30. AULILÍ

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Durante la cena alargamos la noche en casa de Lorena. Era la que mejor vivía de todos. Su padre era uno de esos peces gordos del gobierno, por lo que el dinero circulaba con facilidad por su familia y le pagaba todos los gustos. Le costearon la carrera de medicina, así que ya empezó a embolsar en su cuenta grandes cantidades de dinero gracias a su trabajo en un hospital. Su casita adosada era muy mona Y sobretodo espaciosa. Estaba decorada de manera inteligente, no al azar. Eso podía notarse fácilmente. Entramos en la sala favorita de la casa para todos nosotros. Había numerosos pufs repartidos por la habitación, alrededor de una mesa bajita. Más adelante, dos enormes sofás unidos frente a un gigantesco proyector. En él veíamos películas, jugábamos a videojuegos...

Después de un rato bebiendo y con la música a toda leche, Jessy saltó:

-¡UN SINGSTAR! ¡Yo lo veo!

-Marina no, que tiene que descansar la voz para el disco. -intervino Malú. Le di un beso en la mejilla. Cómo me cuidaba. Todos empezaron a abuchear.

-¡Venga ya...!¡Una sola!-gritaban.

-Así tenéis más oportunidades de ganar... -me hice la chula.

-A mí me haría ilusión cantar una contigo, estrellita. -se acercó sugerente Quique, haciéndole ojitos y levantando las cejas. Le pegué un pisotón en el pie y se le inundó el rostro de dolor, se tragó el grito que iba a soltar y arqueó la espalda. Ella se echó a reír, agarrándome del brazo.

-¡Es mía! -le exclamé en el oído a mi amigo. Él levantó el pulgar y dijo entre dientes:

-Lo capto... Pero déjame cantar una canción solo.

-Una. -levanté el dedo índice. Malú se levantó aclarando la voz y me dio un cariñoso beso en los labios. Mis colegas se quedaron mirando la escena embobados.

-Oye, mañana hago fiesta en mi casa después de las uvas. ¿Os venís? -nos ofreció Gloria. Li y yo nos miramos. Maldita sea, se nos pasó la cena de nochevieja. No habíamos preparado nada. Estallamos en risas.

-Claro, claro. -asentí, aún riéndome. Eché la vista a la zona donde cantaban, delante de los sofás y de cara al proyector. Sonaba a todo volumen "Resistiré".

-Te la quitan, Marina. -susurró Leire, agarrada a la cintura de David, su novio. Di un salto del puf y me puse justo detrás de Enrique, que abrazaba por el hombro a mi chica a la vez que cantaba la veraniega canción. Tiré de su oreja, separándolo de ella y me senté en el sofá.

-Te vigilo desde aquí. -le advertí.

-¡Vale, vale! -puso las manos en alto. Lorena se acercó y se sentó a mi lado con dos cubatas en sus manos. Me tendió uno y pegó un buen buche al suyo.

-¿Qué tal todo? -me preguntó.

-Mejor que nunca. -sonreí satisfecha. -veremos cómo será eso de ser cantante...

-Lo harás genial. -me guiñó un ojo. -Siempre se te dio bien la música. ¿Qué tal con Vane? -la cara se me cambió por completo.

-Prefiero no hablar. -dije sin mirarla, ella me acarició la pierna.

-Ella es mi mejor amiga, y lo sabes... Oí su versión y ahora me apetece oír la tuya.

-Te creerás la suya, es tu amiga.

-Tú también eres mi amiga... por favor.

-¿Qué te ha contado? -le pregunté. Tomé un sorbo de alcohol, lo iba a necesitar.

-Bueno... que... -bebió. -Te empezaste a olvidar de ella, salías por las noches con... -señaló a Malú. -y que un día se vengó acostándose con un chico, la pillaste y la dejaste, bueno, la echaste del hotel. -me quedé totalmente perpleja.

EL MAYOR DESAFÍO DE LA VIDA ES VIVIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora