45.- Mi familia y mi hogar es donde estás tú.

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—¿Estás bien? —preguntó Nate parándose frente a mí.

—Sí, sí. Es solo que nunca había estado aquí —sonrió de lado y él presionó mi mano.

—¿Segura? ¿Quieres que nos vayamos?

—No Nate. Termina lo que estás haciendo —asentí empujándolo un poco y parándome a su lado.

—Pues... —se removió en sus talones como un pequeño y chasqueó con la boca— creo que no tengo nada más que decir —dejó una rosa blanca sobre la lápida y sonrió de lado— Feliz cumpleaños, June.

Lo miré, pero el suspiró cabizbajo y metió sus manos en el bolsillo.

—Creo que esto no me lo esperaba —murmuré y él se encogió de hombros caminando de vuelta a la salida, lo seguí a paso rápido ya que sus piernas eran más largas que las mías, y por lo tanto sus pasos también— ¿Estás bien?

—Sí Abs, es solo que estoy en mis días.

Fruncí el ceño confundida en cuanto salimos del tétrico lugar al que esperaba no volver a entrar en un buen tiempo.

—¿Tus días, Nate? —y él jadeo presionando la parte baja de su estómago.

—Qué difícil es ser yo. Solo quiero un abrazo —dramatizó pegándome a él y yo no entendí que estaba pasando.

—Nate...

—Intento amenizar el momento, por favor sígueme la corriente —susurró en mi oído y reí negando con la cabeza.

—Estúpido Andrés.

—¿Quién ese Andrés y por qué sonríes al mencionarlo? —gritó lo más "femeninamente" posible y yo me reí tapándome la cara.

—Y tú me engañabas con Martin Sawyer y yo no dije nada —entonces Nate me miró y bufó negando.

—Chispita, arruinaste el chiste. Ya, deja. Vamos a comer algo —entonces me quedé en la calle confundida mientras el chico subía a la moto.

¿Qué rayos acaba de pasar?

—¿A dónde quieres ir? —me preguntó dando la vuelta a la calle.

—Creo que... Tengo una idea —sonreí de lado, gira aquí y ve por la derecha y de frente.

—¿A dónde vamos?

—A visitar a un viejo amigo —hablé intentando no reír.

Entramos a esta cafetería bastante conocida por muchos y nos sentamos.

He oído que desde el incidente en el que la gran diseñadora Chloe Collins metió presa a la niñera que abandonó a sus hijas en esa misma cafetería, el lugar había tomado popularidad.

Culpa de la prensa rosa, claramente.

Aunque la loca que abandonó a mis bebés no solo fue presa por eso, al parecer era una amante de los objetos ajenos.

—Bienvenidos a Riot Coffee, ¿qué desea ord...

—Hola, George —interrumpí sonriendo. El hombre giró a verme confundido y luego alineó las cejas.

—Oh... Hola, Abril.

—¿Cómo estás? Veo que te ha ido mejor —sonreí pasando rápidamente la mano por encima de mi nariz.

—Oye Abby, lamento lo que sucedió... Yo estaba muy enojado y no sabía cómo reaccionar. Si quieres tu puesto de vuelta yo podría...

—Oh, no. No, no. ¿Cómo se te ocurre? Ya pasé la etapa en la que casi vivo en la calle por un misero sueldo y un jefe explorador. ¿Qué pedirás? —hablo a Nate y él gira a verme, había estado mirándonos con una sonrisilla como si se tratara de un partido de ping pong.

True ColorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora