Venganza?.- Capítulo 28

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Narra Josh.-

En todo el tiempo que he estado en el hospital donde Zoey se hospeda, nunca había notado cuán grande era el edificio. Resulta que  Zoey la habían cambiado de habitación ya que la zona en donde ella se encontraba en remodelación y por eso la ubicaron en otra zona del edificio. La cosa es que no puedo encontrar el maldito cuarto. Llevaba ya diez minutos de búsqueda implacable y aún no lograba a hallar a mi amiga. Me siento frustrado.

Ya ni sé cuántas vueltas he dado hasta ahora, pero estoy agotado de tanto andar y buscar por todos lados, así que decido sentarme en uno de los bancos donde usualmente se sientan los pacientes a esperar. Supongo que Zoey entenderá el hecho de por qué llegué tan tarde a verla, si es que llego.

Se preguntarán, ¿por qué no le preguntas a un empleado donde queda la habitación dieciocho del ala oeste del cuarto piso de la segunda sección? Bueno, ya lo hice, y aún así soy lo suficientemente inútil como para no encontrar la habitación. Y no quiero volver a preguntar porque si no quedaría como idiota, tal vez lo soy, pero no quiero hacerlo obvio a la recepción del hospital, además, la recepción queda tres pisos abajo, y ni ganas de bajar hasta allí.

Respecto al diario, como sabrán, no quedan más páginas escritas, sólo hojas en blanco esperando ser manchadas con tinta. Entonces, cuál es la razón por la que estoy aquí? Bueno, vengo a estar con Zoey, porque me quedan muy pocas horas para estar con ella. Además la amo, y no podría dejarla sola cuando simplemente podría estar acompañándola.

Luego de un pequeño descanso, me doy ánimos y decido seguir con la búsqueda. Miro el papel con la dirección nuevamente y comienzo a caminar. Camino, doblo, sigo caminando, observo carteles, puertas, camino, doblo, aunque no lo crean es todo un proceso. Y luego encuentro la bendita habitación. Era como si tuviera el paraíso tres metros frente a mí. La desesperación me envuelve y esta vez entro sin avisar. Mala decisión.

Este no era el bendito cuarto de Zoey. Era un cuarto diferente,  más pequeño y acogedor. Y no era mi amiga quien se encontraba acostada en la cama, si no una anciana. Y era ella. Era la misma anciana que alguna vez me había dicho que no volviera a entrar a la antigua casa de los Mellark, la misma anciana que le dijo lo mismo a Zoey. Y pude reconocerla fácilmente, no es alguien difícil de olvidar, esa mirada loca te hace recordarla al instante.

Ella me miró, y yo la miré, y avergonzado pedí disculpas y salí de allí. Todos los pacientes tienen un pequeño cartel colgante en sus camas con sus datos, en el de la anciana me pareció ver algo familiar, pero no le di importancia alguna reinicié mi búsqueda.

Debo admitir que tuve que perder mi dignidad e ir de nuevo a la recepción a preguntar sobre la habitación de Zoey. Esta vez una de las empleadas me condujo hasta allí, mientras yo iba a su lado con el rabo entre las patas. Ella parecía fastidiada, pero bueno, este es su trabajo, que a mí no me venga.

Luego de agradecerle tímidamente a la mujer, y que ésta se fuera, toqué la puerta. Ella me respondió como siempre, con su típico “pase” amablemente. Yo no pude contener la felicidad al poner un pie dentro del cuarto. La abracé, y me disculpé mil veces por haber llegado tarde. Le expliqué mis razones y ella pudo entenderlo, aunque estaba algo preocupada por mí.

-Te digo que me imaginé lo peor, pensé que tal vez a ti te habían atropellado también.- dijo, con un todo divertido y serio a la vez. Yo sólo reí por su superstición, y ella me echó una mirada matadora.-

-Oye, ni que reírme de tus bobas paranoias, que por cierto son muy chistosas, fuera tan malo como para que me eches esa mirada.- le dije, intentando levantarle el ánimo.

-Idiota.- dijo con una sonrisa. No sé si lo has sentido, pero a veces siento que soy un genio. Muy pocas personas saben el significado de la frase “contagiar sonrisas”. Gracias a Zoey yo podría hacer un diccionario sobre eso. Es que es esa persona que, cuando la ves sonreír, cuando la vez feliz, es imposible no ser feliz con ella, que no te contagie esa sonrisa, y más si sabes que esa persona está así por ti. Por eso se dice que las sonrisas se contagian. O al menos eso cree mi mente.

