38. APOSTÉ POR TI.

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La desesperación estaba matándome. Llevaba un estrés acumulado que no era normal. Pedro y el resto del grupo buscábamos sin medida y a toda prisa un productor que aportara la cantidad suficiente para que mi disco pudiera ser acabado. Fuimos tocando miles de puertas, esperando que alguien aceptara nuestra oferta. Escuchaban las canciones, les tocábamos en directo incluso, pero nadie parecía interesado en mi talento. Empezaba a pensar que no era suficiente. Que no tenía ese don que creía. Que aquel mundo no era mi destino. Fui perdiendo las ganas y la ilusión que tenía puesta en aquel CD. Malú nos ofreció una lista con un montón de productores. íbamos tras su paso, como mendigos pidiendo un poco de limosna. Se hacían los sordos. "Ya te llamaremos" o un frío y rotundo "no nos interesa" eran las respuestas hasta ahora. Poco a poco, la lista se fue llenando de tachones. Cada raya que ocultaba un productor, era una oportunidad perdida.

-Te noto muy estresada. -me dijo Malú a través del teléfono.

-Lo estoy, no hay manera. -afirmé frustrada, mientras pinchaba con desgana los trozos de lechuga que tenía por cena.

-¿Por qué no pasas la noche conmigo? -la pregunta entonada con una voz muy dulce me conducía a un poco de relajación. No pude negarme. Necesitaba pasar tiempo con ella.

-Enseguida estoy ahí.

-¿Dónde vas tú? -preguntó Li, tan cotilla como siempre.

-Me voy a dormir con Malú. -dije recogiendo la vajilla y caminé hacia la cocina.

-A dormir… ya. -insinuó, levantando las cejas pervertidamente. Me giré de golpe para responderle donde más le dolía.

-¿Quieres que llame a Pablito y pasas la noche con él?

-¡Que no me gusta! -exclamó dando un zapatazo.

-Claro que sí. -reí, mientras ella murmuraba cosas en bajito y con los cachetes enrojecidos. -pareces una niña.

-Déjame.-se quejó, tirándose en el sofá. -pues ahora recoges tú la mesa.

-Tía, que me tengo que ir.-protesté. Ella sonrió. -pues dejo todo sucio aquí. -fui a coger una muda de ropa y al volver vi que todo seguía tal como estaba. -¿no vas a limpiar esto?

-No.

-Pues tú verás, yo no duermo aquí.

-Pues vale. -dijo borde, sin apartar la vista de la televisión. Me acerqué para darle un beso y quitó la cara.

-Pablo está al llegar. -bromeé, de camino a la salida.

-¡OJALÁ TE BAJE LA REGLA, PUTA! -chilló enfadada. Sí que le había molestado…

-Li, relaja. -quedé estupefacta. No solía decir esas barbaridades.

-¡Vete ya! -gritó. Me fui entre risas tras la divertida escena. De camino al coche, me encontré a Vanesa. Hacía días que no la veía, la búsqueda desesperada de un productor me había desconectado del mundo.

-¡Estás perdida! -vino corriendo a abrazarme, pero quise mantener la distancia y le di un beso en la mejilla, evitando rozar su cuerpo. Le conté el por qué de mi ausencia. -joder, qué mal. No hace falta que te diga que aquí me tienes, ¿verdad?

-Muchas gracias, Vane. -sonreí feliz al pensar que podía contar con su apoyo.

-¡MARINA! -exclamó su tía desde la otra acera. Cruzó sin mirar y haciendo aspavientos con las manos. Hacía meses que no nos veíamos. -jodía, que guapa estás.

-¿Qué tal todo?

-Muy bien, ahí vamos. A ver si te pasas más por el bar, que ya ni te conozco.

EL MAYOR DESAFÍO DE LA VIDA ES VIVIRWhere stories live. Discover now