Llegamos.

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Narrador

Mierda. Mierda. Mierda, era lo único en lo que pensaba Juliana mientras entraba a su auto con el fin de irse lejos, muy lejos. Jamás pensó que Valentina podría caer tan fácil en tentaciones, eso la hacía sentir insegura, trataba de pensar que todo tenía una explicación, pero no, era obvio Valentina no era lo que pensaba. Juliana necesitaba tiempo, quería pensar, pero entre más pensaba más lloraba y eso la hacía sentir como una basura.
Le contó a Camila sobre la pelea, esta no quiso opinar ya que era amiga de las dos, en cambio Lauren no pensaba eso, ella solo dejo salir un "Deberían de hablar, así se entenderán" eso pensaba ella, pero Juliana no, y si George la convenció de volver con el, y si ya no la amaba, ideas así pasaban por su mente día tras día.

Inseguridad, obvio.

Valentina trató de mandarle miles de mensajes y llamadas, hasta se presentó en su casa pero Juliana la ignoraba por completo, las dos sabían que necesitaban estar alejadas por al menos una semana, sin ningún contacto, por esa razón la menor había decidido pasar las vacaciones del semestre en la playa con Verónica, días antes habían vuelto a hablar, se llevaban bien, al menos tenía a alguien en quien confiar y esa era ella.

-¿Estás lista Juls?-. Dijo Verónica prendiendo el automóvil.

-Sí, sí, más que lista, la pasaremos bien no Vero?-. Respondió mientras se colocaba el cinturón del copiloto.

-Claro, si estamos juntas obvio, tu que crees?-. Miró a Juliana tratando de descifrar su expresión.

-Yo digo...que la pasaremos bien, juntas-. Dicho esto Verónica se puso en marcha de camino a la playa, se iban a hospedar en la casa vacacional de Juliana, era un buen plan, creían.

En otra parte de la ciudad, se encontraba Valentina en su cama con un fuerte resfriado por culpa de sus estupideces, el día en que Juliana se marchó, el día en que la dejo sola, el día en que Juliana decidió dejarla de amar, o eso creía ella, ese día se repetía en su mente todas las noches, mañanas y tardes, trató de buscarla y explicarle, pero solo recibió desinterés de parte de la menor, desde hace unos días la había visto con una chica de pelo negro con apellido Iglesias, eso lo sabía gracias a Lucho que casualmente era hacker, tenía celos, muchos celos, por qué ella si podía tenerla y Valentina no? Por idiota, decía Lauren cada vez que hablaban del tema, en cambio Camila no opinaba al respecto.

Un día antes había tenido la grandiosa idea de presentarse en casa de Juliana para tratar de aclarar las cosas, pero a medio camino la lluvia la alcanzó, mojo toda su ropa y las flores que le llevaba a la morena, nada funcionaba, decidió dejar de insistir, al final era solo su culpa y de George.

-¿Segura te encuentras bien?-. Preguntó el hombre mientras acariciaba su mejilla.

-Sí...ya te lo he dicho, me encuentro perfecta George-. Respondió Valentina mientras se sonaba la nariz.

-Quería pedirte perdón, no sabía que Juliana y tu salían, jamás imaginé tus preferencias sexuales, en fin eso no importa, estaba drogado, no sabía que hacía y te ofrecí, sabes bien que no soy así Vale.- Susurró mientras acercaba su brazo a el hombro de Valentina con el fin de abrazarla.

La ojiazul no podía culparlo a el, al final ella fue la que decidió aceptar la pastilla no el, ella fue la que obligó a Juliana a acostarse con ella, era su culpa, lo sabía.

-No tienes de que disculparte, la sabes no, fui yo quien acepte no tu-. Agarró el vaso con agua y bebió.

-Traje esto, son dos boletos para ir al concierto de The 1975, quieres venir? Va ser en la playa-.

-Sí, realmente me gustaría salir de este lugar, tomar aire fresco, no lo sé- Suspiró- Solo no quiero pensar...

Y como si el destino estuviera en contra de ambas, Juliana y Valentina iban a estar en el mismo lugar.

Mientras tanto Juliana y Verónica acababan de llegar a la casa en la playa, apenas llegar se dio cuenta la morena que la casa tenía dos pisos, tenía un color blanco y un poco de azul marino además de unos ventanales que la cubrían casi completa, no estaba igual a como la había dejado el día que vino.

-Es linda, y muy grande-. Dijo Verónica mientras salía del auto sin antes apagar el motor.

-Sí, acá nos vamos a quedar por los próximos 3 días, antes era amarilla, ahora es blanca, creo que Lupita lo cambió.- Camino hasta la puerta de la casa.

-No trajiste casi nada, como piensas cambiarte de ropa, porque te vas a mojar mucho.- Sonrió pícara.

-Ja Ja Ja que graciosa, en fin ven, entra-. Entraron juntas hasta el interior de la casa.

Era muy neutral, lujosa y con adornos de playa, tenía una sala enorme y una cocina de color café, todo era estupendo para Verónica.

-Si que es linda, bueno igual que tu-. Elogió Verónica.

-¿Te acabas de inventar ese piropo o lo buscaste antes por Internet?-. Rieron.

Mientras desempacaban cada una de sus cosas un ruido extraño proveniente del patio llamó la atención de ambas.

-¿Quieres ir a revisar? Sería como una aventura!-. Arrastró Juliana a Verónica mientras caminaban hasta el patio.

-¿Y si es una rata?-. Susurró Verónica mientras caminaban en puntitas.

-No lo sé, esta es la puerta, lo que encontremos aca será nuestro fin, si es algo peligroso claro esta-. Juliana estaba delante de la puerta mientras que Verónica estaba detrás de ella apoyada en su cintura.

Juliana estaba abriendo la puerta, poco a poco para darle un poco más de misterio, no pudo ni abrirla hasta la mitad porque un gran labrador las había derribado mientras saltaba encima de ella tratando de jugar, esto hizo que Juliana cayera de espalda entre las piernas de Verónica, de un momento al otro el gran perro se fue dejándolas en esa incomoda posición.

-Se fue...- dijo Verónica mientras veía a Juliana que estaba solo a unos centímetros abajo con sus dos manos cubriendo su cara.

-El es Mortadela, no recordaba que fuera tan grande, lo siento.- Musitó mientras se levantaba del piso.

-Por mi te quedabas ahí, pero tengo hambre.-

-Entonces apurate, preparé lasaña.

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Pensamientos de Valentina.

Es complicado, sí lo es. Si yo no hubiese aceptado esa maldita pastilla muy seguramente estaría con ella, pero que estoy haciendo? Saliendo con el inútil que me ofreció droga, debería declinar la oferta, pero que más da, Juliana no me quiere ver, es posible que ya no le importe, y es mi culpa, es así, lo que más me duele, es saber que antes tuve mucho, y ahora no se si aún la tengo.

Xoxo

Candente (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora