Final Parte I

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5 Meses después.

Aeropuerto Polong

—¿Preparada para volver a México, señorita Valdés?—. Preguntó Henry, su guardaespaldas, dando los boletos.

—Sí, estoy lista para retomar la universidad—. Henry la miró sorprendido—Tranquilo, seguirás siendo mi guardaespalda—El joven sonrió y le tendió la mano para que entrara al avión—Siempre vas a ser tan caballeroso conmigo Henry?—El simplemente asintió y se sentó el el lado opuesto al de Juliana.

El vuelo 238 va despegar en dirección a México, les pedimos que abrochen sus cinturones y apaguen sus teléfono—Se escuchó por el avión, pero justo antes de apagar su teléfono un mensaje le llegó.

De: Verónica Iglesias.

Para: Juliana Valdés.

Ten buen viaje, esperamos tu regreso con vino, tu preferido! No tardes.

Apagó su celular sin antes responder.

—¿Nerviosa?—Preguntó Henry entrelazando sus manos para que no se sintiera tan mal.

—Un poco, te he dicho que odio volar?—El rió y asintió.

—Me has contado muchas cosas, más de lo que debería saber—Los dos asintieron y se miraron por un instante.

En los últimos cinco meses, Juliana había estado viviendo con Lauren y trabajando para la compañía de su madre, lo cierto era que se sentía vacía y sin ganas de levantarse todas las mañanas, necesitaba sentir otra vez ese sentimiento de amor, pero nunca llegó, se había topado más de dos veces a el amor de su vida por los pasillos de la universidad, pero ninguna se atrevió a hablarse o mirarse siquiera, la morena no había vuelto a mirar sus ojos desde la última vez que se dirigieron la palabra, la razón, simple sabía que si volvía a ver esos ojos que tanto extrañaba y anhelaba tener le harían la vida un desastre nuevamente o lo que menos quería, saltar a sus brazos y decirle que no se vaya nunca más, decirle que al amaba, que la necesitaba otra vez junto a ella.

Por esa misma razón un mes después decidió irse de viaje por todo el mundo, cosa que su madre dichosa acepto, le pagó los boletos y le dio el suficiente dinero para disfrutar de sus no tan merecidas vacaciones, pero con la condición de ser acompañada por un guardaespalda, esto por petición de su padre, que por cierto ahora se llevaban muy bien, ya que había iniciado terapia, la morena aceptó y rápidamente, al otro dia un joven de 21 años cabello oscuro y ojos marrones con una sonrisa perfecta se presentó en la puerta de su casa como Henry, el guardaespaldas y ahora su compañero de aventura.

—Juliana, despierta—Decía Henry mientras la trataba de mover, ya habían llegado—Juli, pequeña despierta por favor, vamos a llegar tarde a tu casa y tu madre me matará—. Esto hizo reír a la morena que se hacía la dormida, se acercó a él y pellizcar sus mejillas.

—Vamos, Henry llegaremos tarde—Replicó Juliana, se tomaron nuevamente de la mano y caminaron juntos fuera del avión, después fuera del aeropuerto y al final fuera del carro, ya se encontraban en la casa de Lupe Valdés.

—¡Hola mamá, hola papá!—Dijo Juliana una vez que entró a la mansión, hace tres meses que se habían mudado, Lupe le dijo a Juliana que viviera con ella nuevamente pero la morena desistió, le gustaba más estar con su mejor amiga, Lauren.

—Hija...llegaste, deja tus cosas en tu habitación, y quédate a dormir, podemos cenar si quieres—La morena negó con su cabeza y sus padres la miraron extrañados y ella exclamó.

—Quedé en verme con las chicas, pero si quieren cuando termine puedo venir y pasar la noche acá, podríamos desayunar juntos—Henry la miró por el marco de la puerta y le sonrió.

Candente (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora