» 007 «

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—¡Papá!

Se rio, mientras yo estaba ahí sin entender nada.

—Me lo dejaste claro con 11 años, y es un consejo que nunca se me olvida. Así que... ¿por qué me lo dices ahora?

—Porque me huelo algo...

No pude contestar porque Cleo vino corriendo a saludarnos. Era muy bruta, pero cariñosa como nadie. Ignoré el comentario de mi padre y fui a buscar a Kain. Nos encontramos cara a cara en el pasillo provocando que recordara su emoción aquel sábado por la mañana. Mis mejillas se calentaron y rehuí la mirada para seguir caminando. Noté que me tocaba el brazo antes de que entrara en el salón, y su olor me embriagó dejándome cara de drogada. Me giré para ver qué quería, con la mala o buena suerte de que se me había tapado medio ojo con el pelo.

—¿Sabes que te he visto mirándome, no?

Su susurro duró apenas un instante. Creo que sabía a qué se refería y, el tan solo imaginarme qué se le pasaría por la cabeza al quedarme mirando su lengua y su entrepierna hizo a mi corazón latir rapidísimo. ¿Qué quería? ¡No sabía que tenía eso entre las piernas!

Cuando me soltó, llevé una mano inconscientemente adonde me había tocado momentos antes. Pegué un suspiro, había sido increíble alzar la mirada y verle tan cerca. Si de lejos era guapo, de cerca era arrebatador.

—Por cierto —dijo antes de cruzar la esquina del pasillo—, ¿cuándo hacemos el vídeo?

¡El vídeo! Se me había pasado por completo.

—Voy a ir ahora a mi habitación a preparar la Web Cam.

Hice esparavanes con la mano para señalar mi habitación con mis dedos índice.

—Guay, voy a ayudar a tu hermana a hacer un pequeño experimento de la fábrica de los pegamonstruos, luego voy yo —dijo, escapándosele una risilla.

¡Qué guapo estaba sonriendo!

Al llegar a mi habitación, encender el ordenador y preparar la Web Cam, fui a comprobar qué tal se me veía en Chatroulette, porque por alguna razón el programa que uso para hacer vídeos tarda mucho en cargar. Preparé un poco mi pelo y me aseguré de estar decente. Noté un agradable olor... pero estaba tan concentrada en mí misma que no me fijé en que apareció alguien más en la pantalla... alguien que hizo que pegara un bote en la silla.

—¡Bú!

Sus dedos tocaron durante una fracción de segundo mis hombros, haciendo que me girara bruscamente.

—Kain.

Pero él ya no me estaba mirando, sino que observaba con el ceño fruncido y una sonrisa curiosa en su boca la pantalla. Estaba de pie y era tan alto visto desde la silla que estaba a punto de hacerme una tortícolis.

—No sabía que hacías estas cosas, Noor.

¿Qué? Alcé las cejas y llevé mi mirada a donde tenía la suya puesta. Chatroulette me había conectado con algún cuarentón pervertido que se estaba tocando, ¡puaj!

Paré la conversación haciendo que se riera y que yo pusiera una mano en mi frente, sonriendo.

—Te sorprendería saber la de veces que me pasa.

—No me extraña... ¿Puedo sentarme? —preguntó señalando la silla de mi lado. Asentí.

—¿No te extraña?

Fui a abrir el programa para hacer el vídeo mientras él se sentaba a mi lado. Ahora su aroma era más fuerte y noté cómo su pierna comenzó a moverse sola en un tic nervioso.

—No, yo si estuviera tras la pantalla tampoco me iría al encontrarme a una chica como tú.

Oh, vaya. Eso fue realmente dulce. O tal vez no. Tal vez me estuviera llamando espécimen raro jamás descubierto, en vez de belleza singular.

—Pero oye, ¿estabas en ese chat para hacer un vídeo?

No lo dijo en tono de burla, ni siquiera riéndose. Solo la curiosidad fue patente en su voz, como si realmente le interesara lo que fuéramos a hacer. El hecho de que se implicara me hizo esbozar una sonrisa.

—Pensaba hacer un challenge, pero ahora que lo dices, sería genial subir un vídeo de esto.

—Me parece una buena idea, podríamos gastar alguna broma, o simplemente conocer a gente.

Ladeé la cabeza hacia un lado, sopesando la idea.

—Creo que estaría bien ver cómo reacciona la gente a las bromas, y si no las hacemos... bueno, tal vez conozcamos a alguien agradable...

—Yo también lo creo, ¡empecemos!

El cambio de planes me rompió un poco los esquemas porque ya tenía preparado el Heads up challenge, que consistía en ponerse el móvil en la frente y que la otra persona te describiera la palabra de la pantalla, pero usando otras. Era un reto muy famoso que había sido hecho por los youtubers más destacados de Internet, y me resultaba muy divertido. Tenía muchas ganas de probarlo desde hacía tiempo, pero el único reto que había hecho había sido el del Ice bucket challenge con unos amigos, por lo que no tenía mucha experiencia. Además, cogí gripe porque el agua con cubitos de hielo estaba, curiosamente, helada.

Después de acordarme del horrible resultado del anterior reto, inicié conversación en Chatroulette. Tal vez estaría bien gastarle bromas a la gente. Y si no, hablaremos con personas de cualquier parte del mundo, lo que puede ser muy enriquecedor. De refilón, poniendo el cursor encima del botón "next", vi cómo Kain se pasaba una mano por el pelo mientras nos conectaban con una persona.

—¡Hola! ¡Joder, unos españoles! Ya me empezaba a asustar por que no hubiera gente de España aquí.

—Eh... hola —dijo Kain, haciéndome reír entre dientes. Nuestra mirada estaba concentrada en el chico con sobrepeso y barba hipster de la pantalla, que parecía ser muy serio y movía mucho las manos.

—Uh, ¡yo te conozco! —exclamó el veinteañero tras la pantalla, con bastante simpatía. Como señalaba a la pantalla, no sabíamos a quien de nosotros dos estaba señalando realmente.

—¿A quién? —soltamos Kain y yo a la vez.

Pero antes de contestar, alzó las cejas y echó una carcajada. Nos trataba como si fuésemos sus amigos, y ese trato me gustaba. Era bonito que alguien te dirigiera la palabra amigablemente. Aunque el hecho de que se riera porque Kain y yo habíamos dicho dos palabras al mismo tiempo, a mí no me hizo gracia. No le veía la gracia, mejor dicho.

—¿Qué pasa? ¿Sois hermanos y vais con ese rollito de "hablamos a la vez y nos acabamos las frases"?

—¿En serio parecemos hermanos?

Kain me miró. Durante unos instantes noté la misma intensidad que sentí en el pasillo y luego miró a la pantalla para negar con la cabeza.

—Yo no veo el parecido, tío.

—Entonces ¿qué hacéis aquí? ¿Folláis y la gente os ve o qué?

—¡No, no, no! —exclamé totalmente escandalizada. Kain estaba ayudándome con los noes y me fijé en que el tic nervioso de su pierna volvía. Se lamió los labios con esa lengua... tan larga... En esos momentos me puse bastante nerviosa al pensar en mí y en Kain de esa forma, "follando" en esta misma silla, sus brazos sujetando mis piernas mientras entraba y salía de mí. Me puse completamente roja ante mis pensamientos y me pasé un mechón de pelo tras la oreja, incómoda.

—Bueno, pues yo a la tía la conozco.

Fruncí el ceño. Que un desconocido te diga que te conoce, puede generarte dos cosas: una grata sorpresa o un miedo espeluznante. A mi me produjo lo segundo.

¡Hola! Me hace mucha gracia el título de esta parte, 007, me recuerda a James Bond, lol. Espero que también haya conseguido entreteneros un poquito, ya que ese es uno de los objetivos. ¡Nos leemos en el siguiente! :)

PerdidosWhere stories live. Discover now