Capítulo 4- Siento algo por ella.

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Ivy.

Estaba sentada en la usual banca que siempre usábamos en el receso cuando vi a Xime cruzar el patio hasta sentarse a un lado mío. Nos saludos con una simple sonrisa al tiempo al que se sentaba a un lado mío.

—Así que… Zayn —dijo mi amiga con una pícara sonrisa.

— ¿Qué te pareció? —me encogí de hombros esperando su reacción.

— ¿Qué que me parece? —chilló—. Por Dios Ivy… él es simplemente perfecto. Desde pies a cabeza —rió un poco—. Por favor dime que ya son novios.

Retiró una mano de su sándwich y junto sus manos como si fuera a orar, sus ojos estaban demasiado abiertos y parecía solo esperar un “sí” de mi parte para salir gritando.

—Uhm, no —negué con la cabeza.

Claro que si Zayn me lo hubiera pedido –algo que no creo que suceda en un tiempo- habría aceptado sin pensarlo dos veces. Él era como aquellas cosas que son un golpe de suerte en tu vida; llegan sin haberlas pedido y te cambian la vida sin saberlo.

— ¿Qué? —su desilusión fue obvia—. Al menos dime que ya se besaron. Por no creas que no vi las miraditas que tú y él se echaban.

—Tampoco —pausé—. Pero… casi nos besamos.

— ¿Casi? —era increíble lo mucho que Xime sonreía cuando hablábamos de Zayn.

—Estaba a milímetros, si no es que menos, de hacerlo…; pero mi mamá me llamó y la cosa que fue al pique.

—Quiero que me cuentes todo, desde el momento en que llegó por ti hasta la última vez que lo viste.

Solté una gran carcajada antes de comenzar a contarle todo lo que había sucedido. Y justo como ella me había pedido le conté todo los momentos que hubo entre Zayn y yo con más detalle que el resto de las cosas. Llegué al punto en donde le conté como habíamos hablado poco antes de que nos llamaran a cenar.

—Y bueno… yo creo que… —dijo nerviosa.

— ¡Estás enamorada de Zayn! —dijo leyendo mi mente.

—Un poco, sí —sentí como mis mejillas se tornaron rojizas.

—Estoy tan feliz por ti, enserio —me dijo con una sonrisa.

La campana sonó, indicándonos que el receso había acabado. Apenas habíamos comido la mitad de nuestro lonche. Xime se excusó y salió corriendo hacia los salones. Le tocaba con el Sr. Collins quien nos daba Ética, no era necesariamente estricto, pero valoraba muchísimo la puntualidad. Yo me tomé mi tiempo para arreglar mis cosas antes de salir caminado a paso mediano hacia el salón de Informática.

   

Las clases pasaron con lentitud. Prestaba atención a las clases, pero cuando me aburrían me perdía en mis pensamientos. Aquel día no habían sido especialmente sobre mi tío Thomas, esta vez era Zayn quien los ocupaba.

“¿Le gustaba?”, “¿Por qué intentó besarme?”, “tal vez siente algo por mí, sino no hubiera intentado besarme, ¿o no?”; esas eran la preguntas que pasaban por mi mente.

— ¡Señorita Klumm! —escuché que me llamaban.

— ¿Qué? —dije aun sumida en mis pensamientos.

— ¿Cree usted que esa es la forma correcta de contestarle a su maestro?

Al escuchar con más nitidez la voz me arrepentí como nunca. Me encontraba en mi última hora, lo que significaba que estaba con el Sr. Hoffman. Era uno de los maestros más desagradables de toda la escuela y no hacía más que regañar a todos los alumnos. No era bueno hacerlo enojar.

Una Mentira, Un Error, Un Amor {Z.M}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora