Epílogo

2.1K 89 27
                                    

Epílgo









Fernanda



Ya pasaron dos años. Dos años viajando de un lugar a otro. Si, mi trabajo consistía como ya sabéis en modelar delante de una cámara, pero gracias a aquel proyecto que tenía que hacer en España, conseguí subir de nivel.

Ahora viajaba para desfilar en diferentes desfiles de moda y de los más importantes.

Alguna que otra vez iba a España para algún desfile de mi madre, pero la última vez fue hace un año.

Ahora todo había cambiado en estos dos años.

Me alejé otra vez más de mi familia, pero esta vez no era por ellos o por mi, si no por mi trabajo. No me dejaba mucho tiempo libre para poder ir a visitarlos. Alguna que otra llamada, pero hasta allí.

Y si os preguntáis si supe algo de Edu, pues no. Desde que se casó y se fueron de ''luna de miel'', no supe nada de ellos.

Solo me limité a pensar en mi vida, poder olvidarme de mi pasado y comenzar de cero. Y lo había conseguido, me iba demasiado bien, no me podía quejar.

Puedo decir que estaba feliz, muy feliz.

Y ahora que pasaron esos dos años, otra vez tuve que volver a Francia, que reconozco que no fui allí desde que me fui en el entierro de Marcos. Mi apartamento lo había dejado así como si nada. Pero ahora iba a volver por un par de semanas, ya que tenía un desfile allí.

Era el primer desfile en Francia que hacía, eso me alegraba. Porque podría volver a ver a Paul e Ian, ya que no supe tampoco nada de ellos. Los había echado demasiado de menos, lo reconozco.

Ya llegué en el aeropuerto, un coche me estaba esperando para recogerme y llevarme a mi apartamento que el otro día envié a mi asistenta en que lo limpie un poco. Como nadie había pisado ese lugar desde esos dos años..

-Hola señorita, Madison.- me saludó un hombre de unos treinta años que era mi guardaespaldas desde que comencé con mi nuevo trabajo.

-Hola, Sebastian.- sonreí y subí al coche.

En diez minutos, ya me encontraba en mi apartamento. Que al entrar, se dibujó una sonrisa en mi cara.

Lo primero que hice fue dar una vuelta por cada rincón, luego me di una ducha fresca, era verano, mi estación favorita.

Me puse un vestido blanco, tacones del mismo color, me dejé el pelo suelto y cogí mas gafas de sol. Quería dar un paseo por esta ciudad. Se podía decir que deseaba volver algún día, y ese día había llegado.

Sebastian me quiso acompañar, pero le dije que no se preocupara, que solo quería pasear. No tardaría mucho.

En el primer lugar donde me dirigí fue en donde vivía Ian, en aquel entonces. Ahora puede que no esté aquí, pero por intentarlo, no perdía nada. Toqué a la puerta y escuché como unos pasos se dirigieron para abrirme.

En un segundo, me encontré con una chica rubia, iba con unos pantalones cortos y una camisa de tirantes. Lo más sorprendente, es que iba acompañada de un niño de uno o dos años como mucho en brazos. Al verme puso una sonrisa, de educada pero a la vez confusa.

-Hola.- saludó ella al fin, yo me limitaba a ver que era lo que estaba viendo. Porque creo que me había confundido. Aquí no viviría Ian, de eso estaba segura..

Iba a irme, pero quise por lo menos saludar. No iba a ser tan maleducada.

-Hola.- sonreí falsamente.

-¿Eres?- preguntó, yo no sabía muy bien si contestar a aquella pregunta.

-Fer, Fernanda, mucho gusto.- di un suspiro y seguí hablando.- Creo que me he confundido, mejor me voy. Siento molestar.

Al darme la vuelta para irme de ese lugar, escuché como alguien decía mi nombre.

-¿Fer?- era el, era Ian.

No dudé ni un minuto, para girarme y verlo con una sonrisa en la cara. Pero como lo echaba tanto de menos, tampoco pensé lo que estaba haciendo. Me fui corriendo a abrazarlo.

-Fer, eres tu. No me lo puedo creer.- volvió a hablar al separarnos.

-Pues creetelo.- reí.- Pensé que ya te habías ido de aquí al verla a ella.- dije mirando a aquella chica que seguía con ese niño y mirando bastante perpleja.

-Ella es Alexia, la madre de mi hijo.

Escuchar eso, abrí la boca y los ojos. ¿La madre de su hijo? Entonces aquel niño, era su hijo. Creo que me había perdido muchas cosas en estos pocos años ausente de todas las personas que me rodeaban..

-Ya sabía que te ibas a poner así. Pero bueno, ven sientate.- dijo al cogerme de la mano y hacerme sentar en el sofá de aquella pequeña sala.- Cuentame, ¿cómo es que estás en Francia?

-Pues, me vine por un par de semanas. Trabajo, ya sabes..- sonreí, pero seguía sin entender muy bien algunas cosas.

-Me alegro que sigues acordándote de mi.- soltamos unas pequeñas carcajadas.- ¿Y que es de tu vida? Dos años sin saber de ti, es mucho.

-La verdad es que si, dos años, pero es como si fuera una eternidad. Mira..- dije al volver a girarme hacia aquella chica.- No tenía ni idea de que ya habías formado una familia.- sonreí.

Me alegraba demasiado por el. Había formado una familia, un hijo, el que yo nunca le quise dar. Pero era lo mejor para los dos, por lo menos eso ya lo sabíamos de sobra.

-Si, los tres estamos muy felices. ¿Verdad?- miramos los dos a la tal Alexia que se sentó a su lado con aquel niño tan hermoso.

-Si, un gusto, Fer. Ian me había hablado mucho de ti.- parecía una chica muy amable, eso me gustaba.

-El gusto es mío, Alexia. Pues espero que te haya hablado bien de mi.- reí a mi comentario.

-Claro que sí.- ahora habló el.- Pero bueno, dime, ¿ya estás por fin con ese tal... Edu?

Creo que no era bueno volver a recordar aquel nombre. Pero no le iba a mentir, el sabía la historia perfectamente tal y como Paul. Que por supuesto, le iba a preguntar por el, si sabía algo.

-No, no se nada de el desde que vi que se había casado y por una farsa.. como ya sabes.- me miró bastante triste, pero la vida no era solo dolor, tristeza..

Aunque no logré estar con el, todavía me quedaba mucha vida por delante. Vida que por supuesto iba a pasarla de maravilla como lo estaba haciendo.

-Que lástima, y ¿no te casaste, hijos...?- volví a reír.

-Claro que no, mi trabajo me lo ha impedido eso y todavía no he encontrado al adecuado.- los tres sonreímos y seguimos hablando un poco más.

Le pregunté por Paul y me contó que vivía en Miami con su novia, hasta el encontró a su amor, como Ian. Yo era la única que no tenía que decir que había encontrado al hombre perfecto, el futuro padre de mis hijos..

Pero no me importaba, iba a disfrutar por ahora mi trabajo, más adelante a lo mejor tenga suerte. Quien sabe.

Como ya se hizo tarde, me despedí de ellos. Y les dije que en estas dos semanas aquí, nos tendríamos que volver a ver. Les pareció perfecto a los dos. Y la tal Alexia, me había caído muy bien, creo que podríamos llegar a ser muy grandes amigas. El pequeño Joe, era tan mono, también nos caímos muy bien los dos.

Para ir a mi apartamento, pasé por una plaza que había, para disfrutar un poco más de la ciudad.

Estuve mirando a algunas personas que pasaban por ahí, hasta que vi a alguien conocido.

Me acerqué para ver de quien se trataba, pero estaba de espaldas, no logré ver su cara. Pero me encontraba justo detrás suyo. Por un momento sin darme cuenta, se giró, creo que había notado a alguien observándolo. Y al verle el rostro al fin, pude reconocerlo. Creo que era la única persona que no me esperaba ver aquí.





Edu



Puede que pasaran dos años, los peores de mi vida, eso sin duda.

Después de casarme con Mery, vinimos de luna de miel a Francia. Supongo porque dicen que era la ciudad del amor, pero para mi no lo era. Porque no estaba con la persona que de verdad quería. Aunque fue raro venir aquí, porque primero viajamos a una isla demasiado alejada de España. Pero después de unos días, vinimos a Francia.

A los pocos meses, me dijo que perdió el bebé. Cosa que más adelante me había enterado de que todo era mentira. Nunca estuvo embarazada y que jamás había pasado nada entre nosotros. Por una parte me alegraba saberlo, pero por otra, ya era demasiado tarde.

Y hace unos meses me viene conque tenía cáncer.

Me sorprendí y pensé que era una mentira, enorme. Pero me enseñó pruebas, hasta hablé con Lola porque a ella se lo dijo Teresa. Y entonces pensé que debería de ayudarla y eso, pero ella no se lo merece. Así que se lo dije tal y como era y lo pensaba.

Por lo menos se arrepintió de todo lo que había echo. Algo era..

Y como veis me quedé en Francia. Dos años seguidos en esta ciudad. Pero es que era el único lugar donde me sentía yo, más tranquilo..

Todos los días iba a una plaza cerca de mi apartamento, para disfrutar de las personas.

Niños jugando, ancianos paseando, parejas de enamorados disfrutando de los buenos días. Los días que llovía me quedaba en el apartamento y miraba por la ventana.

Se podría decir que me vida había cambiado. Ya no era aquel imbécil, el que se metía en problemas, el que le da igual todo. Pero desde que vi ese día a Fer llorando y yo sin poder dar el tiempo atrás. Quise cambiar, ser mejor persona. Aunque por desgracia, no logré volverla a ver. Pero sabía que algún día, eso iba a pasar. Iba a poder disfrutar de su sonrisa perfecta, de sus besos...

Justo ese día, volví con mi misma rutina de siempre, ir a aquella plaza. Que había pasado estos últimos años allí.

Como siempre, me sentaba en aquel banco, tranquilo. Hasta que ese día, noté a alguien mirándome, no se porque, pero algo me decía que me tenía que girar. Y al hacerlo..

Allí estaba ella, preciosa como siempre.





Fernanda



-¿Edu?- dije sin poder decir nada más.

El se me quedó mirando un rato, como si no podía creerlo. Pero luego, al reaccionar, se acercó rápidamente a donde me encontraba y me besó.

Un beso dulce al principio, lento.. Pero luego, comenzó a ser un beso, con necesidad, con deseo, con amor. Eso si que echaba de menos, sentirlo a el, cerca mío... Pero seguía sin poder creer muy bien esto, pensé que era otro sueño más de los míos. Pero no era así.

Porque al separarnos, sonreímos los dos. Y no aguanté más y lo abracé. Quería estar cerca suyo por todo el tiempo que quedaba de mi vida. No aguantaba más estar distanciada de el.

-Te echaba de menos, Fer.- dijo, y se notaba sincero, feliz.. Yo estaba igual que el.

En un abrir y cerrar de ojos nos encontrábamos besandonos otra vez. Pero luego me hizo sentarme en ese banco donde el estaba sentando.

-¿Qué haces aquí?- por fin logré hablar, ya que no podía creerme tenerlo así de cerca.

-Una larga historia. Lo importante aquí es que estamos juntos, otra vez.- dijo sonriendome.

-Puede, pero sigues casado.- y volví a quitar esa sonrisa que estaba en mi cara.

-No, hace bastante que no estoy casado. Ni tengo un hijo, nada..- al escuchar eso, no lo podía creer.- Es verdad, no te iba a mentir con este tema.- volví a abrazarlo y sin poder creerme esto.- Ahora dime, ¿tu que haces aquí?

-Trabajo, en unos días tengo un desfile importante y vine por eso. Para nada me esperaba volverte a ver.

-Ni yo tampoco, pensé que jamás iba a ocurrir, desde aquel día. No sabes como lamento haberte visto tarde.- ahora mismo había recordado aquel día, como si fuera ayer mismo.- Si hubiera sabido que estabas allí, hubiera negado y no me iba a casar con ella.

-Fui porque te tenía que decir una verdad, que seguro ya sabes.- puse una sonrisa forzada, pero lo más importante ahora, que nos volvimos a encontrar.

-¿Qué nunca pasó algo entre nosotros?- asentí.- ¿Y que nunca estaba embarazada?- volví a asentir. Por lo visto se lo había dicho todo.-Me enteré a los pocos meses. Le pedí el divorcio. Gracias a dios que no se negó y me lo dio. Cosa que pensaba que iba a costar conseguir al principio, pero por lo visto cambió un poco de parecer.- rió. Pero su cara cambió.- Pero tiene cáncer.

Eso me había sorprendido bastante, no me lo podía ni creer. Pero si le pasó eso, era por algo.

-Me alegra que ya no estés atado a una relación... tan.. no se como decirlo.- sonreí. Acaricié su mejilla.- Te echaba de menos. Pero me ha sorprendido aquella noticia, no tenía ni idea.

-Ya me imagino, nadie te avisó. Es lo normal, te hizo bastante daño, como a mí.- seguía sin poder creer muy bien eso, pero algún día le iba a pasar algo malo. Eso se sabía.

Estuvimos bastante tiempo hablando, hasta que decidí seguir con nuestra conversación en mi apartamento.

Necesitaba seguir cerca a su lado.

Al llegar, que por suerte, le dije a Sebastian que se vaya a descansar que ya estaba tranquila y no pensaba salir hasta mañana o así.

Fui un momento a la cocina por un vino y dos vasos.

-Te dije que pasará sin más.- me tomó desprevenida y el vaso se me cayó al suelo.- Disfruta ahora que os volvisteis a encontrar, estáis destinados a estar juntos y ser felices.- y desapareció otra vez más.

-¿Estás bien?- apareció Edu, al ver que el vaso estaba roto en mil pedazos y en el suelo.

Reaccioné y asentí.

Marcos volvió a aparecer y eso me alegraba, porque desde hace esos dos años, no lo volví a ver. Hasta ahora, pero ahora se que todo lo que me estaba diciendo, desde el principio, era la verdad, la única verdad en mi vida.

Entonces no dudé ni un segundo más y besé a Edu. Si como dice, estamos destinados. Lo creía, no solo porque lo había dicho el, sino porque si lo volví a encontrar, era por algo.





AÑOS DESPUÉS....



-Fer, cariño..- chilló otra vez más Edu.

-Que ya estoy, pero no puedo ir a aquella fiesta así.- dije al ir a la entrada donde me estaba esperando y algo enfadada.

-¿Por qué? Si estás hermosa.- dijo sonriendo y dandome un beso corto en los labios.

-¿Hermosa? Parezco una foca con esta barriga.- dije señalándome la barriga de siete meses de embarazo.

Creo que el embarazo no debía de existir. Es la segunda vez que quedaba embarazada y creo que es lo peor. El primero no me sentía tan gorda, pero es que esta vez era distinto. Llevaba a dos bebés dentro de mi. Dos niños. Ufff...

Mejor os cuento como nos pasaron estos años...

Al encontrarnos en Francia, hice mi último desfile allí y nos mudamos a España los dos en una casa enorme que nos regaló mi madre.

El comenzó a ir a la universidad, y gracias a eso, ahora era un director de cine. El mejor. Os lo digo yo.. Pero me tomó por sorpresa, no sabía que le gustaba tal cosa.

Nos casamos y quedé embarazada de una niña, Dulce. Nuestra pequeña Dulce, ya tenía tres años. Pero era hermosa. Se parecía mucho a mi. Y como visteis ahora, pues, dentro de mi tenía a dos niños, chicos. Que por supuesto ya teníamos los nombres de aquellos pequeños. Que dentro de dos meses iban a salir.

Max y Félipe.

Deseaba que nacieran ya, pero ya, ya. No aguantaba esta barriga, era enorme..


Ahora nos íbamos a una fiesta que hacía mi madre por el compromiso de Luis. Si, si, me casé antes que el, flipante. Pero como llegó tarde su gran amor, que se le podía hacer.




Dentro de tres meses...




-Dejame ver. Yo creo que esta muy caliente.- le dije a Edu, que tenía en las manos los dos biberones de los bebés.

-¿Y tu como sabes?- preguntó mirándome raro.

-Porque se ve. Mira esta saliendo espuma y todo. Debías de haber aprendido con Dulce.- intenté quitarle los biberones, pero nada. Los tenía cogidos con las manos y estábamos discutiendo por una tontería.. Como siempre.

-Esperate, calmate. Yo te apuesto lo que tu quieras que los biberones están perfectos.- ni caso.- Están perfectos.- volvió a repetir y yo intentado quitárselos.

-Deja de ser tan terco y hazme caso. Vas a quemar a los bebés.- insistí más en que me los devolviera, pero ni caso.

Puso unas gotitas de leche en su mano. Por su cara se vio como le estaba quemando. Le había ganado.

Sabía perfectamente que la leche estaba ardiendo. Pero como era tan tonto y como siempre quiere tener la razón en todo, no había manera.

-Te lo dije. - le pegué flojo en el hombro. Y solté una pequeña carcajada.

-Aiii..- dije quejandose.

-Eso te pasa por tonto, nunca me haces caso.

Muchas de las veces parecíamos niños pequeños. Creo que no habíamos madurado del todo, pero así eramos una familia más divertida. De eso estaba segura.

-El tonto al que quieres.- me miró fijamente y yo reí.

-Si, te quiero como nunca.- besé sus labios y subí las escaleras para alimentar a los pequeños.

Ahora si que sí, completamos la familia.

Me rendí, no pienso tener más hijos, creo que con tres es más que suficiente. ¿Qué opináis?

Antes de despedirnos, os diré que nuestra querida Mer, hace un mes  murió. Ajá, eso le pasa por haber echo tantas maldades. Pero reconozco que fui a verla, me pidió perdón y la perdoné. Era lo único que podía hacer y yo no era como ella. Así que, decidí que iba a ser lo mejor.

Y como veis, como estamos con mi Edu, cada día alguna que otra pelea, pero todo acaba bien. Nosotros acabamos bien después de todo. Y estoy demasiado feliz por ello. Siento que la felicidad nunca se acabará en mi vida. Tenía una familia que adoraba. Y se podría decir, que me alegraba que todo acabara bien.

Mi vida era perfecta. Y la familia que tenía, la adoraba. No pido más.

Espero que muy pronto nos volvamos a ver queridos lectores, porque pasamos muy buenos momentos, tristes, felices, hubo de todo un poco. Pero los finales felices son los mejores, ¿no lo creéis? Gracias por seguir mis tonterías, locuras... Sois los mejores, únicos y especiales.





FIN

Y aqui os traigo el final de nuestra querida historia. Ahora si q si es el final.. y acabó bienn, no os podeis quejar xdd BUenoo quería decir q hice el trailer d la historia y lo intentaré poner aqui en el capi y si no m deja, ps podeis entrar en mi perfil y allí tengo mi cuenta de youutube. Tmb hice trailers d la mayoria d mis historias, pasaross. Otra cositaa, os quería agradecer a todos los q votais, comentais y seguiis la historia, si no fuera x vosotros no estaria aqui subiendo el epílogo jaja, pq no habría ninguna historia... pero tranquiloss, q queda el EXTRA q explico varias cosas,, lo subiré el lunes lo más seguro, asiq estar atentoss :))besitoss a todos !!

Vuelta a Empezar (Editando..) © ®Where stories live. Discover now