Narra Zoey.-
A veces imagino cómo sería si aún no siguiera aquí. Seguramente me sentiría libre, feliz de la vida y alegre por no tener que estar recostada en una cama todo el día, recibiendo inyecciones de vez en cuando, tener una televisión en la que hayan tres canales y sólo uno funcione bien y comiendo comida que por poco es comida. Podría pasear con mis amigos, en especial con Josh. Sería genial poder salir de aquí de una maldita vez. Pero lamentablemente aún me queda mucho tiempo de aburrimiento. Y pronto se convertirá en aburrimiento a solas. Gracias Dios, la verdad, gracias.
Veo mi reloj para chequear la hora y compruebo que ya es el momento de que Josh esté aquí. Él no debe tardar en llegar. Como el aburrimiento me consume, decido que la próxima vez que mis padres vengan a visitarme, que no será pronto ya que trabajan casi todo el día, les pediré un libro para entretenerme por un tiempo.
También en mi habitación hay un cuadro que me inquieta. Se trata de una mujer retratada a la perfección, tan realista como una foto, y sus ojos son los que me perturban. Me siento observada cada vez que recuerdo el cuadro, como si en vez de ser un óleo enmarcado sea una ventana y en exterior una verdadera mujer estuviera mirándome. Lo sé, a veces puede llegar a ser muy supersticiosa.
Un par de "Toc Toc" se escuchan desde la puerta. Pensando en Josh, respondo con todas mis fuerzas (que eran muy pocas gracias a los calmantes que me mantenían tranquila y cansada) un amable "pase".
-Hola Zoey.- dijo Josh, con una enorme sonrisa. Traía un ramo de margaritas en sus manos, y su perfume era como una droga para mí, literalmente me embriagaba con él.
-Hola.- contesté, esforzándome por sonreír.- cómo estás?.- me senté en la cama.-
-Bien, y tú? Estás mejor?.- dijo mientras dejaba el ramo de flores en su florero y colgaba su chaqueta en el respaldar de una silla.
-Igual que antes, duele casi todo. ¿Cómo está afuera?.- pregunté curiosa, además de hacerlo para alargar más la charla.-
-Nublado igual que ayer, pero aún no llueve todavía.- dijo él, ya sentado en su silla junto a mí y con el libro en sus manos.-
-Ah, que lástima que no puedo salir, me encantan los días nublados.- dije algo apenada.- ah, no importa. ¿Comenzarías a leer por favor? Me quedé con la intriga sobre que pasó con ___ y Chand esa noche.-
-Claro preciosa.- me dijo, nuevamente con una sonrisa dibujada en su rostro. Luego me guiñó el ojo y me hizo sonreír y sonrojarme algo. Creo que soy la chica con más mala suerte en todo el maldito planeta: encuentro al chico perfecto, pronto se mudará de ciudad. Aghj.
Narra ___.-
Me quedé paralizada por unos momentos, pensando en qué podría pasar ahora. Tal vez Chand lo comprenda, acepte que Ches fue quien me besó y que todo esto fue un maldito error, o tal vez se enoje los suficiente como para no hablarme por un mes, como estábamos hace unos días atrás, o puede reaccionar de cualquier otra forma, él es muy impredecible. Aunque, ¿saben algo? Me dá igual cómo reaccione, en este momento estoy aterrorizada por completo..
-¿Qué?.- pregunté, para ver si esto no era una sucia broma provocada por mi mente desquiciada. Él sonrió, pero no fue de felicidad.
-Me escuchaste perfectamente, ___. Sabes a que me refiero.- dijo, pero su expresión de malvado cambió a herido. Él, de alguna forma, había visto el inesperado beso entre Ches y yo. Maldito sea aquel idiota.
-Supongo que sabes perfectamente que él me besó, que ese idiota lo hizo. Sabes que te quiero a ti, y que eso de Ches sólo era una completa farsa.-
