capítulo 22

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El sol poco a poco se marcha dando paso a la imponente oscuridad, es hora.

De las ardientes arenas se levanta un pilar que hace temblar todo, se podría asemejar a una puerta del infierno y yo ahora mismo lo estoy presenciando. Se aumenta el pulso y puedo sentir el corazón latiendo en mis oídos. Algunas gotas sudor resbalan por mi cara, soy un humano y por lo tanto siento miedo. Es normal temerle miedo a lo que no se conoce. Finalmente la arena se desplaza dejando ver un camino que va en bajada. Unas antorchas a lado y lado brindan una luz tenue (da la sensación de algo más tenebroso) al estar los dos adentro la arena vuelve a su lugar y tapa la salida. Suspiro y poco a poco voy asimilando más las cosas.

— ¿ qué clase de horror cree usted que puede salir de aquí?—pregunta Jafet.

Hago una pausa y lo miro por el rabillo del ojo.

— Algo que ha estado en tus peores pesadillas o se alimenta de tu miedo—respondo con sinceridad.

— Si algo que ha de estar en las pesadillas puede ser mortal...

Seguimos caminando, el ambiente cada vez se siete más tenso y caliente. Es como si todo el tiempo algo respirara en mi nuca. Salimos del túnel y llegamos a una parte en la que algo parece haber caído. Alzo la cabeza y veo que estamos rodeados por una escalera en espiral que parece no tener fin.

— ¿A donde se supone que vamos ahora?—pregunta.

Las vibraciones se vuelven más intensas. Al parecer algo se acerca, me agacho y pongo mis manos sobre la arena, las vibraciones tienen un patrón.

— De ahora en adelante tendrás que confiar en mí—digo.

El abre los ojos, luce sorprendido, al parecer no está acostumbrado a que le den órdenes.

— Su majestad no quiero ser grosero o déspota, pero se me cuidar solo nací en el desierto, soy capaz de todo—dice con grandeza.

Niego con mi cabeza y sonrió.

— Ni siquiera sé yo muy bien a lo que nos enfrentamos, no es de este mundo—digo—el mundo tiene muchos misterios y este es uno de ellos.

Varios pasos se escuchan miro hacia los lados y estamos rodeados. Los nervios me hacen sentir que estoy vivo, la adrenalina corre por todo mi cuerpo dándole valentía a mi ser. Aquellos que nos rodean parecen estar muertos, pues la pestilencia que se percibe es peor de la que te hace imaginar el libro de: el perfume. Son hombres altos y sus rostros están envueltos en vendas, lo único visible son sus ojos, lo cuales no expresa más que muerte y horror.

— Todo o nada—susurra Jafet.

— Todo o nada—repito en su mismo tono.

Aquellos hombres se acercan cada vez más. Tengo el corazón a mil. Miro hacia la parte de arriba, respiro hondo y dejo que aquel alter ego malvado tome posesión de mi cuerpo. Las cuchillas sales disparadas de los brazaletes y atraviesan el cuello de los dos primeros. Corro hacia la escalera y pongo un pie en el cuarto escalón., me impulso hacia atrás dando una vuelta en el aire y quedando en las espaldas de aquellos seres. Tomo a uno de la cabeza y la giro hasta que escuche un crujido. La sangre corre por mis brazos y la furia invade mi alma. Uno tras otro caen ante mis pies, el piso se ha vuelto un rio de sangre y viseras. Siento una mano e mi hombro, me sobresalto y veo que es Jafet, a quien ahora le apunto a su yugular con una de las cuchillas. El aire que sale por mis fosas nasales se asemeja al vapor, mi pecho sube y baja. Finalmente vuelvo en sí y bajo la cuchilla, Jafet luce un poco más aliviado.

— Sí que tendré que confiar mi vida en tus manos—dice y suelta una pequeña carcajada— cerraste mi boca en menos de cinco minutos.

— Ni yo lo puedo creer, hace unos meses no creí que fuera capaz de todo esto—digo.

— ¡Yo creo que eres capaza de eso y mucho más!

— Hay que seguir, el mapa necesita estar en su lugar antes de que sea demasiado tarde.

— ¿Qué pasaría si no llegase a estarlo?—interroga.

— No quieres saber eso—contesto.

Tomamos el rumo nuevamente, subimos las escaleras que parecen interminables. Siento que pasan las horas rápidamente. Cuando llegamos al fin veo la columna en donde debe ir el mapa. Lo quito del costado de mi cintura y lo dejo reposar ahí.

Todo empieza a temblar, una sombra aparece: empuja a Jafet haciéndolo caer de las escaleras hasta el vacío. Luego soy empujado hacia una pared, poco a poco mis ojos se van cerrando, y veo como el mapa es arrebatado de si sitio.

Poco a poco recobro el conocimiento y unos ojos grises me miran con emoción, un vestido rojo envuelve aquel cuerpo quemado de nacimiento y una cabellera negra cae sobre sus hombros.

— Mi rey—susurra con su cálida voz.

Me levanto y la observo. Luce impecable... su voz es seductora, y sus ojos están iluminados. Se acerca a mí y pone sus manos en mi cuello.

— Al fin te encuentro—dice.

— ¿Qué haces aquí?—cuestiono—es peligroso.

Ella aprieta sus labios y luego sonríe.

— Eso no importa... lo que importa es que regreses a casa, los niños te extrañan y yo te necesito.

La detallo con precisión, pero las voces en mi mente me confunden.

Aparto con brusquedad y se sorprende.

— ¡Eres un estúpido!—grita con enojo.

Yo empiezo a reír y su furia se nota cada vez más.

— ¿Qué crees que ha de ser tan gracioso para ti? Deberías contarme el chiste para que podamos disfrutar ambos.

— Nada—contesto.

Aclaro mi garganta y ella parece confundida.

— No eres ella—insisto.

— Déjame probarte que si soy—pide—solo déjame darte un beso y veras que soy yo.

Se acerca hasta mí con lentitud y una sonrisa maliciosa en su rostro. Posa sus manos en mi nuca y poco a poco se acerca hasta mis labios. Uno suave olor a vainilla invade mi nariz, veo sus labios cerca, como desearía que en realidad fuese ella...

1... 2... 3...

La cuchilla se ha disparado y la sangre sale a borbotones.

Los alaridos son terribles tanto que erizan mi piel.

— Puedo sentir a mi mujer sin necesidad de estar mirando, puedo descifrar su lenguaje corporal solo con mirarla una vez, puedo sentir su aroma, su esencia solo me bastaría unos segundos para saber que es ella, y no una vil impostora sirviente de Tarkan.

Dejo caer su cuerpo en la tierra y este poco a poco envejece hasta quedar en polvo, la sangre de mis manos ha desaparecido y yo sigo con mi camino.


El rey árabe [Z.M.]Where stories live. Discover now