la lectura asignada para el tercer mes de clases y ya iba por la mitad del libro; por el costado había pegado una serie de marcadores que indicaban partes importantes como desarrollo de los personajes, trama o temas centrales.

Sobre la mesa había dejado abierta la computadora y un cuaderno en el cual iba tomando notas, el primer aparato era para buscar información que me ayudaría a comprender mejor la historia y el segundo me servía para anotar ideas o reflexiones que se me iban ocurriendo.

Llevaba alrededor de cuarenta minutos sentada en la biblioteca estudiando por mi cuenta, porque ni Alan ni Henry se habían dignado en apoyar nuestro grupo de estudio. Bueno, ya no era grupo si sólo estaba yo... Suspiré cansada y dejé que mi cabeza se apoyara sobre la página que leía; no podía creer que esos dos traidores me habían dejado sola.

Era terrible. Digo, en verdad apoyaba que fueran personas independientes que no necesitaban estar pegadas a sus amigos como sanguijuelas; pero me indignaba un poco que cambiaran el estudiar conmigo por cosas sin importancia como Lara, en el caso de Alan; y el Club de Periodismo, en el caso de Henry. En fin, cada quien con sus prioridades.

Así que ahí estaba, leyendo y estudiando mientras al mismo tiempo revisaba constantemente mi móvil. Había pasado una semana y Elías no me había llamado, lo peor era que cuando me lo topaba él me saludaba como si nada hubiera pasado y yo no me atrevía a presionarlo.

Sólo me quedaba la esperanza de que literalmente fuera tímido y que mi indirecta fue demasiado directa para él, que se lo estaba pensando tranquilamente y que estaba reuniendo el coraje para invitarme a salir uno de estos días. Era eso o simplemente no le gustaba, quizás me creía demasiado engreída e insistente; quizás no le gustaba cómo me veía.

Me acaricié la punta del cabello y la observé, quizás le gustaban las chicas con el cabello largo y salvaje como el de Lara. Quizás le gustaban las rubias, como Inna, o prefería a las sabelotodos como Lois...

Miré la hora en la pantalla de la computadora y la cerré al notar que ya eran cerca de las 16:30 hrs. Mis clases habían terminado a las dos, pero me había propuesto estudiar y ni siquiera había almorzado. Comencé a guardar mis cosas dentro de la mochila desganada y quejándome internamente, mientras lo hacía recordé que debía devolver otro libro que había pedido la semana pasada y lo saqué junto con mi credencial.

Dejé mis pertenencias en la silla y me encaminé hacia el mesón de ese piso, no había mucha gente y el bibliotecario tenía la vista enfocada sobre su computadora. Me tomé mi tiempo en llegar, deteniéndome cerca de algunos estantes y curioseando los nombres de los libros. Había una amplia colección de tomos académicos, pero también habían muchas novelas e historietas; probablemente había algo para todos los gustos.

-Hola.- saludé al bibliotecario.

-Hola.- me sonrió.

-Quiero devolver este libro.- le dije entregándole el libro.

-Ok.-

Lo recibió y mientras lo recepcionaba miré mi teléfono. No había nada demasiado interesante en él, sólo unos mensajes de Henry contándome acerca de los chismes que corrían en el Club de Periodismo y dos llamadas perdidas de mamá.

-Listo.- anunció el bibliotecario entregándome mi comprobante.

-Muchas gracias, buena tarde.- me despedí con una sonrisa.

Avancé tranquilamente por entre los estantes, otra vez echándoles una mirada superficial y doblé distraída en una esquina; pero apenas lo hice mis ojos captaron una silueta familiar, me desvié y me escondí tras el estante. Me llevé una mano al pecho, el corazón me latía más fuerte de lo normal, cerré los ojos y respiré hondo con el fin de serenarme.

Mi Último AñoWhere stories live. Discover now