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Miré la sintaxis. Luego me visualicé en el partido, viendo a Kain correr. ¿Qué era mejor? La decisión era sencilla.

-¿A qué hora empieza el partido?

-A las 7, perfectamente podríamos estar delante de tu casa en media hora para que le dé tiempo a calentar con sus compañeros.

-Estaré lista -confirmé con una gran sonrisa en la cara.

¿Por qué Kain habría preguntado por mí? Al principio no iba a ir porque pensaba que sería incómodo ir sola a animar a alguien que no me lo había pedido. Aunque los Bial son unos padres estupendos y sé que con ellos estaré a gusto, ahora que sé que Kain quiere que esté en su partido, me encuentro más conforme ante la idea de ir.

Estaba cogiendo una copia de las llaves de casa cuando tocaron al timbre. Al ver a través de la mirilla vi que era el señor Bial con un cabezón gigante debido al efecto ojo de pez del círculo en la puerta. Su nariz era más grande que el resto de su cara, parecía una caricatura.

Abrí la puerta y le di dos besos. Me acomodé el asa del bolso (negro, por supuesto) antes de divisar en el asiento trasero a Kain. Su sonrisa calentó mi corazón.

Al entrar en el coche, la familia Bial me saludó con gran alegría. Qué buen rollito daba. Estuve a punto de saludar a Kain con dos besos, pero ya nos habíamos pasado de la raya ayer. Si no queríamos distanciarnos las cosas debían de ser como hasta entonces.

Al sentarme me fijé en sus piernas. Se las depiló mejor de lo que yo me depilo las mías.

-¿Qué te hace tanta gracia? -preguntó vivaracho Kain. La música estaba de fondo y yo me había reído de la nada; era consciente de lo loca que parecía.

-Yo uso cera, ¿tú?

Alzó las cejas y se miró una pierna.

-Cuchilla, pero mira qué suavidad -respondió colocando una pierna encima del asiento. Me miró señalándome su pierna para que la tocara-. Como no toques te voy a poner la pierna en la mejilla.

-No llegas -le desafié.

-Uy que no -aceptó riendo y, sin desatarse el cinturón, se giró sobre sí mismo y apoyó un brazo en el cabezal de su asiento. Estiró su pierna izquierda hacia mí.

-Uf, Kain, cuidado con dónde diriges la suela, no quiero besarla -me quejé entre risas y giré la cabeza hacia la vetanilla para que su deportiva llena de pinchos no se llevara por delante media caja de dientes mía.

Llevó sus pupilas en dirección a sus padres, quienes charlaban de la gasolina mientras fijaban su atención en la carretera. No eran tontos, sabían lo que hacíamos, pero mientras no sacáramos medio cuerpo por la ventanilla todo iría bien. Su tono bajó un poco al decirme lo que me dijo:

-No te preocupes, no tengo intención de que lo que me beses sea la suela de la deportiva.

Tal vez tenía intención de que le besara la rodilla porque la tenía a milímetros de mi cara.

Cuando noté que a duras penas su gemelo llegaba a mi mejilla, hizo un gesto triunfal. A través de su ventana vi otro coche, el cual llevaba un niño con chupete en el asiento de atrás. Se le cayó el chupete lleno de saliva al vernos.

Es que... estábamos como para vernos.

-Trae aquí -dije apoyando su pierna con mi mano, y acariciándola con mi mejilla. Estaba ciertamente suave, así que le di el aprobado.

-Ya tengo mis bendiciones para el partido -agregó cuando arrivamos entre risas. Negué con la cabeza ante su ocurrencia. El viaje se me había hecho muy corto. Y no había sido tan vergonzoso como creía.

Al bajar del coche me junté con los Bial en vez de con Kain, ya que supuse que nosotros teníamos que ir a las gradas y él a entrenar. Acerté bien al ver que Kain empezaba a encontrarse compañeros suyos, así que yo me quedé con sus padres. Antes de marcharse me guiñó un ojo y vi cómo uno de sus compañeros le metía un codazo.

Los Bial sabían que no era una charlatana, pero mantuvieron una animada conversación conmigo.

Llevaba un rato en las gradas antes de que empezara el partido cuando me empecé a hacer pis. Buscaba los baños, pero no sabía dónde estaban. Agradecí ver a Kain con un balón bajo el brazo antes de seguir dando vueltas.

Habían estado corriendo y haciendo ejercicio en el campo y la verdad es que disfrutaba mucho de su culo a lo lejos. Kain tenía un culo sexy, el jodío. Pero ahora estaba más cerca y los coloretes le hacían ver tan adorable... Me daban ganas de estrujárselos.

Al verme sonrió y yo puse un mechón de mi pelo tras la oreja. Hoy lo había alisado y me gustaba el resultado.

-Hola -saludé sin parar de caminar.

Bueno, nunca se me ha dado bien mantener conversaciones, pero al ver ese brillo en sus ojos supe que su saludo iba a ser mejor que el mío.

-¿Me has echado de menos?

Sonreí, porque su sonrisa era contagiosa. Comencé a caminar hacia atrás y le pregunté:

-Uhm, Kain, ¿tienes idea de dónde están los baños? No encuentro más que vestuarios.

Se giró y retrocedió.

-Es que están al otro lado. Ven, sígueme. Es fácil perderse por aquí -dijo cogiendo una curva por la dirección contraria a la que vine, y le seguí durante un rato- como recompensa me podrías dar buena suerte para el partido -añadió alzando una ceja.

Me señaló una puerta con una figura rosa pintada en ella.

-Levanta esa pierna -me mofé e hice un gesto con la mano para apurarle.

Su sonrisa era más amplia aun si cabe y esperó a que pasara una señora con una coleta y vestida de sport para decirme algo que me puso terriblemente nerviosa

-No, en la pierna no.

Sonrió e indicó con su dedo índice su mejilla.

Su sexy aroma natural mezclado con su colonia llegó hasta mi nariz. Escondí un mechón de pelo, era un tic que hacía cuando estaba nerviosa, y me acerqué. Me puse de puntillas y deposité un beso en su mejilla. Pero al rodearme con su brazo libre impidió que me separara de él.

No, no mantuve la mente fría. Pero en esos momentos no me importó porque tener su cuerpo tan cerca del mío se sentía bien.

-¿Tienes prisa? -preguntó seductoramente.

Las palabras se atascaron en mi garganta cuando vi sus preciosos labios tan cerca de los míos. Su bonita nariz rozó la mía, y fue un gesto tan dulce, que me hizo estremecer al completo.

Sentí que él estaba tan nervioso como yo por su respiración, levemente agitada, y me pareció tan mono...

Me dio la sensación de parpadear y que de repente sus labios estuvieran sobre los míos. ¡Uau! Llevé la mano que se me había quedado entre mi cuerpo y el suyo hasta su pecho. Enseguida moví mis labios en respuesta y, al percatarme de que su corazón estaba cerca, dirigí mi mano ahí para notar lo rápido que palpitaba.

¡Hola! :) Siento si véis algún guión corto, tengo problemas para poner guiones largos desde el móvil y hasta dentro de un tiempo no podré editar los capítulos porque los presento a un concurso. Espero que os guste, en el próximo empezará una excursión llena de sorpresas y nuevos personajes :)

PerdidosWhere stories live. Discover now