TRECE

14.3K 874 31
                                    

Luego de una semana una agotadora y maravillosa semana en Punta del Este, de una luna de miel plena. Volvimos a Santiago, con la cámara cargada de fotos y el corazón hinchado de hermosos recuerdos. Los días con Alberto pasan en plena tranquilidad y eso me gusta, sentir que no debo preocuparme por nada, que tengo a mi alcance todo lo que necesito para ser feliz, es algo que cualquiera envidiaría.

Llegamos el domingo por la noche, simplemente a descansar. Al día siguiente Alberto tendría que trabajar. Hace algún tiempo él me había pedido que dejara mi trabajo, pues según él no había necesidad de que yo trabajara en nada, pues con lo que él ganaba en su empresa bastaba y sobraba para mantenernos. Sin embargo, esa visión tan anticuada de la mujer a mí no me gustaba para nada, así que continué con mi puesto ejecutiva del banco.

Pese a ello, yo no tendría que trabajar al día siguiente pues me había tomado mis vacaciones para poder descansar después de la boda. Imaginaba que mi boda y mi luna de miel serían bastante agotadoras, noches enteras sin dormir haciendo el amor con Alberto, derramar miel por las calles de Punta del Este, conocer hermosos lugares y seguir nuevamente sin dormir. Pero la verdad es que dormí más de lo que esperaba.

Nuestros días en luna de miel fueron para hacer lindos paseos, comer muy bien, dormir y algo de sexo tradicional. No sé si soy yo el problema o creo que desde que apareció Augusto en mi vida, nada ha vuelto a ser como antes, siento que en la cama me hace falta su forma de tocarme, sus besos, su forma incansable de hacerme el amor. Sé que Alberto ha hecho mucho por mí y quisiera poder creer que nuestra relación seguirá tal cual como era antes de conocer a Augusto, pero él ha cambiado mi forma de sentir, de desear. Le ha puesto esa pisca de adrenalina, de intensidad que hace mucho tiempo no sentía. No puedo comprender cómo hasta ahora vengo a darme cuenta de esto. Tal vez he estado tan preocupada de formar una vida perfecta junto a Alberto, que ni siquiera me he dado cuenta de qué es lo que me hace realmente feliz.

No es que Alberto no me haga feliz, pero ya no es como antes. Las mariposas desaparecieron hace mucho tiempo. Pero también pienso que todos los enamorados en algún momento dejan de sentir mariposas. Cuando pasa eso ¿Qué queda para ellos?

Cuando desperté Alberto ya se había ido a trabajar. Yo continué con mi rutina de todos los días en que no hago nada: Ir al baño, darme una ducha, vestirme, tomar desayuno, encender el televisor, revisar mis redes sociales, en fin, todo lo que hace cualquier persona normal, cuando no tiene nada interesante que hacer. No sé muy bien en qué ha cambiado mi vida en estos días. Sigo siendo la misma, pero ahora con un contrato que me une a un hombre que quiero mucho.

Mientras reviso mi Facebook, me doy cuenta de que tengo algunos mensajes de mis amigas preguntando qué tal la he pasado estos días y pidiéndome que nos juntemos durante la tarde. Les respondo diciendo que estaré ocupada y que mejor nos veamos el fin de semana. Sinceramente prefiero aprovechar estos momentos de soledad para analizar mi situación. Debería estar feliz, pero me siento incompleta y sé exactamente por qué.

De pronto veo un mensaje que me hace temblar, mi cuerpo entero se estremece al ver el nombre de Augusto.

Zoe:

Sé que te dije que no iba a ser a última vez y de seguro estás pensando que para mí esto ha sido un simple capricho para mostrar que puedo conseguir lo que quiero. Pero no, aunque también sí. Quiero decir, me gustas, deseaba con todas mis fuerzas estar contigo, pero no es un capricho. Te lo dije una vez, desde que te conocí supe que quería estar contigo. Pero ¿Qué opciones tenía yo siendo menor que tú, menor de edad y además sabiendo que estabas con mi tío?

Parecía que no tenía futuro creer que algún día podría estar contigo. Crecí alimentando fantasías sobre estar contigo y no me da pudor decirlo. Soñaba desnudándote, haciéndote el amor como lo hicimos la primera vez. Pero eso no es todo, imagino mucho más. ¿Sabes todo lo que podríamos hacer juntos?

Lástima que hayas decidido casarte, aunque eso no me detendrá, si te dije que habrían otras veces las van a haber, todas las que ambos queramos. No me importa que estés con él. Sé que tarde o temprano lo dejarás.

Pronto nos veremos, estoy buscando la forma de regresar. Cuando menos lo esperes, estaremos compartiendo una habitación, una cama, un momento de placer.

Te extraño y tengo la certeza de que has pensado en mí en estos días, aunque no lo reconozcas.

Nos vemos pronto.

Augusto.

Leo un par de veces el mensaje de Augusto y siento que el corazón se arranca de su lugar ¿Realmente está pensando en volver? Es una locura, este chico está demente, pero lo peor de todo es que amo cada palabra que escribió en su mensaje, siento que le da a mi vida la emoción que hace tanto no tenía.

Me detengo a reflexionar sobre lo que esto podría provocar en un futuro ¿qué pasaría si Alberto se enterara que le he sido infiel? ¿Qué ocurriría si supiera que es con su sobrino? ¿Qué ocurriría con nosotros? ¿Qué pasaría conmigo? Tengo tantas dudas, la incertidumbre me mata, pero siento que nada es más letal que la rutina, que vivir cada día lo mismo, que morir aceptando lo que es correcto, lo que otros esperan de mí.

Camino por mi habitación, doy vueltas como si en una de ellas pudiera encontrar las respuestas que necesito.

Augusto:

No sé qué me has hecho, pero no dejo de pensar en ti. Mis noches de luna de miel se han vuelto una tortura, cada vez que duermo sueño contigo y despierto con el miedo de haber pronunciado tu nombre en mis sueños.

Es una locura alimentar ideas de volver a estar juntos, debemos alejar los sentimientos y volvernos más racionales, para no causarles daño a las personas que queremos.

Por favor no hagas más difícil eso, que apenas es soportable para mí. Tal vez debemos guardar nuestros momentos como el más lindo de los recuerdos, como un hermoso e intenso sueño que nadie nos hará olvidar. Pero por favor, no cometamos más locuras. Tu tío no se merece esto y ya sabes perfectamente que estoy casada con él.

Lo siento, pero debemos aceptar lo que nos toca a cada uno.

Cuídate, que tengas un bonito día.

Zoe.

Analizo cada una de las palabras que he escrito, sé que no representan lo que estoy sintiendo, pero no tengo otra salida, debo aceptar que esto no puede ser.

Arriésgate por míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora