Capítulo 37: Anna

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Era una muchacha como de la edad de Lucy aunque lucía un poco más joven, entre sus  características estaba su cabello negro y lacio además de una piel muy blanca pero algo sonrojada, era muy delgada y alta. Otra característica que llamó mi atención es que tenía un tatuaje que decía “Imagine” en su muñeca a manera de pulsera y un arete en el labio que la hacía verse… no sé cómo decirlo, creo que la palabra es “genial”.

Doménico y yo nos acercamos a la mujer que estaba hablando con… Yezca.

Y yo que pensaba que este iba a ser un buen día.

Entonces ella se volteó hacia nosotros y nos dio un abrazo dando un beso a cada uno en la mejilla. Luego se sentó en la mesa y nos señaló que hiciéramos lo mismo.

—Hola soy Anna—dijo ella mientras nos veía a ambos como si fuéramos bichos raros.

—Mucho gusto Anna soy Doménico.

—Hola soy Charlotte y es un gusto conocerte—dije yo en un tono muy cortés.

—¡Moría de ganas de conocerlos!—dijo ella muy emocionada.

—No quiero ser grosera pero podría saber ¿quién eres?—pregunté esperando una respuesta lógica.

—Ya te dije que soy Anna. ¿Qué no tienes buena memoria?—preguntó ella un poco molesta.

—Me refería a quién eres como para que Lucy te mandara como remplazo—dije algo seria.

—Oh, bueno soy su mejor amiga—dijo ella muy curiosa, no hay duda de porque es amiga de Lucy.

—¿Lucy tiene amigas?—pregunté y tapé mi boca porque eso sonó muy descortés.

—No, ella sólo me tiene a mí—dijo Anna molesta por lo grosera que había sonado.

—¿Y qué hace aquí Yezca?—pregunté dándole una dura mirada que él también me devolvió.

—Aquí me tienes de niñera—dijo Yezca mientras leía un libro.

—Espera, ¿Tú vienes con nosotros?—dije asustada por dentro.

—Claro, no voy a dejar a mi maldad pura con ustedes dos—dijo él levantándose de la silla y dándole un largo beso a Anna.

—¿Alguien te quiere?—pregunté otra vez sin controlar mis palabras.

—Claro que lo quiero—dijo Anna dándome una dura mirada.

—Bien por ti Yezca—dijo Doménico forzando su cortesía.

—Gracias Doménico, yo también me alegro por ustedes dos—dijo Yezca con un tono de burla y de forma paródica a Doménico.

Doménico simplemente ignoró lo último y me tomó de la mano para guiarme hasta el lugar más alejado de Anna y Yezca.  Supongo que hay algo en esa pareja que a ninguno de los dos nos gusta.

—¿Y cómo se conocieron?—preguntó Doménico a la pareja.

—En el baile, aunque dudo que nos vieran porque nos fuimos muy temprano para… bueno ustedes ya saben para que, al fin y al cabo hicieron lo mismo esa noche—dijo ella viéndonos con una sonrisa.

—¡¿Se enteraron?!—pregunté roja como un tomate.

—Todo el infierno lo sabe—dijo Anna guiñándome un ojo.

—¡Dios qué vergüenza!—dije yo escondiendo mi cara en mis manos.

—No hables de esa forma aquí en la mesa—dijo Anna supongo que por la palabra “Dios” porque las otras simplemente era ilógico que le molestaran.

Cae Nieve en el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora