Capítulo 26

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— Lauren...a mí me gustaría refrescarte la memoria, quizás en aquellos días de antaño cuando jugabas en la playa y paseabas por los alrededores de tu barrio.

Él sonríe con malicia.

— ¿Qué tiene que eso acá?—cuestiono.

— Pues... tú recuerdas ese lluvioso noviembre... ese veinte de noviembre.

— ¡no sé a qué te refieres!—le rezongueo.

Niega con la cabeza y vuelve a reír. Me da unos cuantos pasos y me rodea.

— Te voy a hacer memoria...

Si esta nublado para los lados de Taganga es verídico, llueve porque llueve. Y así paso, el aguacero era torrencial, los pelaos en las calles se bañaban, la marea era alta... y chocaba con las piedras, pues según decían en Facebook. En casa haciendo tareas... como odiaba grado octavo, no me iba bien en algebra, ni en química, era pésima... y no tenía muchos amigos, creo que en lo que mejor me iba era en inglés... Ay entonces todos me piden ayuda. Mamá estaba comprando unas cosas por ahí, mientras que mi papá estaba dando un tour. Pero con esta lluvias todos tendrían que esta arrimaos en una choza como pollos mojaos.

El sonido de una centella se escucha... luego un rayo que estremece todo. Como un minuto después se escucha una ambulancia y gritos de personas que piden ayuda.

¡ARTHUR! ¡ARTHUR! ¡ARTHUR!—grita la vecina desesperadamente.

Yo me levanto de la mesa y camino hasta la reja, ahí está la vecina tiene una cara de tragedia.

Señora Claudia... mi papá no está, pero si es para alguna tarea que tengan en ingles sus hijos y le puedo colaborar—digo.

Ay Lauren—dice ella al borde del llanto—eres tan dulce.

Yo tomo las llaves que están colgando del clavo en la pared y abro la reja. Ella viene y me da un abrazo.

¿Qué pasa señora Claudia?—pregunto ya un poco más preocupada.

Lo siento Lauren... lo siento tanto—solloza.

¡PERO DIGAME!—grito angustiada.

Tu mamá Lauren... Alicia, esta...

Lo ojos se me ponen llorosos, un nudo se hace en mi garganta, de esos de que si hablas te vas a ir en llanto enseguida. Con el pasar de unos segundos llega papá, esta angustiado, sus ojos se han vuelto más claros, y las lágrimas combinadas con el agua lluvia corren por su rostro. Apenas lo veo lo abrazo y empiezo a llorar en su hombro.

El día pasa... durante toda la noche no dormí, no deje de hipar... a recordar a mi mamá y su tierna sonrisa... que de un momento para otro me fue arrebatada, los niños necesitan a su madre... para que los guie y consuele... pero a mí me había quitado ya ese privilegio... un hombre estúpido que iba a alta velocidad en toda la avenida... la atropelló y la dejo ahí como si ella no significara nada...

Sacudo mi cabeza y salgo del trance.

— ¡basta!—grito con frustración— ¿acaso te divierte mi dolor? ¿o ver cómo me revuelco en la miseria así como lo hice un par de años?

El mantiene la seriedad.

— Todos sufrimos Lauren... no eres la única.

— ¡lo sé! Pero no es justo que ahora tú decidas burlarte de esto—replico.

Sonríe con hipocresía y coloca su mano sobre mi hombro haciéndome caer en el trace de nuevo.

El calor de Miami es suave, un poco húmedo. La tarde ha sido fresca, he llegado de la escuela de baile y voy muy bien. Siento una mano en mi hombro, giro con rapidez y son dos agentes de policía ¿será que hay algún asesino suelto por ahí?

¿Lauren Smith Cardona?—interroga.

Si. Si soy yo—digo y sueno un poco nerviosa.

Necesitamos que nos acompañe, tiene que reconocer... reconocer a su padre—dice con un tono incómodo.

Siento como si me apalearan las piernas, mi cuerpo tiembla y caigo en los brazos del otro agente. Ellos piden que me calme... pero yo no puedo, no supero muchas cosas aun... ay ahora esto.

Entramos a la morgue... solo quiero llorar y llorar, no sé qué hace, no tengo con quien consolarme, el los mugres tres años que llevamos acá no he hecho ningún amigo, siento que me arrebatan la vida y no puedo hacer nada. Finalmente abren el compartimiento donde revelan el cadáver... tapo mi boca y caigo en el piso, no dejo de llorar mientras que la enfermera dice que me calme, que puede ser malo para mi salud tanto física como mental. No le hago caso... solo quiero descargarme... no conozco a nadie, no trato mucho con los familiares de mi papá, estoy muerta.

Salgo del trance y no dejo de llorar, soy como una niña pequeña, lo único que quiero es que me den un abrazo y me hagan piojitos y me digan que todo va a estar bien, que todo esto es una horrible pesadilla, que pronto tendrá fin...

— ¿Qué tal tu vida Lauren?—pregunta.

— Eres una porquería—digo entre dientes.

Tengo la furia arremolinada en mi pecho. Pero algo capta mi atención él tiene el mapa en colgado en su túnica. Podría quitárselo o morir en el intento... seria arriesgarme.

— ¿Cuál es tu trato? Estoy dispuesta a escucharte—digo.

— Convence a zayn de dejarme en paz, y de que me deje libre.

— ¿Qué obtengo yo a cambio?—lanzo a quema ropas.

El rasca su barbilla.

— Te lo podrás llevar vivo a casa—dice.

Pienso por unos segundos, necesito ganar tiempo. Necesito quitarle el mapa, y para que crea que voy aceptar su trato, primero necesito ver a zayn.

— Muéstrame a zayn primero, quiero ver que está bien—exijo.

— Eres algo inteligente, pero no más que yo. Te lo mostrare...

La arena se abre en dos parte y emerge una columna, de la cual guindan cadenas en donde esta aprisionado zayn, esta golpeado y luce cansado. Mi corazón se estruja al verlo de esa manera.

— Ahí tienes a tu adorado rey—ríe—luce fatal, no se ve tan imponente como dicen todos o con una mirada escudriñadora.

Corro hacia donde esta zayn y lo tomo entre mis brazos, limpio su rostro y cepillo su cabello.

— Amor—susurro al borde de lágrimas.

El abre los ojos poco a poco y con sus pocas fuerzas me brinda una hermosa sonrisa que me reconforta un poco, las cadenas se quiebran y lo liberan

— Te han lastimado mi rey... y eso me duele a mí—digo.

— No importa—dice—un buen rey siempre busca el bien para todos sin importar cuál sea el precio...

— Eres fuerte... y yo más que nadie se eso.

Suspiro y aprieto los labios.

— A veces se tienen que enfrentar las cosas—digo—y esta vez tendrás que confiar en mí, se lo que hago—ordeno.

— Tus ideas son descabelladas—dice con un tono de burla.

— Lo sé—sonrió.

Beso con suavidad sus labios y lo dejo recostado ahí.

Me levanto y camino de frente hacia Tarkan. Ahí está con aires de victoria, pero así sea lo último que haga el no podrá ganar.

El rey árabe [Z.M.]Where stories live. Discover now