12: Juntos

26 2 0
                                    

Pasaron los días y con ellos los momentos, todos los días Imán frecuentaba la casa de David luego de que éste terminara de grabar en el estudio. Cada tarde ellos iban a cualquier cafetería, cine o parque para disfrutar de su intimidad y romance con la mayor naturalidad posible. Caminaban tomados de la mano o ella se sujetaba de su brazo. En cuanto a las estadías en casa, cenaban juntos, veían la televisión en la habitación de él o charlaban acaloradamente en la sala de estar, en donde el vino y las risas no faltaban. Lucy podía ver desde cualquier rincón de la casa a aquella mujer que se robaba la atención de cada integrante de la familia, desde su padre hasta su hermana menor, la cual quedaba encantada con las visitas de su nueva amiga. La joven pudo ver cómo Imán ayudaba a Laurie con sus deberes escolares para después salir de compras o jugar sin parar en el dormitorio de ésta última, e inclusive y con el permiso de David, Imán pasaba a recoger a Laurie a la escuela, cosa que Lucy no permitió bajo ninguna circunstancia en su caso por dos razones. La primera, porque ya se sabía de memoria la trayectoria desde la casa hasta la universidad, y segundo porque como aborrecía a la nueva pareja de su padre no estaría dispuesta a que una extraña la pasara a recoger. Sin duda alguna que la presencia de Imán en su casa le hacía vivir un terrible infierno; sin embargo, no se atrevió a decirle nada a su padre por respeto a él y a Laurie, no obstante decidió que un día en el que los sorprendiera en un acto íntimo similar al que había visto por primera vez, se prometió a ella misma que lo encararía sin importar la presencia de aquella desagradable mujer, que a su juicio no le daba muy buena impresión. Imán, en cambio, era condescendiente con Lucy, la trataba con cordialidad y a la vez con aires maternales tratando de complacer a la joven en cada una de sus necesidades, pero siempre obtenía un desprecio, rechazo o gestos de indiferencia de parte de la joven. Nada hacía presagiar que la relación entre ambas mujeres era tensa y distante, aunque tanto Lucy como Imán jamás llegaron a tener una discusión.

Aquella nublada tarde de otoño, David e Imán estaban sentados en el sofá echándole un vistazo a un viejo álbum de fotografías que él guardaba con mucho cariño como si fuera su más preciado tesoro. Por cada foto, David se detenía sigilosamente para contarle a su pareja la ocasión en la que fue tomada.

_ Mira, aquí salgo con mi esposa Angela en el día de nuestra boda - dijo David, señalando la fotografía con su delgada falange.

_ Luces muy guapo con ese traje negro - destacó Imán sonriendo.

_ ¿Tú crees? - preguntó él con aires de duda - Ese traje me lo obsequió un viejo amigo mío, ya que en esa época yo no era muy bueno para escoger un traje que me quedara entallado.

_ Pero aún así, luces precioso mi amor - le susurró Imán cariñosamente al oido.

David dio vuelta la página.

_ Esta foto sí que me encanta, aquí estoy yo con mi Lucy en la playa.

_ Qué pequeña sale tu hija - suspiró Imán emocionada y sorprendida - se ve muy linda con su cabello al viento. ¿Cuántos años tenía?

_ La foto fue tomada en el 97, así que mi hija debió haber tenido seis años.

_ Y esta otra foto - señaló apuntando hacia la fotografía que estaba debajo de la anterior - estoy yo también, solo que un poquito más viejo y salgo con mi Laurie cuando bebé, tenía un mes de nacida. Y aquí la estoy cargando en su dormitorio. Angela nos la tomó luego de haberle preparado su biberón. 

_ ¡Pero qué cosita más linda! Gordita, bella y dulce la Laurie - dijo Imán con tono infantil.

_ Sí, mi niñita recién había terminado de mudarla, cuando Angela aparece con la cámara, yo me pongo en pose con la bebé y zas la foto aparece - relató.

Ella no es mejor que yoWhere stories live. Discover now