9.- ¡No puedes!

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Subí las escaleras, y a la primera que encontré fue a Rose. Le abracé fuerte, prácticamente como sino la hubiera visto en años y empecé a llorar.

—¿Qué pasa, Abby? ¿Por qué lloras? —preguntó acariciando mi espalda, oí un ruido, pero obviamente lo ignoré.
—Kyle, me acaba de despedir. No quiero dejarlos, ustedes son parte de mí ahora —lloré más mientras ella me abrazaba.
—¿Qué? —alguien preguntó, no tenía la necesidad de girar para saber quién era. Nate me miraba seriamente mientras fruncía el ceño— ¿Qué dijiste? —repitió mirándome.
—Me voy —sorbí la nariz y traté de secarme las lágrimas— tu padre me...
—No puedo creer que sí... —me miró y gruñó golpeando la pared.
—¿Que sí, que? —pregunté mirándolo, él ladeó el labio y negó con la cabeza— nada. Solo, olvídalo. —caminó hacia mí y me rodeó en sus largos brazos— No puedo creerlo, ¿que vas a hacer? —preguntó mientras me abrazaba, y yo solo contestaba al abrazo. ¿Quién lo diría, eh? Llorando abrazada a Nate Collins.
—¿Qué más? Me voy mañana. No se qué tanto interés en que me vaya. —volví a sorber la nariz mientras le abrazaba más fuerte.
—Tienes que estar calmada, cariño. Debes esperar un tiempo. —Rose acarició mi cabello— Todo pasa siempre por algo.

«Lo bueno nunca llega tarde».

Ay mamá, ¿por qué siempre dices eso?

                                         -×××-

Pero ahí estaba yo, alistando mis maletas mientras lloraba en silencio. Aún sentía todo injusto. No me habían dado una explicación clara, no entendía nada.
Alguien tocó la puerta, y era Chloe.

—Cariño, no se qué pasó. ¿Por qué lo aceptaste? —preguntó abrazándome fuerte.

Iba a extrañar sus abrazos estranguladores.

—Yo solo... Quería evitar problemas. No sé cómo lo tomarán los niños. Yo... Lo siento mucho. —La abracé también, y por primera vez correspondía un abrazo suyo.
—No lo hagas, Abby. No es tu culpa.
—Chloe, si va a buscar una nueva niñera, no la busque en la calle, ¿si? —mencioné limpiando mis mejillas llenas de lágrimas y ella asintió sonriendo, y luego negó con la cabeza.
—En la calle encontré a una de las mejores niñeras, ¿sabes? Pero no te preocupes. ¿Recuerdas lo que hablábamos hace unos días? He decidido trabajar en casa, haré mis diseños aquí. Si no estás tú, no quiero que mis hijos queden al cuidado de otra persona.

Pasaré más tiempo con ellos.

—Me parece muy bien, es lo mejor que puede hacer. —sonreí abrazándola de nuevo.
—Te voy a extrañar mi niña. —acarició mi cabello y suspiró— tranquila, ¿si? Mañana te ayudaré a decirles a los niños. Y discúlpame por la actitud de mi esposo, no entiendo qué le pasa.
—No tiene por qué, Rose dice que por algo pasan las cosas, ¿no?

Porque... era así, ¿no?
¿Recuerdan el día en el que desperté plácidamente y me encontré con la cara de Nate frente a mí provocando sensaciones que jamás había sentido?

Bien.

—¡Nate! —susurré moviéndolo algo asombrada aún.
—Uhm. —formuló con sus labios para luego abrazarme más fuerte. Yo era un pequeño e insignificante peluche a su lado. Bufé y lo empujé haciendo que caiga de la cama y por supuesto, se despierte de golpe.

Claro que tuve que sujetarme para no caer con él.

—¿Se puede saber que haces en mi habitación? O bueno... Lo que queda de ella —suspiré parándome, mirando el interior de la habitación.
—Yo... —se rascó la cabeza y ladeó el labio—. Abby, ¿dónde te quedarás?

True ColorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora