Capítulo 67.

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67. Pedazos que no encajan. 

Abbie's POV.

El sonido hizo que toda la sala se descontrolase. Por un segundo me sobrecogí. ¿Por qué diablos había sonado un disparo y yo estaba intacta? Brad quería dispararme a mí.

Mi mirada iba en todas direcciones mientras la gente simplemente buscaba la salida, huyendo de todo lo malo que seguramente se les pasase por su cabeza, al igual que a mí. Pero ni lo más perversamente perverso, se acercaría a lo que Brad sería capaz de hacer.

De repente mi brazo fue atrapado por alguien.

—¡Abbie! ¿Qué ha sido eso? – Exclamó Sharon, desesperada. - ¿Ha sido un disparo?

—No lo sé. No tengo ni idea.

—¡¿Dónde va todo el mundo?!

Negué con la cabeza, sin saber qué contestar, mientras que miraba desesperadamente a todas direcciones. Estaba cundiendo el pánico, pero estaba segura que no más que en mi propio interior.

Vi uno de los ventanales que comunicaban con el pequeño jardín. Fruncí el ceño y decidí ir hacia allí.

—¿Dónde vas, Abbie? – Preguntó Shar.

No la contesté y sentí como la chica intentaba continuar mi paso mientras la gente continuaba yendo hacia la salida.

Tomé el pomo de la puerta cuando llegué a ella y mi cara fue completa sorpresa. No podía creerlo.

Un pequeño gemido salió también de la garganta de Sharon cuando vio que Leo estaba rendido en el suelo, quien tenía la mirada perdida y su respiración estaba completamente agitada. Una fuerte mancha de sangre en su camisa blanca. El disparo había acabado en su abdomen.

—¡¿Leo?! – Exclamó Shar.

La chica se agachó, manchando gran parte de su vestido blanco de sangre.

Todo fue confuso a raíz de ahí. Solo pude ver una escena, no lo nítida que quizás yo deseé que lo fuese.

En aquel jardín solo estaba Leo, completamente tendido boca arriba, sin ningún tipo de auxilio excepto el de Sharon y el que yo pedía a mi cuerpo que se encargase de ofrecer. Pero continuaba en shock.

—¡Ayúdame, Abbie! – Me rogó Sharon. -¡Llama a alguien, por favor!

Rápidamente salí de la sala y  tecleé el número de urgencias.

Los minutos pasaban despacio, nada podía ser controlado en una situación como esta. Ni siquiera yo sabía cómo controlarlo.

Mi cabeza solamente podía negar y mi atención solo se desviaba a los gritos de impotencia que ofrecía mi amiga.

Acto seguido de cortar la llamada con urgencias, apareció Nick en el local, desesperado.

—¡Abbie! ¡Oh, Dios mío, estás bien!

—N-Nick...

El chico frunció el ceño dándose cuenta de que algo no iba bien.

—¡¿Qué diablos ha pasado?! – Exclamó Nick, preocupado.

El chico echó a correr hacia el exterior del jardín y yo le seguí.

Ni siquiera pude ver cómo fue su rostro, simplemente le escuché soltar un grito ahogado por su garganta, mientras se acercó a toda velocidad y se puso al lado del chico.

Su gesto era completa desesperación mientras ayudaba a Sharon a enrollar la corbata que él mismo se había quitado de su traje.

Rápidamente me acerqué a Sharon y a Nick. Me agaché y sujeté el cuello de Leo, quien continuaba con la mirada perdida y luchando por no dejar de respirar.

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