Capítulo 15: Bravo (Editado)

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Ella se me quedó viendo con una amplia sonrisa y dijo:

-Bravo-dando pequeños aplausos.-Creí que nunca lo descubarías.

No me gustaba mucho el tono burlón con el que me decía todo eso, pero estaba feliz. Al fin, había descubierto su verdadera identidad.

-Ahora, cuéntame qué hiciste para llegar aquí.

-¿Te refieres a los asesinatos?-preguntó fingiendo demencia.

-Un trato es un trato-dije con una sonrisa satisfecha-. ¿A cuántas mujeres fueron?

-Casi cuatro.-Se había esfumado todo rastro de burla.

-¿Casi?-pregunté lista para tomar nota.

-Nada más no pude matar a una-explicó mientras yo anotaba ese singular suceso que decidí dejar pasar, me pareció mejor preguntar acerca de eso cuando la conociera mejor.

Debía empezar con lo primero, estaba un poco cansada de preguntar sólo sobre la vida de los juguetes y en ese momento tenía frente a mí una genuina asesina en serie. Fue natural empezar con su vida criminal y no su vida pasada.

-¿Cómo fue tu primer asesinato?-pregunté un poco emocionada.

Ella casi soltó una risa por mi ingenuidad. Creo que eso la motivó a comenzar con su historia.

-Acababa de mudarme a la isla Santo Tomé, en África...

-Espera, ¿te mudaste a África?

-¿Algún problema? ¿Eres racista o algo así?

-No, sólo que... Mejor continua.

-Me mudé por las hermosas playas que tiene y que éstas no son tan concurridas, si eso era lo que querías saber.

-Gracias-contesté apenada de que esa fuera la pregunta que tenía en mente.

-Es un pueblo modesto, pero no voy a promocionar un lugar turístico.

-Cierto, continúa.

-Todos los días iba y caminaba por la playa. Me gustaba mantea tenerme activa y caminar por la playa por las mientras esperaba a que el sol saliera.

El lugar no sonaba tan mal, yo había podido ir a la playa una vez. Pero la manada de gente que acostumbraba a visitarla era insoportable.

-Una vez me topé a una chica mientras estaba corriendo por la playa. Imaginarás que era muy llamativa, porque su piel no era morena como la de la mayoría de la población. Tenía la piel un poco bronceada, un cabello negro como la noche y unos ojos color avellana. Su cabello oscuro me molestaba y ese día la dejé pasar.

-¿Ya estabas planeando matarla?

-No, tuvieron que pasar muchos días para que eso pasara.

-¿Por qué?

-De ese día en delante, me la topaba siempre que iba a la playa. Su cabello perturbaba un lugar que me había traído tanta paz desde mi llegada. Pensé que si quería seguir con esa paz debía deshacerme de la chica.

-¿Así sin más?-pregunté sorprendida por la sinceridad con la que admitía su crimen.

-Había una razón más, esa me la reservó para mí.

-Pero dijiste...-Traté de recordarle el acuerdo de que me contestaría todo lo que le preguntara.

-Sé lo que te dije-manifestó molesta-. Pero hay cosas que guardaré hasta que te tenga más confianza, Charlotte Lowell-dijo acomodándose un poco en la silla. No recordaba haberle mencionado mi apellido, de seguro Lucifer se lo habría mencionado antes.

Cae Nieve en el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora