4: Tarde en Nueva York

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En Star Tea Cup, cafetería más famosa de la ciudad que nunca duerme, la gente se reunía a diario, sobretodo si hablamos de viejos amigos. David Bowie, sus hijas y Coco Schwab su amiga de años se encontraban en este lugar disfrutando de una espectacular hora del té. Mientras que Lucy y Laurie se deleitaban comiendo sus apetitosos helados de tres sabores distintos, David y Coco se atrevieron a disfrutar de un delicioso café acompañado de un exquisito trozo de pie de limón.

_ Debo admitir que aunque no deba comer este delicioso postre, debido su alto contenido en azúcar, hoy me siento liberado de la estricta dieta que debo seguir a diario - dijo David, mientras saboreaba la crema del pastel.

_ Siempre es bueno salirse de la dieta de vez en cuando - repuso Coco, luego de beber su café.

_ Nosotras cuidamos de que no abuse de los gustos tentativos - dijo Lucy - cuidamos que nuestro padre se mantenga en buena forma.

_ Eso sí, mis hijas han sido un gran apoyo - admitió David, sonriéndole a sus pequeñas.

Laurie no dijo nada, la pasión por su helado pudo más que sus palabras.

_ Cuéntame, David, por qué decidiste venirte a vivir aquí. ¿Qué te motivó a tomar tan drástica decisión? - le preguntó Coco.

_ Por dos razones, la primera porque quería cambiar de ambiente. No estoy diciendo que no me guste Londres, por el contrario nunca cambiaré el amor que siento hacia esa ciudad tan hermosa que forma parte del país donde nací. Por otra parte, sinceramente quería cambiar de lugar y experimentar algo nuevo - contó, mientras comía su pie.

_ ¿Pero, la casa que tenías con Angela la vendiste? - preguntó Coco.

_ Tú lo has dicho - dijo David sonriendo firmemente - además quería que mis hijas no estuvieran deprimidas constantemente por la pérdida de su madre. Aquella casa nunca me quitó de la mente el recuerdo de aquel día.

Al oír semejante confesión, Lucy dejó de comer por un breve instante, quería confrontar a su padre y decirle que estaba equivocado, pero por respeto a Coco se limitó a decir una palabra. En lugar de iniciar una discusión con él, tomo la opción de callar y olvidar lo dicho de su boca. Siguió comiendo su helado y escuchando dicha conversación.

_ ¿Y la otra razón? - prosiguió Coco.

_ La segunda, más que nada por mis hijas. Laurie iniciará su año escolar aquí en Manhattan, de hecho ya la matriculé en una de las mejores escuelas de la ciudad. En cambio, Lucy comenzará sus estudios universitarios. Tomó la decisión de estudiar acá.

_ ¿Y qué planeas estudiar, Lucy? - preguntó Coco, ahora poniendo sus ojos en la joven, quien no paraba de comer.

_ Diseño gráfico - respondió la chica mientras cogía una servilleta para luego limpiar sus delgados labios.

_ Me parece bien - repuso.

_ Dibuja precioso, sabes que una vez me enseñó unos dibujos de unos vestidos que ella misma diseñó - contó David - ¿No te acuerdas, Lucy?

_ Papá, eso fue cuando tenía 16. Y sí, mis dibujos son sensacionales, supongo que es el único talento que tengo - murmuró Lucy, observando detenidamente a su papá quien le sonreía sin mostrar sus dientes.

_ Eso sí, tienes que trabajar muy duro. Ser diseñadora no es fácil, no involucra el arte de dibujar solamente, también conlleva entrega y dedicación. Recuerda que este viaje lo hice por ti y por tu hermana - le advirtió su padre, para luego beber otro sorbo de su café.

_ ¡Ay, si lo sé, papá! - exclamó la joven - Aparte que no pienso reprobar ninguna asignatura en la universidad.

_ Así se habla, hija - le felicitó su padre - Y esta otra señorita que no para de comer, tiene que estudiar harto y seguir en el primer lugar.

Laurie asintió con la cabeza, porque su boca estaba llena de galletas de barquillo que contenía el helado que pidió. Todos se rieron frente a la expresión de Laurie al verla con las mejillas hinchadas de tanto comer.

_ Ahora, cuéntame de ti. ¿Qué ha sido de tu vida, Coco?

_ Bien, no mucho en realidad - empezó a relatar, mientras bebía el último sorbo de su café - como te dije la última vez me vine a vivir a Estados Unidos porque ya no aguantaba vivir en Berlín. Aunque debo decirte que Tony habló conmigo ayer.

_ ¿Tony? - preguntó David un poco sobresaltado - ¿Y para qué?

_ Para decirme que quería comunicarse contigo por lo del nuevo álbum que piensas lanzar. Dijo que quería hablar contigo sobre eso, parece que tiene algún estudio de grabación en mente - respondió Coco con seriedad.

_ Ya veo, no he tenido contacto con él, ni con Gail, así como tampoco con Earl, pero gracias por avisarme. Lo tendré en consideración para poder empezar a trabajar pronto en ese álbum.

_ Si quieres puedo contactarme con Tony y decirle que estás dispuesto a reunirte con él por lo del disco. Tú sabes que he sido tu asistente durante años y siempre cuando podía le enviaba tus recados a Tony y al resto de la banda vía email - le propuso Coco.

_ No, te lo agradezco pero no. Déjame esto a mi. Yo haré las llamadas necesarias para reunir a Tony y al resto de la banda - aseguró David con mucha seguridad y determinación.

_ Confío en que lo harás. En todos estos años, nunca he perdido la fe en que volverás a lanzar un nuevo álbum.

_ Sí, pero giras no. Como lo dije una vez, no más giras. Solamente grabar álbumes si mi salud me lo permite. Y como estoy lo suficientemente bien, creo que ya es hora de crear algo nuevo.

_ También tengo fe en que lo harás, papá - agregó Lucy.

_ Gracias, cariño - le dijo su padre sonriendo.

_ Pagas tú o pago yo - dijo Coco disponiendo a sacar su billetera.

_ No, esta vez pago yo. Fui yo el que invitó y seré yo el que pague - dijo David con dinero ya en mano.

_ Siempre estás preparado para todo, ¿no David? - dijo Coco con ironía.

_ Tú lo has dicho, siempre preparado - repuso David con ironía también.

Después de pagar y de haber conversado, reído y disfrutado, los dos amigos se despidieron a mitad de cuadra.

_ Adiós, David, fue un placer verte otra vez - dijo Coco luego de abrazarlo a él y a sus hijas.

_ Adiós, Coco, para mi también lo fue - dijo David con una sonrisa luminosa.

_ Adiós, Lucy. Adiós, Laurie, fue un gusto haberlas visto. Me alegra que estén empezando una nueva etapa, eso demuestra lo grandes que están - le dijo Coco a ambas niñas.

_ Para mí es lindo poder verte después de tantos años - dijo Lucy con una sonrisa.

_ Y para mí es genial poder haber tomado helado contigo - repuso Laurie.

_ ¡Qué lindas son! Bueno tienen al mejor de los padres. Buenas noches, cuídense nos vemos pronto - dijo la mujer, para luego dar la vuelta y seguir por la calle opuesta.

   David y sus hijas también dieron media vuelta, cruzaron la vereda y siguieron caminando por el estrecho callejón que los llevaría de vuelta al apartamento.





Ella no es mejor que yoWhere stories live. Discover now