69. QUIÉN

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La puerta de su chalet estaba plagada de periodistas con sus cámaras y micrófonos, dispuestos a pillar alguna imagen nuestra. Me preguntaba cuándo pararía aquella fiebre. Ansiaba el momento de que todo se calmase un poco. Pero aún faltaba para eso. Era muy pronto. Demasiado.

-No vamos a poder ni salir a comprar el pan… -murmuré, mirando por la ventana, escondida tras la cortina.

-Tranquila, hay congelado. -rió Malú. -pero ya mismo se acabarán las reservas y tendremos que salir. -puso tono desesperado. -¡No! ¡no! -bromeaba. -moriremos de hambre.

-Siempre podemos comernos a Danka y a…

-¡¡A mis animales los dejas!! -reí. -¡¡Ni se te ocurra!! ¡¡te mato!!

-Oye, que están bien gorditos, tendríamos para sobrevivir unas semanas.

-¡¡MARINA QUE TE PEGO!! -chilló. Yo no hacía más que descojonarme viéndola así de alterada. -deja de reírte de mí. -me ordenó seria. -uf, y esta gente que no se va… -se quejó.

-¿Quieres salir,  o qué? -le pregunté. Ella negó con la cabeza. La entendía. No era cómodo tener como a cincuenta personas rodeando tu hogar. Era intimidante. Ese día no salimos de casa. Decidimos quedarnos allí, jugando a juegos de mesa, viendo pelis… Un día casero, en definitiva. Echaba de menos aquello. Era una tontería, pero a veces los pequeños detalles son los que más nos importan.

-Estamos en cuarentena. -rió. En verdad tenía razón. A saber cuándo se iban a ir. Llevaban más de ocho horas allí.

-Pues yo mañana tengo que salir, tengo concierto en Zaragoza.

-Tendrás que pedirle prestado al rey su helicóptero. -bromeó.

-He hablado con Jorge. -dije sin mirarla. -me llamó antes diciendo que a partir de ahora iríamos cada uno por su lado. Solo nos veremos cuando sea estrictamente necesario.

-Mejor. -opinó. -¿no crees?

-Sí. Los chicos están conmigo, iré con ellos en un avión y él irá en otro. -expliqué.

El sol no tardó en salir de nuevo. Como cada día, la estrella más grande del sistema solar alumbró el paisaje. Los rayos de sol se colaron por la persiana, dibujando un haz de luz sobre el cuerpo de mi chica. Estaba boca abajo, con las manos bajo la almohada. Las sábanas le llegaban a la mitad de su espalda. Le di un beso en la mejilla y me metí en la ducha. Al salir, la encontré ya vestida.

-¿Qué haces tan temprano?

-A ver si te crees que eres la única que trabaja… -rió. -tengo una sesión de fotos.

-Ah, bien. No me habías dicho nada.

-Si te tengo que contar toda mi agenda te duermes. -bromeó. Desayunamos juntas y nos despedimos. La puerta estaba despejada, al fin se rindieron los fotógrafos.

El corto vuelo finalizó sin altercados. Un viaje bastante bueno, no habíamos tenido ni retrasos ni turbulencias… perfecto. Todo iba como la seda.

-¿Nos quedamos a comer aquí? -propuso Mercedes. El grupo estuvo de acuerdo, y buscamos un sitio donde sentarnos. Mientras esperábamos la comida, nos pusimos a bichear por las redes sociales. Cada uno con su móvil, iba leyendo diferentes noticias del día.

-¿Pero qué es esto…? -algo no me cuadraba. Leí tres veces el tweet y seguía sin entenderlo. "Lo importante es que te pongas bien, ¡ánimo!". A mí no me pasaba nada. ¿Era una confusión? ¿Un loco? ¿Una noticia falsa rondaba por ahí? Seguí leyendo interacciones y todas estaban en relación a ésta. "¡¡Ponte buena!! ¡¡Seguro que Malú te está cuidando muy bien!!! jiji". "¡¡Volverás pronto, nos debes un concierto!! A recuperarse, guapa".

EL MAYOR DESAFÍO DE LA VIDA ES VIVIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora