Capítulo 36

51 14 1
                                    

—¿Lentes?—le pregunté a Isabella.

—listo—afirmó poniendo una tilde en la libreta para justificarlo. Asentí.

—¿celulares?—

—listo—

—¿suéteres?—

—listo—

—¿y tú estás lista?—le pregunté para asegurarme de que lo esté, tenemos una misión y no hay que estrellarnos en el intento.

—como nunca ¿y tú?—

—vamos a averiguar qué quiere esta persona y el por qué lo quiere—respondí con total seguridad.

Estamos reunidas en la cafetería de siempre, para terminar de planear todo y poder descubrir lo que ocurre. Claro está que no voy a descubrir hasta los secretos que no me incumben ni importan, tampoco destruiré a tres perfectos y guapos mentirosos; pero tengo una misión, y es descubrir quién ha osado irrumpir mi tranquilidad.

—ese apodo que te dan de Génesis Holmes, va cobrando mucho sentido—Isabella contiene una risita al verme con los lentes puestos y una gorra parecida a la de un detective.

—¿es mucho verdad?—asintió riendo—sólo quería darle un toque más detectivezco—me quité el gorrito y lo guardé en el bolso, pero aún así me quedé con los lentes.

—muy bien, el primer paso: descubrir si lo que contenía la caja era verdad—comenzó a enumerar los pasos a seguir—paso número dos: al saber la verdad, analizar y tratar de dar con la persona que lo hizo. Y paso tres: tratar de que nos de la razón del por qué lo hizo, sino averiguarlo por las malas. Fácil ¿no?—detecté un leve tono de duda en sus palabras.

—esperemos que así sea—respondí con algo también de duda—ahora a buscar la verdad—me levanté de la mesa recuperando mi seguridad y me dirigí decidida a la puerta de salida.

—tengo mi celular activo ¿y tú?—Asentí en respuesta.

—voy a mi posición, espérame en la tuya, cuando te llame significa que ya tengo las respuestas a todo—mi tono sonó muy seguro, pero la verdad por dentro los nervios me invaden y recordar el contenido de la caja me pone mal.

—entendido Señora—hizo un gesto militar y después se marchó.

Suspiré pesadamente, asentí olvidando que nadie me veía y volteé en dirección a mi camino, sintiéndome cada vez más frágil y toda hecha un manojo de nervios.

Cuando llegué a mi lugar de destino, tardé unos minutos para poder entrar, hasta que, finalmente me armé de valor y me adentré al local. Prometí no volver, pero aquí me encuentro, buscando respuestas.

Cuando lo vi, me senté al frente y lo encaré.

—muy buenos días— le saludé mientras me acomodaba.

—¿me vas a decir para qué me citaste aquí?—preguntó fastidiado.

—uuuuuh ¿dónde quedó el Ethan tierno que estaba apareciendo?— sí, me encantaba fastidiarlo.

—vino a este lugar pero se cansó de esperar y ahora aquí tienes al contestón y colérico Ethan—se inclinó hacia adelante apoyando sus antebrazos en la mesa, para encararme—así que habla rápido si no quieres que ese te enfrente—volteé mis ojos cansada de sus palabras.

—créeme que no tengo ganas para aguantarlo. Tienes que mejorar eso de tu actitud ¿lo sabías?—se encogió de hombros, mostrando nada de importancia—vine por...— saqué lo que llevaba la caja y lo puse en la mesa para que lo observara con más claridad—respuestas—fue a contestar pero una voz lo interrumpió.

—disculpen, ¿van a querer algo?—era Shawn. En otras circunstancias lo hubiera evadido totalmente por el temor de que suceda algo, pero debido a lo que pasa no le tomo mucha importancia.

—sí, claro, yo quiero una barquilla de oreo, y... ¿tú Ethan qué vas a querer?—lo saqué de la estupefacción que tenía al ver todo lo que había en la mesa.

—ammm yo sólo quiero una de chocolate—respondió volviendo su vista a la mesa. Shawn asintió y se marchó, no sin antes guiñarme el ojo.

¿enserio lo acaba de hacer?

¡listo! punto menos para él.

—entonces... Ethan ¿tienes alguna respuesta para mí?—

—¿cómo conseguiste esto?—respondió con otra pregunta.

—Ayer en la madrugada una persona irrumpió en mi casa y colocó una caja que contenía esto—expliqué sin ganas—esperaba que tú pudieras darme respuestas—

—¿por qué me buscas a mí y no a él?—reí sin ganas ante su pregunta.

—necesito que tú me hables primero de esto antes de ir a hablar con él, no es algo que espero que entiendas—mi paciencia se estaba agotando.

—bien... te aclararé algunas dudas, pero después tienes que ir a hablar con él, porque yo no sé mucho del tema—

—eso ya lo tengo resuelto. Ahora suelta la sopa—escuché atentamente cada palabra que decía Ethan, a pesar de que nudos se formaba en mi garganta, contuve las ganas de llorar porque lo único que hizo con sus palabras era afirmar lo que no quería.

—todo lo sabíamos sólo nosotros tres, ahora tú también, pero... quiero que sepas que por más que todo eso sucedió, muchas cosas cambiaron. Él ya no es el mismo, su pasado no lo define—

—eso lo entiendo a la perfección. No te preocupes, que nada precipitado iré a hacer—

—más te vale. Ahora... me tengo que ir, espero que te haya servido mi información—

—sí, más de lo que te puedas imaginar—asintió y se marchó. Quedé sumergida en mis pensamientos un largo rato, hasta que sentí una lágrima rodar por mi mejilla. Marqué al celular de Isabella y la hice llegar.

—dime que conseguiste buena información—

—¿ya lo llamaste?—Asintió en respuesta—Muy bien, la información que obtuve nos va a servir de mucho—Respondí a su pregunta anteriormente formulada.

—Ahí está, te deseo suerte—Se levantó de la mesa y se dirigió a otra.

Lo vi ingresar al local, buscarme y cuando me encontró, esbozó una enorme sonrisa y se acercó. Fue a saludarme pero lo interrumpí.

—¿Cuándo me ibas a decir que tienes un hermano y que es aquel chico que está dando los helados en la caja,  y que se llama Shawn?—David palideció y comenzó a balbucear.

Amando la Luna (EDITANDO)Where stories live. Discover now