22.- Venezuela - Isla Margarita. ¡Bailando!

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—Tienes que prometer que nadie se va a enterar, Nate —hablé presionando su cara mientras me sentaba sobre su estómago y presionaba su cuello con la otra mano.

—Lo prometo —balbuceó ya que aplastaba sus mejillas, yo lo miré y suspiré levantándome y sentándome en la cama de nuevo.

—Gracias —murmuré terminando de publicar el post.

Oh genial, la primera persona a parte de mis hermanas que sabía sobre "mi secreto" tenía que ser Nate.

—No puedo creer que seas "Sky equis equis".

—No es equis equis y cállate —gruñí cargando la maleta por la escalera.

Habíamos pasado dos días en Caracas y ahora acompañaríamos unos días a José y sus amigos a la Isla Margarita para luego viajar Colombia.

—Y luego yo soy el gruñón, deberías ir a clases de control de la ira o algo —soltó una risilla poniéndose los lentes de sol.

—Debería dejarte por ahí tirado y viajar sola a Margarita. ¿Qué te parece? —sonreí caminando con la maleta a la salida.

—«¡Nos fuimos!» —saltó José alzando los brazos mientras bailaba, yo miré a Nate y empezamos a reír.

El viaje duró alrededor de ocho horas, fuimos hacia una ciudad llamada Puerto la Cruz y viajar en ferry hasta Porlamar, en la isla.

Pero había valido la pena, yo estaba encantada con los lugares que veía.

José nos guió hacia la casa de playa de una tía suya, el chico nos estaba ahorrando mucho hospedaje y era genial.

Así que nosotros le pagamos el pasaje de ida. Era lo menos que podíamos hacer.

—Este lugar es hermoso —sonreí echándome en la cama. Felizmente esta vez Nate compartiría habitación con José y yo la compartía con Sofía, una amiga de José que había viajado con nosotros.

—¿Cuántos tiempo han viajado ya? —me preguntó la morena sonriendo mientras se sentaba en la otra cama.

—No lo sé... Wow, tres semanas —me sorprendí al notar lo rápido que pasaba el tiempo— ¿Y sabes algo? Me alegra cuando saben hablar ingles, no sabes lo difícil que se me hace entender y hablar el español, de verdad lo admiro —dramaticé golpeándome el pecho y Sofía empezó a reír.

—Sí, bueno. Es un don que se nos da desde que nacemos —rio conmigo mientras sacaba la ropa de baño que usaría.

Habíamos quedado en ir a la playa "El Agua", ya que había un festival y así también conoceríamos un poco del lugar.

Me puse el bikini y encima la ropa que llevaría y cuando salí, Sofía entro a cambiarse.

—Salimos en cinco minutos, Chispita —habló Nate desde la puerta y Sofía río saliendo.

—Vamos, ¿de verdad no son novios? ¿Y qué con eso de Chispita?

—No somos novios. Y sobre eso... La verdad no estoy segura —me encogí los hombros y cargué el bolso— ya le preguntaré luego.

Sofía era una buena chica, había hablado con ella durante casi todo el viaje y no había dejado de reír. Contaba chistes como los mios.

Y eso a Nate no le dio gracia.

«Upa cachete» —soltó José cuando salimos, yo alcé una ceja mirando a Sofía y ella rio.

«Deja la ladilla José» No le hagas caso, Chispita —soltó una risilla pasando al lado de Nate y jalando a José a la salida.

True ColorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora