26: De mal en peor

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Recostado en su dormitorio y bien envuelto en cobertores yacía el que alguna vez fue el Gran Duque Blanco, la imagen de un joven esbelto y con el cabello teñido de rubio platino ahora lucía una imagen de un anciano debilitado por la quimioterapia y corroído por el efecto del cáncer que lo aquejaba. Sus párpados estaban pintados de un color morado en tono lila y sus labios recobraron el tono blanquecino. No paraba de toser, pero a pesar del persistente malestar sumado a los vómitos que arrastró después de volver del hospital y el dolor en su espalda pudo recobrar el tan anhelado sueño que le permitió descansar por un largo rato. Coco había dejado las cortinas de la ventana del dormitorio completamente cerradas para evitar que la pesada luz del sol le molestara sus sensibles ojos. David dormía acurrucado en su lecho y en medio del vaivén de los ataques de tos.

Coco permaneció de pie mirándolo con lástima y tratando de recordar los buenos momentos que pasaron en sus años de juventud. En medio de sus pensamientos, Lucy, quien había vuelto de sus clases, apareció detrás de ella y poniendo su mano en uno de sus hombros, le susurró.

_ ¿Cómo está, Coco? ¿Cómo le fue en la quimioterapia?

_ Le fue tan mal, pésimo - suspiró la anciana en voz baja para no despertar a David - Está muy desgastado este hombre, ha vomitado tanto. Ahora recién logré hacer que se quedara un poquito dormido.

_ No se qué voy a hacer, Coco, él es toda mi vida - se quejó la joven con aires de tristeza.

_ Y tú eres toda su vida - la consoló la mujer.

Lucy se echó a llorar en los brazos de Coco.

_ Tranquila - le susurraba - tranquila. Lo único que tenemos que hacer ahora es ayudarlo, darle fuerzas para que siga luchando por vivir. Yo estoy segura que Dios no lo va a desamparar, él va a salir adelante con todo esto.

_ Es que, Coco, ya no sé qué hacer. La verdad ya no sé qué hacer, siento que ya no tengo fuerzas - lloró Lucy, mientras Coco le acariciaba sus cabellos rubios.

_ Lucy, mi amor, usted es la mujer de la casa. Tiene que ser fuerte y ayudar a su padre en este proceso - le aconsejó la mujer, mientras le ponía las manos en el rostro.

La joven asintió con la cabeza.

En ese instante, sus lamentos fueron interrumpidos por el sonido del timbre.

_ Voy a ver quién es - dijo la mujer - Y no metas ruido para que no se despierte.

Lucy asintió otra vez, luego de que Coco abandonara la habitación la joven aprovechó el momento para sentarse a los pies del lecho y contemplar a su anciano padre que dormía profundamente.

La voz de alguien fue percibida por los oídos de Lucy, quien no dudó en voltearse para ver que Coco y Jacque, su novia yacían de pie a la entrada de la habitación.

_ Hola, Lucy - le dijo Jacque con una sonrisa rápida.

_ Hola, Jacque - le contestó Lucy con seriedad.

_ Las dejo. Si necesitan algo, me avisan - anunció la anciana antes de retirarse.

_ Gracias, Coco - dijo Lucy con su apagada voz.

_ Gracias - añadió Jacque.

Tras decir esto, al anciana desapareció por el pasillo.

_ ¿Cómo sigue? - preguntó Jacque.

_ Mal, muy mal. Se acaba de quedar dormido - respondió Lucy volteando la mirada hacia su padre.

David tosió sin abrir los ojos y retomó el descanso.

_ No sabes cuánto lo siento, Lucy - dijo la joven, poniendo sus manos en los hombros de ésta.

_ Lo sé - musitó ella.

Ella no es mejor que yoWhere stories live. Discover now