DIECISIETE

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Llevo dos días intentando contactarme con Augusto, llamándolo a su celular, dejándole mensajes en su Facebook y nada, no obtengo ninguna respuesta. Me niego a aceptar que esto haya terminado así, no se lo puede haber tragado la tierra, debe estar en algún lugar.

He pensado en llamar a su familia y preguntar, incluso le pregunté a Alberto por él. Sí, sé que es una locura preguntarle a él por su sobrino, mi amante, pero intenté parecer lo más sutil posible, pero tampoco se ha comunicado con él. Lo peor es que al no tenerlo como amigo de Facebook solo puedo ver sus actualizaciones públicas y enviarle mensajes, pero no sabré si está conectado.

Hoy por la mañana, la desesperación me llevó a hacer una soberana estupidez, pero estoy dispuesta a todo con tal de saber qué pasa con este hombre que está haciendo que enloquezca de dolor, de angustia, de desesperación. No sé cuánto tiempo pueda aguantar esta agonía constante.

Alberto decidió ir a visitar a sus padres durante la mañana y dejó su Notebook encendido. No acostumbro a ocupar sus artículos personales. Pero al verlo, surgió la idea en mí y no la puede alejar de mi mente. Abrí su Facebook y sin reparar en nada más busqué el perfil de Augusto, ansiosa de encontrar alguna respuesta.

Como era de esperarse no aparecía conectado y su última actualización tenía casi una semana.

«Dios, siento que me volveré loca»

Al menos estaba sola y podía sufrir con toda tranquilidad. Sin embargo, Alberto no tardó en llegar. Se sentó a mi lado y me abrazó. Podía notar que algo me pasaba pero no sabía qué.

—Amor ¿Qué es lo que pasa? ¿Acaso no eres feliz conmigo? —preguntó Alberto.

—No es eso amor, nunca lo pienses —mentí.

—¿Entonces? —hizo una pausa esperando una respuesta mía que no llegó—. Has estado extraña últimamente, pienso que es mi culpa, estamos recién casados y no hemos tenido tiempo de estar juntos como tú lo mereces. Sabes que mi trabajo es agobiante.

—Lo sé Alberto, no es eso. Supongo que debo adaptarme a esta nueva vida, hay veces en las que me siento un tanto sola, ya sabes que extraño a mi familia.

—Sí amor, cualquier día viajaremos al sur a ver a tu familia —aseguró.

—Gracias.

—Bueno, pero hoy quedé de ver a alguien, quiero que me acompañes, este fin de semana prometo no dejarte sola —comentó Alberto.

—¿A quién iremos a ver? —interrogué.

—Nadie en especial, mi familia, ya que no estás con la tuya, al menos que puedas compartir con la mía, ya sabes que ellos te adoran. Además te tengo una sorpresa.

—No tengo ganas de estar con nadie —discutí.

—No aceptaré un no por respuesta, no voy a dejar sola a mi mujer, no hoy —replicó Alberto.

—Quiero que te arregles, tan linda como siempre y luego saldremos.

No podía haber peor panorama para mí en este momento, salir con Alberto a la casa de su familia me desagradaba. No por su familia en sí, que sinceramente me agradaban, sino porque quería estar sola. Pese a ello, decidí arreglarme y acompañar a Alberto, fingiendo ser la esposa ideal, aquella que cede ante los gustos de su marido, la correcta, aquella que jamás sería capaz de engañarlo.

Alberto me estuvo esperando en la sala. Cuando estuve lista, salí y él me abrazó y me dio un beso. Yo fingí una sonrisa y salimos de la casa. Me mantuve en silencio, durante el camino hasta que algo me pareció raro. Alberto desvió su camino habitual.

—¿Cambiaste de camino? —pregunté inquieta.

—Sí —contestó Alberto.

—¿No vamos a la casa de tus padres?

—Sí, pero primero tengo que pasar a recoger a alguien.

—¿A quién?

—Un viejo amigo.

—Bueno —respondí.

A estas alturas, me daba exactamente lo mismo con quien tuviese que compartir, solo quería que las horas avanzaran pronto y poder sufrir sola en casa la ausencia de Augusto. Nos detuvimos de pronto, frente a un edificio de departamentos en Providencia. Alberto me pidió que esperara en el auto y él se bajó a buscar a su amigo.

Yo aproveché para colocar la canción de Arjona y sufrir por unos minutos sin cuestionamientos de Alberto. Pasaron algo de 10 minutos y subió nuevamente al Auto.

—¿Y tu amigo? —interrogo.

—Ahora viene, aún no estaba listo, pero bajará en 5 minutos —responde Alberto.

—Esperemos que no se demore —agrego.

—No sabía que te gustaba Arjona —dice riéndose de mí.

—Es parte de mis secretos.

—¿Y tienes muchos secretos?

—Todas las mujeres tenemos nuestros secretos, pero te aseguro que no hay nada que no te pueda contar—. Creo que me estoy acostumbrando a mentir.

Nos mantenemos en silencio a la espera del amigo de Alberto, aún no sé quién es, pero tampoco hace una gran diferencia.

—Ahí viene —dice Alberto.

Quedo pasmada, sin saber qué decir, siento que las lágrimas quieren aflorar de mis ojos al ver que aquel supuesto amigo no es más que Augusto, mi amado Augusto de vuelta en Santiago. Cierro los ojos y los vuelvo a abrir, no es una ilusión, es él.

—¡Augusto! —exclamo, sin poder ocultar mi felicidad.

—Sé que ustedes se llevaron bien y como te había dicho, tenía planes de volver a Chile.

—¡Qué alegría!.

Quiero abrazarlo y besarlo en ese mismo instante, pero solo me doy valor de hacer lo primero. Mi corazón late desbocado en mi pecho. Bajo del auto y lo abrazó, con tanto sentimiento, desarmando el dolor que había guardado en estos dos días. Aunque quiero abrazarlo con fuerza y decirle a la cara que lo amo, me contengo y soy un abrazo afectuoso. Él, corresponde mi abrazo y me besa en la mejilla. Antes de separarse de mí susurra a mis oídos:

—Ahora Zoe, no habrá quién nos separe.

Ahora, se abría ante mí un mundo de posibilidades, Augusto estaba cerca de mí, había hecho este sacrificio, desechando todas las ideas estúpidas que me había formulado estos días.

Subimos al auto. No podía quitar de mi cara la felicidad que me provocaba sentir tan cerca de mí a Augusto. Este hombre ya era dueño de mí, con esta sorpresa me había demostrado que todo era real, que cualquier sacrificio valdría la pena con tal de estar con él.

—Veo que te gustó la sorpresa —dijo Alberto.

—Sí —respondí tímidamente.

—Ahora que viviré en Chile nuevamente, nos veremos más seguido —comentó Augusto.

—Claro que sí, sobrino — afirmó Alberto.

«Más de lo que te imaginas» Pensé.



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doble actualización para hoy. Me encantaría saber sus apreciaciones sobre el capítulo. Así que no olviden comentar y votar. :) 

El fin de semana nuevas actualizaciones. Un abrazo

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