-Bueno, cambiando el tema, estoy algo frustrado. La intriga me tortura, Zoey, necesito saber qué pasará con ____ y Chand. Necesito saberlo, siento que moriré.- exageré, pero dentro de mí sabía que la intriga no me dejaba dormir por la noches, y que a pesar de saber el final de esta historia, mi lado curioso quiere saber cómo pasó todo exactamente. Cada detalle.-

-Yo igual, juro que me siento tan…no sé cómo explicarlo. Necesito que mágicamente las páginas se reescriban, terminando la historia y destruyendo esa sensación en mi interior que no se deja de hacer preguntas y más preguntas. Necesito saber que pasará!.- exclamó mientras me miraba suplicante. A veces me pierdo en su mirada, y tengo tantas de las suyas en mi cabeza que sólo me faltarían unas pocas para completar mi colección. Creo que sólo me falta una sola, pero no se cuál, y el día que la tenga, y espero que sea mientras yo siga aquí, podré ser feliz y atesorar mi colección de miradas de Zoey Scott.

-Supongo que no tendremos otra más que enterrar la intriga en algún lugar lejos y olvidar esta historia.- le dije, admitiendo la verdad. Me sentía mal al pronunciar estas palabras.

-Jamás olvidaré esta historia, Josh, porque de no haber sido por ese diario no nos hubiera pasado lo que nos pasó. Hemos cambiado, y me gusta más cómo somos ahora. Y me di cuenta de cuánto te he amado y cuánto lo hago aún, a pesar de que pronto te irás. Y me da igual no sepamos el final de esta historia, a pesar de cuanto deseo conocerlo, lo único que quiero ahora es pasar tus últimos días aquí contigo.- dijo. Y no pude evitar quebrarme por dentro. Jamás me la imaginé diciendo estas palabras, y nunc lo hubiera hecho con ella hospitalizada, pero fue la forma más bella de decírmelo. Se veía débil allí acostada, conectada a cables, y me hacía sentir que debía protegerla, pero que me quedaba poco tiempo después de todo. Era algo decepcionante, me sentía decepcionado de mí mismo, de no poder hacer nada para evitar mi partida. Quería romper todo, destruirlo, dejar mi orgullo atrás y desquitarme. Pero no lo hice por el simple hecho de que la persona que amo se encontraba allí. No quería que ella me viera de esa forma.

Me quedé observándola, su belleza, su rostro, sus ojos, sus bellos ojos. Cómo ella me miraba de la misma manera, analizándome lentamente cada detalle.

Y no dije nada, porque en este mundo lleno de escritores, lleno de libros, lleno de significados, lleno de comunicación, no existían las palabras para decirle lo que yo sentía por ella. Además, me guiaba por la frase de, una mirada vale más que mil palabras, y sí que lo hace.

Todo era un silencio pacífico, coordinado con el contacto de nuestras miradas, formaba un ambiente que sólo se forma una vez en la vida, con tan sólo una persona. Y todo era perfecto. Y simplemente no quería que acabe.

Y así, mientras la miraba y ella me miraba a mí, comencé a pensar en lo que me había sucedido antes. El error que había cometido que me llevó a ver nuevamente a aquella vieja anciana. A ver de nuevo esos ojos que podían llevarte a un mundo de locura. Y en mi cabeza me pregunté, por qué ella se podrías encontrar en tal estado. Parecía que en vez de estar en un hospital, necesitaba ir a un psiquiátrico. Tal vez, una de las mil posibilidades existentes, fuera que le haya pasado algo traumático. Y en ese momento fue cuando mi cabeza comenzó a conectar ideas. Era genial como mi mente creaba esas constelaciones de pensamientos tan rápidamente. Y allí pude entender quién era ella.

-Mellark.- dije, en un tono de sorpresa inaudita.-

-Qué con eso?.- preguntó Zoey.-

-El cartel de su cama decía Mellark.- le dije, empezando a levantarme de mi silla.- Ella es Liz Mellark.

Hola  .-. perdón por la tardanza….asdsadasd quedan solamente dos capítulos e.e Maca..

Venganza?.- Chandler Riggs y tú.-Where stories live. Discover now