Capítulo 37-

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Capítulo 37-

Dani repite con voz temblorosa lo que Lore le dice por teléfono, para asegurarse de que Marcos también lo oye y de estar memorizándolo todo correctamente.

–Por detrás, la puerta de la derecha, hay una llave, debajo de.... Vale. Vale. Gracias, Lore. No sé como lo has hecho pero creo que acabas de salvar a Ele.

–Tened mucho cuidado—Le pide la chica al otro lado de la línea—He llamado a David y Jesús y van para allí. Y nosotras también, pero tardaremos más, el hospital pilla en la otra dirección.

Dani asiente aún sabiendo que Lore no puede verlo.

–Vale, vale. Tu...

–Elena va a estar bien, Dani. –Susurra de nuevo su interlocutora—Seguro.

*Narrador en primera persona, Elena*

–No—Susurro, temblando—No, por favor.

–Te lo estoy explicando porque da igual—Me suelta el que ya tengo asumido que es el mandamás en este asunto. –En cuanto te bebas esto... Vas a estar un ratito insconciente y mañana tendrás unas cuantas lagunas en el día de hoy. –Explica, agitando la botella de agua que tiene en la mano. –Y nosotros habremos ganado.

Niego con la cabeza, llorando como nunca.

–No, por favor. No me hagáis nada. No ganáis nada.

–Yo gano mucho—Me contesta de nuevo el mismo chico—Gano saber que ahora ellos estarán igual que yo. Que cuando se den cuenta de que no estás será demasiado tarde, como me pasó a mí. Y que tú no vas a ser la misma cuando te despiertes y ellos sabrán que es culpa suya. No sabes lo que duele eso. Lo que nos dolió a todos ver a Tania como está ahora por culpa de esos imbéciles. Y tú vas a ser la que ajuste las cuentas.

–Tiene que haber un error. –Suplico, desesperada—Las cosas no pudieron suceder así.

El más alto me agarra del brazo con fuerza.

–Todos sabemos que las cosas fueron así.

Me está haciendo daño. Muchisimo. Siento la mano del más mayor, sentado a mi lado, ascender tranquilamente por mi pierna, mientras con la otra mano me acerca la botella a la boca.

–Venga, bebete esto. Te prometo que mañana todo será muy diferente.

Niego con la cabeza, tratando de rechazar el agua con lo que sea que tenga pero el que me está agarrando del brazo sube la mano a mi garganta, obligándome a abrir la boca y a tragar el contenido de la botella.

–Vas a estar mareada unos minutos—Me advierte el que está más lejos. –Pero antes de desmayarte vas a sentir mucha calma.

Pero antes de desmayarme no siento nada de calma, lo que siento es un golpe muy fuerte que parece venir del jardín, de la parte de atrás.

–Id a ver que coño ha sido eso.

*Narrador en tercera persona*

–Tira otra—Lo invita David a gritos, mientras agarra con fuerza otra de las figuras del jardín y la estampa contra la pared de la casa, rompiendo en esta ocasión una ventana.

Jesús lo imita en seguida y el ruido es atronador al estrellarse una de las macetas del jardín con la pared trasera.

–Nos van a matar—Le suelta Jesús—Como salgan más de dos o tres por esa puerta, no salimos vivos de aquí.

Un minuto más (Jesús y Daniel Oviedo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora