Aventuras de Hospital

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Nathy había despertado tras varias horas de inconsciencia, viéndose a sí misma en la misma que en otras ocasiones ya había ocupado dentro de ya conocido hospital cercano a su casa. En el sillón de lado se encontraba su padre, dormido, aún tomando la mano de la pequeña tras haber estado en vela toda la noche, habiendo caído rendido por el sueño casi al salir el sol.

Aprovechando la impresionante oportunidad, la pequeña Nathy, con cuidado,  soltó la mano de su padre y cuidadosamente comenzó a trabajar en su pequeño proyecto: el silencio era fundamental para su cometido.

— ¡Nathy!, ¡qué haces!— La doctora Collins no podía llegar en peor momento para la pequeña, pues con el grito su padre despertó algo atontado.

— ¡Nada!— la pequeña comenzó a buscar la mejor ruta para la retirada antes que su padre despertara completamente.

Frederick abrió los ojos y vio a su hija en plena acción, la pequeña le había quitado la insignia policial, se la había colocado ella sobre su ropa y estaba intentando sacarle el arma de la cartuchera en el momento que la doctora había entrado interrumpiendo su empresa.

— Es usted sumamente irresponsable general — la doctora recriminó— ¿Cómo es posible que ingrese un arma al hospital?, y más aún ¿cómo es posible que la mantenga en un lugar en el cual su hija puede obtenerla tan fácilmente? — La doctora Collins se encontraba furiosa al momento de voltear hacia la pequeña — y tu Nathy, a la cama… ¡Ahora!

— Para responder a su primera pregunta — el padre de Nathy se desperezaba con calma— ser jefe de la policía tiene ciertas ventajas y uno puede meter armas en cualquier sitio — tras una calmado bostezo, el general se estió un poco y continuó hablando — y para responder a la segunda,  la cartuchera tiene como tres seguros y una pequeña alarmista que pongo cuando duermo con ella — el general soltó los seguros y un pequeño pitido comenzó a sonar con irritante insistencia — ¿ve?, Nathy no iba a poder quitármela sin que despierte.

— Conociendo a su hija, no me extrañaría que conozca la alarma y como desactivarla sin que sueñe.

— Debo admitir que lo que dice es lógico, mejor incremento un par de alarmas— el general inspeccionó la habitación— por cierto, ¿sabe donde esta mi hija?

— Su hija está en su cama como debe estar— la doctora se volteó para comprobar su afirmación, descubriendo que la niña había desaparecido — ¡Rayos!, general debe controlar a su hija, un hospital es un lugar un poco peligroso para una niña de su edad — soltó preocupada.

El sonido de un micrófono interrumpió su conversación dando una certera pista de donde se encontraba la pequeña.

— Doctora Collins favor presentase a recepción y traer helado de chocolate… Doctora Collins favor presentarse a recepción y traer helado de chocolate — la niña había tomado control de la cabina de informaciones.

Ambos se encaminaron hacia el ascensor para dar alcance a la niña, más una vez dentro el general presionó el botón del primer piso.

— ¿Qué hace general?, su hija está en la recepción — el tono de la doctora más que enfado parecía el de reproche a un niño pequeño.

— Sí, pero la cafetería esta en el primer piso — el tono de obviedad desconcertó a la doctora, por lo que el general tuvo que dar explicaciones — no debemos olvidar el helado de chocolate—dijo mientras guiñaba un ojo.

Tras comprar el helado de chocolate, junto a una resignada doctora Collins, el general bajó a la recepción donde Nathy esperaba encerrada en la cabina de informaciones y vestida con una bata de doctor que le doblaba en tamaño.  La pequeña, al ver a su padre llegar mostró, con una sonrisa, las llaves de el cubículo de información, pues fuera de este esperaban una frustrada enfermera y un guardia de seguridad resignado.

Nathalie y los Portadores de los ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora