37.- Hangouts y cartas de admisión.

731K 58.5K 31.3K
                                    

—¿Estás segura de lo que harás? —preguntó terminando de leer el post.

Nate y yo estábamos en mi habitación sentados frente a la laptop oyendo Paradise de Coldplay de fondo.

—Sí, ya lo escribí. No puedo echarme para atrás. Así que tú me vas a ayudar.

—¿Yo?

—Sí, vas a salir conmigo. No quiero salir sola.

—Pero Abby...

—Pero nada —lo señalé.

—No prometo salir en todo. Después me dirán que me cuelgo de tu fama —dramatizó pegando la mano a su frente y yo empecé a reír.

—Exagerado.

—¿Estás consciente que lo único que hemos hecho en estas "vacaciones" es el día de escalada y ya mañana volvemos a Verona?

—Sí, siempre es así. Supongo que mañana haremos el asado de despedida y volveremos a casa. Es la semana que compartimos todos juntos. Porque no nos vemos hasta diciembre. Mis primos y hermanos empiezan los exámenes y los tíos y papá se llenan de trabajo. Aunque yo nos los veía hace un año —ladeé el labio.

—¿Qué tienes? —preguntó presionando mi nariz, yo lo miré y negué.

—Es el tema de la familia. Los extrañaré cuando me... Vaya.

—No es eso —habló mirándome fijo— te pasa algo más.

—No, no es nada —sonreí.

¿Cómo rayos me conocía tan bien?

Por supuesto que no estaba bien. Había una clara posibilidad de separarme de él por unos meses. Todo dependía de la carta de aceptación.

—Bueno, yo sigo pensando que sí. Cuando estés preparada para decirlo, aquí estaré —besó mi frente y me abrazó mientras yo me mordía el labio. Nervios, estos nervios.

Y avisé que pospondría el livestream para el día siguiente ya que llegaría cansada a casa luego del viaje. Luego de un gran asado en familia, cada uno había regresado a su casa.

—¡Abby, tienes correo! —gritó mamá con varios paquetes en la mano desde la escalera.

Yo estaba peleándome con la conexión al no poder hacer un livestream como la gente normal. Así que tuve que detenerme y bajar por las cartas a las que solo subí y no presté atención.

Ya las vería luego de la trasmisión.

—¡Nate! —lo llamé y llegó rápidamente.

—¿Ahora si necesitas que te ayude? —sonrió desde la puerta y yo rodé los ojos.

—Sí, no sé cómo hacer una presentación en vivo, ¿me ayudas? —pregunté con toda la emoción, nótese el sarcasmo.

—Claro que sí, bonita. Yo te ayudo.

—Eres un arrogante. Hubiera llamado a Mateo. Él sabe más de computadoras que todos nosotros juntos.

—¿Mateo? ¿Hablamos del mismo Mateo que está viendo My little pony en su habitación justo ahora?

—Bueno, no es perfecto. Pero en serio, sabe mucho.

—Lo que tú digas, chispita —rio haciendo algo en mi laptop.

—Iré a hacer algo con mi cara. No puedo salir en estas fachas —reí levantándome y caminando al baño.

Ya estaba cambiada, así que me desenredé el cabello y me maquillé. Cuando terminé, Nate estaba conectando el micrófono a la computadora.

True ColorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora