Capítulo 41: Que lindo es recordar

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Sólo me quedé helada ante las últimas palabras que salieron de la boca de Doménico.

¿Por qué diría eso?

Yo no me sentía preparada para irme porque todavía no había terminado lo que comencé aquí hace unos días. Todavía me faltaba saber de Violeta que he de admitir que era la persona que más me interesaba conocer aquí y Bianca con quien odiaría hablar pero la verdad ahora no “quiero” sino que necesito saber cómo llegó aquí.

—¿Por qué?—pregunté sorprendida.

—No me gusta en lo que te estás convirtiendo… ni tampoco como te mira Lucy—dijo él viéndome directamente a los ojos.

—¿En qué me estoy convirtiendo?—pregunté molesta porque no había cambiado tanto como para que me diga que me estoy convirtiendo en otra persona o cosa.

—Te comportas como un juguete y créeme que Lucy ya te ve como uno—dijo Doménico muy serio.

—¿Ahora me llamas juguete?—pregunté indignada por el hecho de que usara ese término para referirse a mí.

—Pues reaccionas como uno—dijo él algo enojado.

En ese momento quería dejar la tonta discusión así que ignoré lo último y me fui a recostar a la cama mientras Doménico se sentaba en una silla para leer en paz su estúpido libro, además también puede que Doménico tenga razón la verdad a veces no me siento como si fuera yo y tal vez si me estoy convirtiendo en otra persona.

Estuve un rato haciéndome tonta hasta que llegó la hora de cenar.

Fuimos al comedor y ahí estaba Lucy como siempre bebiendo algún tipo de alcohol que creo que esta vez era champan porque el liquido que contenía la fina copa la copa tenía un color amarillento y espumoso.

Sorprendentemente también Anna estaba sentada junto a ella hablando hasta que me vio y cambió su cara sonriente por una mirada con una horrible mueca.

“Se nota que me ama” me dije a mí misma.

—Hola Lucy—dije yo con un lindo tono.

—Ejem….—dijo Anna para que notara su presencia.

—¡Oh! Hola Anna, lo lamento es que no te vi—dije yo fingiendo preocupación por ser descortés pero era obvio que no me importaba.

—No te preocupes queridísima Charlotte las tonterías como esas cualquiera las comete, en especial personas como tú—dijo Anna con una sonrisa forzada.

—Si de nuevo perdón es que eres tan delgada que casi desapareces, de hecho deberías comer más porque estás en los huesos—dije yo devolviéndole una sonrisa similar a la suya y quedé satisfecha con mi comentario.

En ese momento se molestó, se le notó en la cara ya que dejó de verme y se volteó en dirección a Lucy.

—Hola angelitos—dijo Lucy alegre.

—¿De qué hablaban mientras no estábamos?—preguntó Doménico mientras hacia una silla para atrás para que yo pudiera sentarme.

—De nada… viejos tiempos—dijo Lucy mientras me volteaba a ver.

—¿Podríamos escuchar algunas de sus hermosas anécdotas?—preguntó Doménico amablemente y con una hermosa sonrisa.

—No sé si Anna quiera que las cuente—dijo Lucy mientras veía a Anna.

Anna sólo hizo un gesto con la mano como diciendo “adelante cuéntales”.

—Bien, una vez cuando era mucho más joven que ahora me topé con el chico más sexy que jamás había visto en mi vida.

Cae Nieve en el InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora