77. HÁBLAME.

2.1K 48 0
                                    

Me dejó fría, impactada, confusa. Mi cuerpo temblaba. Mis manos eran incapaces de sujetar el micro sin moverse. Me miró de reojo, sonriente. La quería matar, si no me moría yo antes. Estas cosas se hablan, se avisan. Me había pillado por sorpresa completamente. Se acercó a mí y me preguntó, susurrándome al oído, si estaba bien. Le negué con la cabeza. Se echó a reír, al igual que el público, que disfrutaba del espectáculo.

-Te noto un poco…

-¿Pálida? -pregunté a la vez que chillaba. Yo asentí junto a ella. -lo sé. ¿Cómo me haces esto? -exclamé seria, pero al segundo empecé a reírme y la abracé. No sabía qué decir, era una situación tan extraña… Abandonamos el recinto entre grandes aplausos y silbidos. Había sido una noche inolvidable. Iba a quedar grabada en mi memoria para siempre. No lo dudaba. Al llegar al camerino, donde caí rendida en el pequeño sofá, miles de notificaciones llegaron a mi móvil.

-La que has liado, guapa… -suspiré. Ella rió, acomodándose a mi lado.

-Anda, come algo. -me dijo.

-No puedo, estoy muerta. -contesté, con la lengua fuera.

-Venga, y así saludamos a los fans que siguen en la puerta.

-¿Hay gente? -pregunté incrédula.

-Hay un grupito en la salida esperando a que salgas. -sonrió. -así que, aligera y a ser amable. -me presionó. -tienes que cuidar cada gesto que haces… lo valorarán mucho. -me aconsejó la maestra.

-Sí, mamá. -bromeé.

-Prometida. -corrigió sonriente. El corazón me dio un vuelco. Resoplé. -hoy te acabas muriendo.

-No, no. Hoy me acabas asesinando. Qué mujer, joder. Nada, que te has levantado con ganas de matarme. -rió exageradamente, con aquellas carcajadas que se quedaban grabadas en el alma. -¿quieres? -le ofrecí la hamburguesa que amablemente me había traído Li de un lugar de comida rápida.

-Ya he cenado, cariño. -rechazó mi oferta. Oímos la puerta de la pequeña sala. Invitamos a la persona a que pasara. No podía creerlo.

-¡¡Raúl!! -pegué un salto de la silla y salté sobre él. Me cogió y dio vueltas por la habitación. Escuchaba las risas de Malú de fondo. -¿qué haces aquí?

-Pues nada, que he venido a verte. Has cantado de puta madre, "mi arma".

-¡¡Mi sevillano!! -se acercó su excoach a saludarlo. -¿qué tal va todo?

-Espera, espera. Antes de nada, ¡enhorabuena chicas! Espero mi invitación de la boda, eh.

-Claro que la tendrás.-reí. -venga, cuenta cómo te va. -insistí.

-No muy bien… por desgracia. No encuentro nada. -explicó afligido. El mundo de la música era complicadísimo. Yo misma lo conocía.

-Ya verás como sale algo. -le animé. 

-He hecho castings para musicales, otros programas de canto… pero nada, no hay manera. -se quejó. -le pedí que se sentara un rato a hablar con nosotras mientras terminaba de cenar.

-Podría presentarte a productores. -propuso María Lucía. Al chico se le iluminaron los ojos.

-Por favor, por favor. Me harías un enorme favor, en serio. -rogaba. Ella reía.

-Tranquilo, que sí. -le aseguró. Qué buena persona era.

Después de estar un rato charlando con mi compañero, salimos al exterior. El grupito de marineras seguía allí reunido. Varias chicas estaban sentadas, apoyadas en la pared. No se habían dado cuenta de nuestra presencia. Me senté al lado de una de ellas, como quién no quiere la cosa.

EL MAYOR DESAFÍO DE LA VIDA ES VIVIRWhere stories live. Discover now