40.- Color de rosa.

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—¡Volví! —gritó Nat entrando al departamento.

—Buenas noches, señorita —sonreí cortando la pizza que había sacado segundos antes.

—¿Te he dicho ya que amo que seas Italiana? —tomó una porción de pizza al entrar a la cocina.

—Bueno, hasta hace unos días no me amabas en ningún sentido, así que no.

—Pues te amo. Por cierto, he visto un anuncio del equipo de baseball buscando a sus próximos integrantes y lo he relacionado inmediatamente con Nate.

—Debería llamarlo —sonreí dejando el cuchillo en la mesa.

—Pues hazlo, el teléfono está ahí —lo señaló. Yo asentí y me lancé al sillón.

Pero no me contestaba el celular.

—¿Intentaste hablar a su casa?

—Eres una genia, Claire Sawyer.

—¿Qué?

—Claire Sawyer, futura abogada. ¿Nunca viste el manual de supervivencia escolar de Ned? —ella me miraba con la mente en otro lado. Entonces alcé la mano en cuanto oí el timbrado.

—¿Hola?

Ty. No, no era Ty. ¿Era Mark? Sí. Era Mark.

—Eh, hola —hablé con la voz más grave que me salió.

—¿Quién habla?

—S-soy Martin... Martin Sawyer. Amigo de Nate, ¿está él ahí?

—Claro, ya te lo paso.

—¿Aló?

Nate's POV.

Apuestas. La forma más fácil de mantener a mis primos lejos de "Sky". Abby quería sorprenderlos y era así de fácil. Les había apostado un nuevo videojuego que me habían regalado en la tienda donde estaba trabajando a que no usarían el internet por una semana.

Y aceptaron.

—Es ciencia —dijo Mark sentado en el sofá.

—Tú no sabes de ciencia —repliqué cambiando de canal.

—Como sea. Pasaste casi dos meses viajando con Abby, y no pasó nada. Dejaste que se vaya a Inglaterra. ¿Cuál es tu punto?

—Ninguno, hombres y mujeres también pueden ser amigos —contesté mirándolo.

El problema de esto, es que se quedarían toda la semana en mi departamento para asegurarme de que no usaran el internet.

—Pero le gustas a Abby y no hiciste nada al respecto —habló Ty saliendo del baño

—Como sea —me encogí de hombros y el teléfono de la casa sonó.

—¿Llaman a tu casa? ¿Te vas de viaje y ya tienes vida social? —mencionó Ty y yo rodé los ojos.

—Contesto yo —dijo Mark tomando el teléfono.

—¿Hola? —mi primo frunció el ceño— ¿Quién habla? —y me miró y volvió la vista al piso— Claro, ya te lo paso.

Y me dio el teléfono con el rostro algo confundido.

—¿Aló?

—Hola mi amor —rio ella y me sacó una tonta sonrisa.

—¿Cómo estás bebé? —mordí mi labio inferior y reí en cuanto me di cuenta de lo que hacía. Mi primo había pasado de confusión a una cara bastante extraña.

True ColorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora