» 024 «

1.5K 77 6
                                    

-¡Kain! -exclamó una voz cerca de mi cuerpo-. ¡KAIN!

Me puse boca arriba, sonriendo un poco al escuchar su dulce voz. Abrí un ojo y la vi agachada, asomando la mitad de su cuerpo hacia el interior de la tienda. Estaba preciosa: llevaba el pelo suelto y liso cayéndole por su cuerpo, parecía recién peinado y rozaba sus mejillas ahora rosáceas. La camiseta corta negra que llevaba estaba muy arrugada, al igual que sus shorts. Sin embargo, un dulzón olor llegó hasta mi nariz, acompañado del eucalipto y los pinos, que me resultó refrescante.

-Mmm -pude pronunciar para que supiera que seguía vivo, a pesar de que mi cuerpo no tenía ni una pizca de ganas de moverse. Me quedé en posición de estrella, con las extremidades estiradas entre el saco de dormir y la tela del suelo de la Quechua. Cerré los ojos y me relamí los labios-. ¿Qué pasa?

-He descubierto un sitio donde hay cobertura -anunció, dejando la cremallera abierta mientras la temperatura templada del ambiente se posaba sobre cada uno de mis poros. Noté cómo sus pisadas se hacían cada vez menos audibles.

Cobertura. Eso que necesitan los móviles para llamar, fue la información que me dio el cerebro mientras trataba de ubicarme en el espacio tiempo. Estábamos en su tienda de campaña, en paradero desconocido, habiendo tenido un sexo increíble anoche.

Pero, ¿y cuándo se había cambiado?

Me di cuenta de que sólo llevaba unos calzoncillos puestos, mientras que mi torso bronceado y mis piernas quedaban a merced de la temperatura. Miré mi reloj. Las 9:17. Me senté y pude ver, a lo lejos, la figura de Noor de pie sobre una gran piedra. Cogí mi móvil descargado e intenté colocar un poco mis mechones de pelo rubio corto.

No pude evitar sonreír al evocar escenas de la noche pasada. Hacía mucho que lo deseaba... Y notaba cómo mi entrepierna se sentía saciada, aunque no le importaría repetir. Pero ahora no era el momento. Me levanté y me puse la misma ropa que traía el día anterior, y me eché un poco del pequeño bote de Axe que llevaba en la mochila.

Antes de salir, cogí 2 de las 4 barritas de chocolate que mi padre nos obligó a llevar a mi madre y a mí y caminé hasta Noor. Aún me quedaba una tercera guardada, pero suponía que no iba a ser necesaria. Nos encontraríamos con nuestros padres antes.

-¿Cómo descubriste que aquí hay cobertura? -pregunté observando la gran roca sobre la que se había subido. Ni siquiera recordaba haber visto ese grupo de piedras por la noche.

-Es que hago mucho pis por la noche -me respondió enviándome una sonrisa. Una sonrisa que nunca había tenido el placer de ver antes, no de esa manera. Me preguntaba si esa era su cara anoche, mientras me cabalgaba. Vaya potrillo tan sexy.

Antes de sentarme le ofrecí una barrita.

-No, gracias.

-¿No tienes hambre?

-Eh... n-no. No suelo desayunar.

No supe qué dije para ponerla tan nerviosa. Aunque lo cierto es que esa mañana no quedó sin desayunar.

Arranqué de un bocado 1/3 parte del chocolate mientras observaba la poca altura de la montaña, cubierta por una alfombra de hierba y protegido por árboles cuyas hojas no se movían ni un ápice. Hoy también iba a hacer un calor insoportable.

-¿Hola? ¿¿Hola??

Volví la mirada a Noor, quien se quejaba de no estar lo suficientemente alta.

-¿Quieres que lo intente yo?

-No te preocupes, creo que al menos les llegará alguna llamada perdida.

-Está bien.

Cuando me puse a pensarlo, lo cierto es que no recordaba haber sentido que saliera de la tienda en ningún momento por la noche. Era ciertamente silenciosa, para absolutamente todo. Nunca había tenido un sexo tan silencioso, exceptuando las veces que lo hacía a escondidas. Anoche no había razón para no hacer ruido. De hecho, podríamos haber gritado todo lo que hubiéramos querido que nadie nos habría oído. Pero supongo que no es propio de Noor. A pesar de eso, aún mantengo vivos ese gemido que profirió la primera vez que entre en ella, desesperado, ardiente. Y también ese otro cuando llegó al orgasmo, repleto de deseo.

-Tenemos que darnos prisa -comentó, caminando con cuidado sobre la piedra-, solo tengo un 22% de batería.

Miré su móvil desechando mis pensamientos. Ahora tenía la cabeza puesta realmente en la situación. Tal vez por primera vez entre ayer y hoy. ¿Ataques de pánico? Más bien todo lo contrario, es decir, me puse cachondo porque pasaría la noche con la chica que me gusta. Recuerdo cuando Noor me preguntó cómo podía estar tan calmado cuando nos percatamos de que íbamos por el camino equivocado. Pero ahí estaba yo, sin evitar pensar en la gran aventura que viviría solo con Noor.

-Ayer casi logro hacer una llamada.

-¿Qué pasó? ¿Oíste a un oso?

Me senté en una roca entrelazando mis dedos. Había una temperatura templada dadas las horas, no tan desagradable como la de las 2 de la tarde. Había, de hecho, alguna que otra brisa fría que era de agradecer.

-Sí, y para ser el único oso que vi era bastante glotón -con una mano en su cintura y otra alzada con el móvil, me miró inquisitivamente-. ¿Realmente no te acuerdas?

Fruncí el ceño, sin saber de qué hablaba.

-¿No sabes que eres sonámbulo?

Lo cierto era que alguna vez había incluso hasta salido de mi casa y haber despertado en la casa del perro del vecino. Lo que siempre me preguntaba era qué habría soñado para llegar a sitios como la caseta del animal en el jardín contiguo al mío.

¿Me estaba llamando oso glotón? Porque lo de oso no me definía en absoluto, mi complexión era más bien delgada pero trabajaba en mis músculos.

-¿Hice alguna tontería?

-Nada en especial, solo pensaste que yo era comida.

-¿De qué tipo?

-De los helados. Me hiciste 3 chupetones.

Joder, ¿cómo he podido perdérmelo? A pesar de mis maldiciones mentales, el sonido de una canción me devolvió completamente a la realidad. Una canción que nos haría regresar, pero no sin antes crear nosotros nuestra propia canción.

***

-Menos mal, cariño -dijo mi madre escrutándome la cara, ahora que acabábamos de encontrarnos-. Pensé que estabas herido.

-Y eso que pensaba en positivo -dijo el padre de Noor, protegiendo a su hija con un brazo-. Se pasó todo el día imaginando distintas maneras en las que te podrías haber caído por el precipicio.

Holaaa :) He decidido dividir los detalles entre este capítulo y el siguiente para que el encuentro con los padres no se haga pesado, ni tampoco lo sea la mañana en el bosque. Ojalá os guste esta forma de narración, dulces barritas de chocolate para todos 😜

PerdidosWhere stories live. Discover now