capítulo 20

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Las horas pasan mientras medito, todo es tan turbio... muchas veces quisiera no ser el encargado de nada... y que todo fuera como antes: Lauren, los niños y yo, simplemente eso y nada más. Esta es una de las peores cosas que me han podido pasar, estar lejos de los que amo y ponerlos en peligro, si algo les llegase a pasar no me lo perdonaría... no tendría el coraje suficiente para seguir en este perturbador mundo, muchas veces me creí valiente e invencible, pero no soy nada más que un simple mortal que siente miedo y que muchas veces esta afligido pero encuentra a alguien para sentirse reconfortado... pero ahora nada de eso esta, me toca enfrentarme al mundo por mi propia cuenta y sin alguien que sostenga mi mano y me tome por la espalda y susurre dulces cosas a mi oído.

Los rayos del sol queman sin piedad alguna mis ojos, miro hacia todos lados, el caballo está ahí con todas las cosas. Me acerco al animal y del bolso que lleva atado saco una botella de agua para refrescarme. Pasan unos minutos, repongo energías y me pongo en marcha. Sé que tendré que ensuciar mis manos, estoy plenamente consciente de eso. El pasar de las horas se vuelve eterno y poco a poco me acerco al lugar indicado. El galopar de unos caballos se escucha miro hacia la parte de atrás y son algunos hombres del desierto. El líder se acerca y muestra sus respetos.

— Rey Zayn nos hemos enterado de lo que va a hacer, somos sus súbditos. No podríamos dejarlo solo—dice con tal gracia que me da ánimos.

— Jafet... no sé si ha de ser intuición o corazonada alguna, pero algo me decía que me encontraría aquí contigo—contesto.

— Tendremos que hablar muy bien cómo se va a entrar, pues si guarida es como una marea, siempre tiene una hora específica donde es visible, o se logra entrar o se muere en el intento.

La noche cae y un manto luminoso de estrellas junto a la luna se deja ver. Los hombres cuentan leyendas alrededor de la fogata y toman, mientras que Jafet y yo hablamos.

— ¿Qué tanta experiencia tienes en esto?—pregunto.

— Estar en el desierto toda una vida es más que suficiente para saber. Mi espíritu es arena... conozco esto como la palma de mi mano—responde.

— Has de ser un sabio quizás. Hay cosas que un no conozco y sería bueno poder aprender de ti—digo.

— Rey, solo tiene que sentirlo, respirarlo y volverse uno solo con ello, así son los hombres del desierto, somos parte de esto.

— Estoy dispuesto a hacer lo que sea—aseguro.

Jafet sonríe con un poco de malicia, quien mejor que él para guiarme acá.

— Como bien sabe usted, los sentidos nos engañan, y eso mismo hará tarkan, querrá engañarlo, mostrarle cosas hasta que usted pierda el conocimiento y muera, es experto en ilusiones ópticas que hacen que las personas mueran engañadas, tiene que tener fuerza de voluntad—cuenta— y otra cosa... muchos dicen que tarkan es inmortal, pero hasta el más grande tiene debilidades.

— ¿a qué te has de referir con eso?—cuestiono.

— Tarkan tiene corazón—susurra.

— Es inmortal, debe tener algo para que su corazón lata y nunca se debilite—indago.

— No, no, no, escúcheme... el quiso jugarle sucio a shaitan, se quiso creer más astuto pero no pudo... así que shaitan desato su furia contra él, su corazón está debajo de él, debajo de sus pies, afortunado el que logre encontrarlo antes de que tarkan lo parta en dos—explica.

— ¿Qué posibilidades tengo?—pregunto.

— Tiene que ser inteligente y no dejarse llevar, pues es ahí cuando empieza a jugar un papel muy fundamental ese mapa que guardas con tanto celo.

Miro el mapa que cuelga del cinturón y poso unas manos sobre él.

— El mapa no es el secreto de tarkan, es su defensa y su debilidad, tú no llegas al mapa, el mapa te encuentra a ti. Es debilidad de él, porque quien lo tiene sabrá su ubicación, pero el mapa resguarda tesoros que hacen que los hombres pierdan la cordura y tarkan pueda escapar.

A todas las personas en un momento de sus vidas, les llegan las situaciones límites... y creo que para mí es una de estas. Si decido enfrentarlo estoy poniendo el juego mi vida, si pierdo no volvería a ver a mi familia, devastaría corazones, dejaría gran dolor. Solo quiero renunciar... pero creo que no hay vuelta atrás.

— Sé que lo está pensado—me interrumpe— es normal, somos seres humanos enfrentándose a algo casi desconocido y con una fuerza mayor, el miedo siempre va a estar presente.

— Hay que tener los nervios de acero para hacer tal cosas, dudo... ¿no hay otro camino?

Jafet suspira y niega con su cabeza.

— Todo aquel que nace para su destino, jamás se desviara de este.

Lo observo en busca de una respuesta.

— Todos tenemos un destino, estamos aquí por algo. Todas nuestras acciones influyen.

— ¿Qué tiene que ver conmigo?—cuestiono.

— Creo que esto no lo he explorado del todo, y tampoco el indicado... esto lo saben esas viejas del desierto que ven ese tipo de cosas.

— Estoy cada vez mas confundido.

Miro hacia el cielo... creo que busco respuestas. Pero las estrellas no me van manifestar nada, y sin tampoco me muevo tampoco las encontrare.

Uno de los hombres que está en la fogata se levanta afanadamente y se dirige hacia nosotros.

— Las arenas de desierto se han movido, es hora...—anuncia.

Las miradas de aquellos dos hombres se dirigen hacia mí.

— Quiero las cenizas de tarkan entre mis manos—mascullo.

Apagamos las fogatas y encendemos las linternas, es hora de encontrar la fortaleza en la que se oculta esa asquerosa abominación.

Camino hacia el caballo y subo con miedo de lo que más adelante pueda pasar. Creo que acá he probado lo que es verdaderamente el miedo... no tanto por mi vida, sino por dejar lo que a ella le da sentido: mi familia. En momentos como este solo quisiera estar en un harem, siendo un niño y tocando un instrumento o leyendo un libro, pero me doy cuenta de que cumplo un rol de padre, de cuidar y proteger a mis hijos y enseñarles a enfrentar la vida por su propia cuenta, pues nosotros no estaremos a su lado para toda la vida.

A medida que avanzamos la noche se vuelve más oscura y el ambiente más denso, los puntos de frio aumentan. Los caballos relinchan y se niegan a cabalgar.

— Hasta aquí llega el recorrido en bestia—anuncia Jafet—se quedaran unos hombres para refuerzo, el rey, javith y yo iremos... si el halcón llega significa que estamos en apuros.

Respiro hondo yme bajo, jamás en mi vida había sentido nervios, me siento débil... y sé que enalgún momento tengo que cambiar si quiero agarrar con mis propias manos a tarkan, no puedo se débil, no puedopermitirme ser bondadoso, pues el lado más oscuro tiene que salir a flote.     

El rey árabe [Z.M.]Where stories live. Discover now