El profundo Sueño de Nathalie

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Dwen desistió de su intento por seguir al joven Yin, encontrar un camino que no recorría hace ya bastantes años era tarea imposible.

El anciano silfo se encontraba ante un dilema bastante serio, pues debía escoger entre notificar a Siblanok sobre la grave falta de Yin, implicando un severo castigo y la muerte de una pequeña humana o dejar pasar la situación, para que Yin salvase una vida, a pesar de los efectos secundarios de una fórmula que, de haber sido hecha por maestros con siglos de experiencia ya eran bastante serios. El anciano se preguntaba cuales  serían entonces los efectos causados por una fórmula hecha por un total principiante, con preocupación Dwen miraba el girasol mientras reflexionaba.

— ¿Preocupado querido maestro?— la dulce voz de Dhía, la hermana menor de Yin, lo sacó de sus pensamientos. — ¿Tu angustia se debe a que no hemos podido encontrar todavía la baya?

— Mi querida Dhía, ¿a qué te refieres?

— ¿No te informó Yand?, varios de nosotros nos hemos visto inmersos en la casería de cierta baya; la muy desgraciada huye montando un ratón

— ¿Una baya con conciencia?, me temo, estimada Dhía, que eso es imposible, a menos que… — el anciano se detuvo unos segundos meditativamente— ¡con un demonio! — Exclamó tras un breve tiempo de espera—debió realizar varios intentos y yo no me di cuenta — el tono del anciano preocupó un poco al hada que lo acompañaba.

— ¿Quién intentaba qué? — Dhía recordaba con cierto temor cómo su hermano había decidido pasar el día entero "aprendiendo" con su maestro — ¿se trata acaso de Yin? — preguntó con esperando sus temores no fueran ciertos.

— lamentablemente sí — respondió el anciano— y creo que la baya con conciencia es el menor de nuestros problemas… porque el rastrearla no es una priori…—el anciano se fue callando, sus pensamientos fueron reemplazando la palabras, hasta que emocionado, brillaron sus ojos — ¡eso es!... ¡debemos rastrear a Yin!

— Mmm, ¿debemos?— a Dhía le comenzaba a preocupar el verse arrastrada dentro de los planes del maestro Dwen.

— Si, debemos, tu y yo — exclamó con emoción — ¿no eres acaso una exploradora?

— Aprendiz de exploradora— Dhía remarcó todo lo que pudo la palabra "aprendiz", esperando que con eso el buen anciano desistiese de su idea y buscara otra persona.

— Eso no importa, lo importante es que conoces la básico — abriendo su morral mientras hablaba, sacó una pequeña botellita con un liquido violeta burbujeante — bebe esto.

Dhía miró con horror la poción que su viejo maestro le ofrecía; si bien Dwen era conocido por sus grandes logros en la alquimia y la magia, también era conocido por sus "experimentos" y los interesantes "efectos secundarios" que muchos producían, por ejemplo, Yuki el silfo de piel verde con motas naranjas, era la prueba viviente de aquellos efectos no deseados.

— ¿Una fórmula antigua que ha pasado de generación en generación? — Dhía realmente esperaba que se tratase de algo ya conocido.

— No, pero espero que algún día lo sea. Este es simplemente un experimento propio— Dwen agito la botella y quitando el corcho le ofreció el brebaje a Dhía y confirmando los peores temores del hada — Tómalo, sabe a moras dulces… creo — añadió finalmente.

— ¿Qué es lo que hace exactamente esta poción? — el rostro de Dhía reflejaba su rechazo al líquido, aunque debía admitirlo, por lo menos si olía a moras dulces.

— Nos ayudará para que encuentres más rápidamente a tu hermano—intentando simplifica sus ideas Dwen tomó un respiro y continuó— me explico… una vez que la poción haga efecto, tus sentidos se incrementarán, pudiendo de ese modo, dar más fácilmente con nuestro objetivo.

Nathalie y los Portadores de los ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora